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Las compañías aéreas son responsables del 2% del total de emisiones a nivel mundial y, dentro del sector del transporte, emiten únicamente el 12%. Aún así, la búsqueda de soluciones con las que reducir el cambio climático y alcanzar las emisiones netas en 2050 forma parte del objetivo de la industria, por lo que muchas compañías ya están en busca de soluciones con las que descarbonizar el sector.

Una de las alternativas más eficientes para conseguirlo es el uso del SAF (Sustainable Aviation Fuel), un tipo de combustible sostenible para la aviación diseñado para reducir las emisiones de CO2. De hecho, la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA) considera el SAF un recurso clave para que las compañías cumplan con sus objetivos de sostenibilidad. 

Para promover el uso de SAF, Cepsa, Iberia, Iberia Express, Vueling y BIOCIRC (Asociación Española de Biocircularidad) han presentado recientemente el informe '¿Cómo hacer de España el líder europeo de SAF? Hoja de ruta para acelerar la descarbonización del transporte aéreo', con 16 medidas económicas, regulatorias y de colaboración público-privada para impulsar la producción y el consumo de los combustibles sostenibles de aviación y así reducir el impacto ambiental del sector aéreo. 

Según el informe, con el uso del SAF se pueden reducir hasta en un 90 % las emisiones de CO2 respecto al consumo de queroseno convencional. Para ser exactos, si se promoviera su uso en nuestro país, se estima que las emisiones de CO2 del sector aéreo en España podrían disminuir en 14 millones de toneladas para el año 2050, lo que impulsaría tanto la transición energética como la economía circular y posicionaría a España a la cabeza europea del uso de este nuevo combustible y del turismo sostenible.

Iberia

Medidas propuestas en el informe 

El desarrollo de una nueva industria para la producción de combustibles sostenibles de aviación (SAF), tal y como se propone en el informe, requiere en España inversiones de más de 22.000 millones de euros para la construcción de instalaciones y la generación de 270.000 puestos de trabajo directos e indirectos. De hecho, la creación de esta industria podría tener un impacto de 13.000 millones de euros en el PIB español únicamente por la construcción de las plantas.

Así, entre las medidas propuestas destaca la necesidad de construir 3 plantas de biocombustible HEFA (un tipo de combustible renovable que se produce a partir de aceites vegetales o grasas animales), 5 plantas de combustible sintético y, al menos, 24 plantas de biocombustibles SAF AtJ (aquel que se produce a partir de partir de residuos del proceso de la fermentación) y Fischer Tropsch (obtenido a partir de materiales como biomasa, residuos o incluso gases). 

Teniendo en cuenta que el precio del SAF es entre tres y cinco veces superior al queroseno de origen fósil, en el informe se propone establecer un marco regulatorio que brinde seguridad a los agentes involucrados, permitiéndoles invertir con confianza en esta industria emergente. Así, la propuesta elaborada por las empresas se centra en la necesidad de asumir de forma conjunta las inversiones necesarias y el incremento de costes para que el uso de este combustible sea una solución viable a corto plazo.

Además, en la hoja de ruta presentada se recomienda crear un fondo anual de más de 300 millones de euros para financiar el desarrollo de plantas de producción e incentivar su consumo. Para ello, una solución sería utilizar los ingresos obtenidos por el Estado. Si no se aplican estas medidas propuestas, según el informe, la incorporación de SAF en España supondrá un sobrecoste para el sector de la aviación y los consumidores finales.

Por otro lado, la propuesta también hace hincapié en la importancia de coordinar acuerdos entre los distintos agentes que conforman la cadena de valor, incluyendo a las administraciones públicas. De esta manera, se podrán agilizar los permisos y autorizaciones y el desarrollo de infraestructuras aeroportuarias. Junto a estas medidas, se incluyen otras económicas, fiscales, regulatorias y transversales que favorecen el impulso en toda la cadena de valor. 

 “No debemos dejar pasar esta gran oportunidad de país. Hacemos un llamamiento al Gobierno central y al resto de administraciones públicas, para unir fuerzas en una estrategia nacional de SAF. Creemos que es el momento para que el Gobierno ponga en marcha una buena política de incentivos igual que ya hizo exitosamente con el hidrógeno verde. Estamos ante la ocasión perfecta para impulsar la reindustrialización de España, crear empleo y riqueza y descarbonizar un sector tan difícil como la aviación”, destacó Marco Sansavini, presidente de Iberia.

Así, los nuevos combustibles renovables como el SAF juegan un papel clave para alcanzar los objetivos recogidos en el paquete de medidas ‘Objetivo 55’, lanzado por la Comisión Europea para reducir en un 55 % los gases de efecto invernadero en 2030 (respecto al año 1990) y lograr la neutralidad climática en 2050.