De cómo sectores como el aceite de oliva necesitan cada vez más avances tecnológicos para mejorar la producción y de cómo esta circunstancia contribuye o por el contrario es un lastre para fijar población en núcleos rurales se han ocupado muchas investigaciones.
Una de las últimas es la que han presentado Intercoop Consultoría y Juan Vilar Consultores Estratégicos y que está dirigida por la catedrática de Organización de Empresas de la Universidad de Jaén (UJA), María Jesús Hernández, y el consultor jienense Juan Vilar. Su conclusión es clara: a más innovación en el sector, mayor posibilidad de fijar población.
Este estudio, según explica el consultor, parte de la base de que la búsqueda de rentabilidad en el sector oleícola "ha determinado que, en base a la innovación y el desarrollo, se hayan ido modernizando las plantaciones de olivar tradicionales mecanizables".
Asimismo, "se han intensificando las plantaciones o incluso se han transformado en plantaciones de olivar moderno para reducir los costes de cultivo, especialmente los de recolección, que suponen hasta el 45% del total". Es más, se trata de obtener beneficios superiores por el producto final vía "diferenciación en las plantaciones convencionales de olivar tradicional no mecanizable, transformándose en olivar ecológico, biodinámico, bioregenerativo, ético, heroico, emotivo, etc.".
En el día a día del sector en Andalucía encontramos ejemplos que demuestran esta tesis. Uno de ellos pone en valor esa diferenciación de la que habla Vilar.
Crear nuevas variedades
Así, el Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera de Andalucía (Ifapa) ha presentado en la Oficina Comunitaria de Variedades Vegetales tres nuevas variedades de olivo especialmente recomendables en áreas con alto riesgo de verticilosis (una enfermedad causada por un determinado hongo en centenares de especies vegetales), ya que presentan una mayor resistencia a esta enfermedad.
En concreto, según Ifapa, uno de estos nuevos tipos de olivo procede de la variedad Koroneiki y los otros dos son el resultado del cruce entre Frantoio y Arbosana.
Además, estos árboles obtenidos gracias al trabajo de los profesionales de este organismo dependiente de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible poseen otras características agronómicas interesantes para la obtención de aceite de oliva como, por ejemplo, una alta productividad y un elevado rendimiento graso.
Para la obtención de las nuevas variedades, según revela Ifapa, ha sido necesario cumplir con un complejo procedimiento iniciado con el cruce de las variedades iniciales (parentales) y que, tras la selección y registro final de los nuevos tipos de olivo, debe completarse con una serie de pruebas dirigidas a comprobar la eficacia en el campo.
Para poder analizar el comportamiento de los nuevos materiales ante la enfermedad, los técnicos del Ifapa realizarán ensayos de inoculación en condiciones controladas, análisis en microparcelas inoculadas artificialmente y pruebas de campo en condiciones naturales.
Este descubrimiento se enmarca en el proyecto 'Inmegeo', centrado en la mejora genética del olivo y que se dirige desde las instalaciones del centro Alameda del Obispo (Córdoba). Esta iniciativa de investigación e innovación cuenta con la cofinanciación del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder).
En resumen, se trata de proyectos de innovación aplicada a la agricultura y, más concretamente al sector del olivo. Un sector que genera entre 16 y 18 millones de jornales anuales, de los cuales el 45% corresponde a la recolección, según el estudio de Intercoop Consultoría y Juan Vilar Consultores Estratégicos.
Mano de obra cualificada
Desarrollada en la III Edición del Máster en Administración y Dirección de Empresas Oleícolas de la Escuela de Negocios Agroalimentarios (ESNEA), esta investigación incide en que "se tiene la creencia de que el olivar moderno elimina mano de obra, siendo sustituidas las personas por máquinas, y dando lugar a un menor empleo en el sector oleícola".
Pero "realmente no ocurre así; lo que se genera es un empleo más profesionalizado y mejor remunerado, pues el manejo del olivar moderno, y el diferenciado, requieren de un mayor conocimiento en su manejo".
¿Y qué ventajas genera esto? Pues bien, la investigación resalta que el empleo generado por el olivar moderno no es estacional, al contrario de lo que ocurre en el olivar tradicional, que genera la mayor parte de mano de obra durante la campaña de recolección de aceituna. El empleo generado por el olivar moderno y diferenciado, se reparte a lo largo de todo el año.
Además de eliminar la estacionalidad del empleo -explica Vilar- hace que el mismo sea homogéneo en el tiempo. Y eso, en última instancia, contribuye a fijar población.
De hecho, una de las conclusiones más destacadas del estudio es que, en realidad, la generación de renta neta es la circunstancia que en mayor medida fija población rural, siendo esta más alta en olivares modernos, olivar tradicional mecanible de regadío, y en olivar ecológico y resto de categorías diferenciadoras.
En resumen, cuanto menor valor añadido genera un olivar, más bajo es el rango de población que emplea, y por tanto más bajo el rango de población que fija a los núcleos rurales.