La parálisis cerebral es la causa más común de discapacidad motora en niños, con una incidencia global de 2 a 2,5 casos por 1.000 nacidos. Entre el 50% y el 90% de los pacientes con esta condición presentan problemas visuales, con una tasa que supera las detectadas en niños neurológicamente normales.
Desde 1987 se han llevado a cabo estudios de análisis visual mediante diferentes estrategias y dispositivos que realizan grabaciones del sistema ocular. Muchas de estas técnicas tienen la desventaja de que dependen de equipos costosos y que no son todo lo preciso que se desearía.
La terapeuta ocupacional Jully Pauline González Huerta, magíster en Ingeniería Biomédica de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), propone una nueva metodología, basada en un análisis cuantitativo del movimiento ocular, que podría diagnosticar el cuadro clínico de estos pacientes y aplicarles un tratamiento personalizado.
Con la aplicación de un análisis estadístico a cada resultado, se ha evidenciado que en los niños con parálisis cerebral habría una pérdida de control oculomotor, ya que los patrones oculares (movimientos de los ojos) mostraron diferentes trayectorias en comparación con los de los niños sin esta condición.
"Los resultados nos permitieron ver las diferencias durante el seguimiento visual, mostrando que se puede aplicar en el campo de la rehabilitación y cuantificar la evolución de los pacientes durante el tratamiento terapéutico”, asegura la investigadora.
Pruebas de validación
Antes de validar el método, el equipo de González Huerta lo probó en cuatro casos de niños de cuatro, seis y nueve años, en los que clasificamos sus alteraciones de 1 a 5 (1 quienes no tenían alteraciones motoras y 5 el que más tenía limitaciones y es más dependiente). "A través de una entrevista y una evaluación neuromotora analizamos el diagnóstico de cada uno de ellos para conocer el tipo de alteración y unos tests complementarios”, detalla.
Durante la aplicación del método se capturó un vídeo de los ojos de los niños. Para ello se usó la imagen de una carita feliz sobre un fondo negro que se movía de izquierda a derecha a una velocidad constante, y así ver la fijación y coordinación del paciente. En otra de las tareas, el dibujo aparecía y desaparecía en los mismos puntos para evaluar el movimiento rápido de los ojos.
A continuación, se hizo un preprocesamiento de las imágenes para extraer algunas características importantes. Por último, se hizo un análisis estadístico que permitió calcular una aproximación del campo del movimiento. Esta metodología fue validada con 42 pacientes (26 niños con parálisis cerebral y 16 niños-control entre los 2 y 13 años), seleccionados con el apoyo de un IPS (Instituto Prestador de Salud), que es como se conocen en Colombia a los centros de salud privados.
“Aunque el modelo planteado es más amplio y requiere más análisis, es bastante económico y puede ser una herramienta aplicable en el entorno clínico, ya que no todos los centros tienen equipos para terapias ocupacionales. Es bastante sencillo, robusto en los resultados y en la caracterización de diferencias que permitan indicar que, efectivamente, se trata de un paciente con parálisis cerebral”, subraya la terapeuta.