La evolución y desarrollo de los asistentes virtuales parece estar llegando a un punto de no retorno. D+I ha venido contando cómo los agentes disruptivos están empeñados en crear robots que hagan más fácil la vida a nuestros mayores.
Ahí está Misty, el proyecto de Barcelona; o Giraff-X, la idea nacida en Extremadura. Ahora llega Conchi, de nombre mucho más común, pero con capacidades que podrían revolucionar ya no solo el mundo de las inteligencias artificiales sino también el mundo de la salud.
Conchi es asturiana y, a diferencia de sus primos de otras regiones, de momento no se mueve. A día de hoy 'solo' es un asistente virtual, al estilo a los altavoces inteligentes que ya existen en el mercado (Siri, Alexa...).
Su revolución es que podría ayudar a detectar problemas y alertar sobre el estado cognitivo de las personas mayores que viven solas. La prevención del Alzhéimer, la pérdida de capacidades generales o la demencia, tendrían su primera voz de alarma de la mano de Conchi.
Esta idea, premiada en el UniOvi Innovation Skills, ha surgido del trabajo de un grupo de nueve estudiantes de Ingeniería de Tecnologías Industriales de la Universidad de Oviedo, y responde a un reto planteado por la empresa Izertis.
Alba González Fernández, una de las alumnas que integra ese grupo, explica cómo funciona.
"Conchi realizaría preguntas día a día a las personas mayores que viven solas, o que tienen alguna dependencia", dice. Y añade que "son preguntas sobre cómo están, si han recibido visitas, si han salido a la calle, etcétera".
Así funcionaría
El dispositivo inteligente recogería las respuestas recibidas, y con ellas, realizaría una evaluación sobre el estado del usuario. "Podría avisar al médico o a la familia en el caso de que detecte algo reseñable", añade González. Esa evaluación es lo que representaría la mayor novedad.
Además, la alumna de Ingeniería de Tecnologías Industriales explica que "podrían implementarse también juegos mentales que ayuden a mantener un buen estado cognitivo y, al igual que ocurre con las respuestas, registrar los resultados de los juegos para detectar si se produce un deterioro". Esta era una de las aplicaciones que, por ejemplo, sí tenía el proyecto barcelonés.
El grupo de estudiantes no ha pensado aún en si se va a comercializar su idea o no, pero señalan que "solo con participar, pensar en cómo desarrollar la idea, su precio, cómo lanzarla al mercado, ha sido una experiencia muy positiva".
Admiten que todo ello "nos da una perspectiva muy práctica de todo lo que estamos estudiando", explica Alba González. Junto a ella, formaban el equipo Ana García Fernández, Ana Álvarez López, Ane Jaureguizar López, Carlota Palacios Fernández, Elena Iturrate Basarán, Mariana Echevarría Rodríguez, María Ferrero Medina, Jaime Rodríguez Gallego.
UniOvi Innovation Skills es una plataforma de networking y generación de ideas entre empresa, universidad y talento universitario. Con este proyecto, los alumnos recibían retos reales propuestos por las empresas participantes y tenían como objetivo final contribuir a compartir conocimiento, mejorar la competitividad empresarial y generar innovación.
El proyecto, financiado por Gijón Impulsa y organizado por la Fundación Universidad de Oviedo contó en esta edición con un total de ocho retos planteados por el mismo número de empresas, de los que los alumnos escogieron cinco, y con seis grupos de estudiantes participantes, en un total de 57 alumnos.
Otros retos planteados en el concurso
Además del reto ganador, planteado por la empresa Izertis, se presentaron otras ideas.
Uno de ellos era el Reto EDP: Peer to Peer Trading, Transactive Energy y Blockchain. Este reto, planteado por la empresa EDP, pretendía buscar una solución que aprovechase la flexibilidad de las pequeñas fuentes energéticas dentro de las instalaciones de los clientes, así como recursos que aliviasen congestiones en la red de distribución.
Dos grupos de alumnos escogieron este reto, pertenecientes a las titulaciones de Comercio y Marketing, Ingeniería Mecánica, Ingeniería Informática en Tecnologías de la Información, Ingeniería Electrónica Industrial y Automática e Ingeniería de Tecnologías Industriales.
Por otro lado, el reto Guppy proponía diseñar un nuevo servicio en la plataforma de movilidad sostenible. El servicio debía conectar a clientes con conductores y proveedores de los servicios de movilidad.
Participaron en la resolución de este reto un equipo de 11 estudiantes de las titulaciones de Ingeniería de Tecnologías Industriales, Biotecnología, Ingeniería Informática, Derecho y Administración y Dirección de Empresas, Administración y Dirección de Empresas Bilingüe y Comercio y Marketing.
Otro de los retos estaba promovido por Triditive y consistió en la revalorización de residuos de la elaboración de sidra para impresión 3D. En este reto trabajó un equipo formado por 10 estudiantes del Grado en Ingeniería de Tecnologías Industriales, Máster Erasmus Mundus en Transporte Sostenible y Sistemas de Potencia Eléctrica y Ciencias Empresariales.
El equipo debía analizar y proponer innovaciones sobre cómo se podrían revalorizar los residuos producidos en la elaboración de la sidra para su aprovechamiento en la impresión en 3D.
El último reto, el de Neoalgae, se denominaba Imagine Marketing. En este reto trabajó un equipo formado por 10 estudiantes que cursan estudios de Ciencias Empresariales. El reto consistía en diseñar una campaña de marketing basada en métodos de comunicación innovadores para el lanzamiento de una nueva línea de cosmética natural certificada.