Miami Spice se ha convertido en una de las citas más esperadas de Miami. Durante un mes algunos de los restaurantes más conocidos de la ciudad y, en muchos casos de los más caros, se unen a esta iniciativa con el objetivo de dar a conocer sus platos destacados a un precio fijo.
Normalmente, está formado por tres entrantes a elegir, tres platos para escoger uno y un postre por entre los 24 dólares y los 50 dólares (alrededor de 24,77 y 25,77 euros). En el caso de la versión nocturna, el montante fijo es más alto, pero siempre menor que si se suman por separado, pidiendo a la carta, la misma combinación.
Muchos de los restaurantes participantes saben que van a perder dinero con esta acción, sin embargo, les compensa por el flujo de clientes potenciales a los que quieren convertir en recurrentes y también por cómo se potencia su marca.
Ahorro de hasta 70.000 dólares al año
SpotOn, a través de la tecnología, ayuda a ensalzar la experiencia de los comensales, tanto con la contabilidad, como con los pagos y la gestión del personal.
Según sus creadores sirve también para hacer que las mesas tenga un flujo mejor de clientela. Es preciso destacar que en Estados Unidos la costumbre de la sobremesa es inexistente y suele ser habitual que los camareros inviten a irse tras terminar el último plato.
Kevin Bryla, responsable de marketing de SpotOn, explica cómo ayudan a los participantes en la iniciativa: "Los números no mienten, al añadir nuestra tecnología y sus aparatos de mano, los restaurantes mejoran, de media consiguen servir cinco mesas más cada día, con una cuenta media de 40 dólares". "Una cifra que, si se suma todo el año, puede llega a ser de 70.000 dólares anuales, todo esto sin ningún coste adicional de contratación de personal adicional", afirma.
Bryla se vuelca con esta cita, Miami Spice, por su calidad, pero también por la inclusividad: "Permite que muchos que no irán nunca a ciertos sitios, lo podamos probar en todo su esplendor".
Y, de paso, comparte algunos consejos para la hostelería: "Hay que dar incentivos para que los clientes vuelvan". "Un menú cerrado, con un precio fijo, muchas veces no sale rentable, pero la idea es que forme parte de una estrategia de captación y fidelización, después volverán para probar otras opciones y traerán más personas, esto sí consigue que los ingresos sean notables y en muchas ocasiones recurrentes", añade.
En esta misma línea, y ahí ya sí tiene un papel relevante la tecnología, propone incentivar los programa de fidelización: "Con este sistema salimos ganando todos, tanto el restaurante, que consigue los datos de los clientes, como los clientes que obtienen recompensas y se sienten apreciados".
La hostelería en un mundo post COVID
La pandemia fue para la industria hostelera un golpe económico y, al mismo tiempo, una llamada a la modernización, a la búsqueda de nuevas soluciones. En este contexto, las entregas a domicilio, con recursos propios o a través de plataformas de terceros, han sido clave, así como la gestión de reservas y lista de espera. Una vez atenuada la emergencia, los restaurantes se replantean qué tecnologías mantener y cuáles ya no tienen sentido.
"No se trata de tomar una decisión drástica, sino de entender qué es lo que proporciona una operación más eficiente, recortando costes y elevando los ingresos, además de adoptar aquello que hace cada restaurante único y especial", subraya Bryla.
El mercado laboral también se ha visto afectado por esta disrupción. "En muchos restaurantes vemos cómo hay menos personal, cierto, pero también vemos que hay más orden para asignar mesas, cómo los códigos QR se han convertido en una fórmula habitual para ofrecer el menu, por lo que hace falta menos material y personal".
"Y también, cómo con SpotOn la gestión de turnos y la previsión de demanda de empleados se prevé con más acierto, incluso la forma en que se reparten las propinas se gestiona mejor", concluye.