"Algunos autores ya están avisando de que en el año 2035 vamos a necesitar más fósforo del que podremos conseguir de forma natural". Teniendo en cuenta que el fósforo es clave en los alimentos que consumimos o en la agricultura que desarrollamos, esta afirmación se convierte en preocupante.
Las palabras textuales son de Inmaculada de Vicente, investigadora de la Universidad de Granada, que añade: "Cada vez hay más población, por lo que cada vez necesitamos más alimentos y, en consecuencia, más fósforo y eso provoca que las minas de donde extraemos este recurso sean cada vez menos prolíficas".
En este sentido, ya hay muchos grupos de investigación en el mundo que llevan años intentando reciclar el fósforo, extraerlo de entornos donde hayan ido a parar tras su primer uso y reutilizarlo.
Según explica De Vicente, la mayoría de proyectos están enfocados a la extracción de este elemento de las aguas fecales "pero creo que nosotros somos los primeros que lo hemos recuperado de ecosistemas acuáticos como lagunas o humedales".
Ese "nosotros" se refiere al equipo de investigadores de la Universidad de Granada (UGR) y del Instituto de Formación Agraria y Pesquera de Andalucía (IFAPA), que han trabajado de la mano en el desarrollo de una técnica que, tras esa recuperación, ha logrado conseguir abono líquido para diferentes especies de plantas como el melón, el pepino y la albahaca.
Conviene destacar, tal y como explica la propia investigadora, que muchos de los abonos que se utilizan actualmente utilizan fósforo pero natural, no reutilizado. "Si consiguiéramos empezar a sustituir ese fósforo por fósforo reutilizado...", concede De Vicente.
Es en ese sueño en el que se está trabajando desde la universidad granadina, si bien en esta primera fase aún no se han podido comparar los resultados iniciales con los de un abono de los existentes en el mercado.
Adsorbentes acuáticos
En esta primera fase, este equipo ha utilizado en ecosistemas acuáticos unos adsorbentes magnéticos que funcionan a modo de imán, donde se quedan adheridos nutrientes inorgánicos, entre ellos el fósforo.
En este punto, conviene destacar que esta simple acción de recuperación de nutrientes, ya está cumpliendo con un objetivo medioambiental interesante, puesto que limpia esos entornos hídricos eutrofizados (es decir, con acumulación de nutrientes inorgánicos provenientes esencialmente de la acción humana).
Esta técnica ha sido perfeccionada para retirar la mayor cantidad de fósforo posible con un trabajo previo de aproximadamente una década de investigación científica en las lagunas de la Albufera de Adra (Almería).
"Sin ninguna duda, la principal ventaja de su uso es que el adsorbente junto con el fósforo pueden ser recuperados del medio reduciéndose, por tanto, notablemente el coste económico y los posibles efectos tóxicos sobre los organismos acuáticos", explica De Vicente.
Una vez recuperado el fósforo, el proyecto se traslada a los invernaderos del IFAPA Camino de Purchil, en Granada.
Allí es donde se ha comprobado que parámetros como la altura de las plantas o el peso de sus tallos y raíces fueron más elevados cuando fueron regadas con algunos de los tres tratamientos enriquecidos con fósforo reutilizado.
En una laguna
En los tres aplicados, se incorporó este elemento extraído de la laguna Honda de la Albufera de Adra.
Según ha expuesto este grupo de investigación en el artículo titulado 'Assessing the viability of recovered phosphorus from eutrophicated aquatic ecosystems as a liquid fertilizer' publicado en la revista Journal of Environmental Management, se ha combinado el fósforo con macroelementos químicos como son potasio, calcio o nitrógeno, y microelementos como hierro, manganeso o zinc.
Tomando como base al aplicación de riego con agua sin tratar, el experimento consistía a realizar tres aportaciones diferentes y compararlas entre ellas: una solo con agua enriquecida con el fósforo reutilizado; otra con agua enriquecida con el fósforo reutilizado y micronutrientes; y una última con agua enriquecida con el fósforo reutilizado, micronutrientes y macronutrientes.
"Observamos que las plantas, que se seleccionan también por su evidente alto valor económico, responden bien a estas soluciones nutritivas, en comparación con cuando solo se las riega con agua", explica Inmaculada de Vicente.
En concreto, se dispusieron de un total de 264 maceteros (88 para cada especie). Se midieron durante 31 días en el IFAPA Camino de Purchil la evolución de las plantas y "los resultados de este experimento mostraron que la solución neutralizada que contiene el fósforo recuperado se puede utilizar como fertilizante líquido ya que todas las variables respuesta medidas en las plantas (altura, biomasa, y concentración de fósforo) se incrementaron significativamente", resume la investigadora.
El tratamiento que mejor funciona es el que está basado en la combinación de micro y macronutrientes. "Es obvio pero en cualquier caso este estudio ha demostrado la conveniencia de utilizar el fósforo recuperado como fertilizante líquido y poder así convertir un problema en una solución", concluye.
Según explica la investigadora de la Universidad de Granada, el proyecto no debe pararse aquí. Uno de los siguientes pasos, además de intentar comparar estos resultados con la aplicación de abonos comerciales que usan fósforo natural, podría ser ver si la aplicación de los tratamientos enriquecidos con fósforo reutilizado ofrecen también mejoras en el propio fruto.
De momento, solo se están aplicando los tratamientos al desarrollo de la planta y por tanto aún no se puede medir si la repercusión en el fruto final también serán positivos.
Este trabajo ha sido financiado por el actual Ministerio de Ciencia e Innovación, a través del proyecto de investigación titulado 'Restauración de ecosistemas acuáticos mediante nanopartículas magnéticas: efectos ecotoxicológicos y recuperación del fósforo como fertilizante’'.