El Centro Tecnológico de Componentes de Cantabria (CTC) recibe todo tipo de elogios estos días en su vigésimo aniversario. El presidente Miguel Ángel Revilla, tan dado a ensalzar todo lo bueno de su tierra, se ha esforzado en calificar este centro como una "joya". El problema, en realidad y, tal y como él mismo ha reconocido, es que a nivel nacional son otras "joyas" las que se llevan los principales titulares. Pero no: la región cántabra no solo vive de anchoas.
Y no hace falta que sea el máximo responsable político de la región el que regale los oídos a los investigadores del CTC. Son ellos mismos los que, con su labor, plasmada en un balance de actuaciones desde el año 2000, demuestran que los calificativos no son exagerados.
Ahí van algunos ejemplos: en la última década, el CTC ha participado en más de 300 proyectos con 130 clientes distintos y ha facturado más de 10 millones de euros; en estos momentos se encuentra inmerso en la ejecución de más de 40 proyectos de transferencia tecnológica, casi la mitad de carácter regional y el 23% de carácter europeo, que movilizan cerca de 56 millones de euros de inversión; es uno de los cinco centros tecnológicos que participa en el Programa Estratégico Miraged, una iniciativa nacional que permitirá al centro convertirse en referencia europea en el desarrollo de conocimiento sobre gemelos digitales para estructuras y componentes mecánicos; y cuenta con una plantilla de 30 trabajadores, de los cuales el 97% son titulados universitarios y el 18% doctores, con una media de edad de 35 años.
Y ahí van otros: ha multiplicado por diez el porcentaje de proyectos europeos ejecutados; ha trabajado con los principales representantes del tejido productivo de Cantabria; ha duplicado la cifra de facturación en I+D+i en los últimos tres años; y se ha situado, en definitiva, a la vanguardia nacional en el desarrollo de conocimiento sobre gemelos digitales para estructuras y componentes mecánicos.
Al tratarse de una fundación privada sin ánimo de lucro, CTC se financia gracias un equilibrio entre los proyectos públicos de concurrencia competitiva (Unión Europea, España y Cantabria), los proyectos bajo contrato con empresas privadas y aportaciones públicas directas.
La colaboración pública
Y es en este capítulo de las aportaciones directas de la administración donde el presidente Revilla debe ir más allá de los elogios, según el CTC. "Equipararnos con el resto de entidades del país nos permitirá continuar a la vanguardia de proyectos europeos y también profundizar en áreas de conocimiento que demandan las empresas", resaltó la directora general del centro, Beatriz Sancristóbal. "Estamos convencidos de que mejorando la financiación pública podemos saltar de división y convertirnos en un elemento aún más estratégico para la región", sentenció.
Ha recogido el guante Revilla. En una visita reciente ofreció al CTC su regalo de cumpleaños. El máximo dirigente cántabro se comprometió a estudiar la posibilidad de incrementar la aportación pública al centro tecnológico CTC para impulsar su posicionamiento tecnológico a nivel nacional y europeo.
Animó al tejido industrial cántabro a servirse de esta "pequeña joya" que tiene la Comunidad Autónoma para encontrar soluciones de I+D que contribuyan a mejorar su competitividad.
"Probablemente tengamos que incrementar las aportaciones del gobierno a través de Sodercan (la Sociedad para el Desarrollo de Cantabria), porque aquí está el futuro", remarcó.
Se refirió al CTC como un "centro imprescindible para la industria de Cantabria", aunque "quizás poco conocido por los ciudadanos" y destacó la pregresión en las últimas dos décadas de este centro que "crea tecnología y ciencia" para las empresas, fundamentalmente pymes.
Los proyectos más destacados
Este viaje a las interioridades del CTC nos obliga prácticamente a toparnos con algunos de los proyectos de referencia en los que se está trabajando.
Entre los programas autonómicos, destaca el desarrollo de una resina para la planta de SEG Automotive de Treto (Bárcena de Cicero) que mejora la resistencia de las piezas metálicas a la corrosión galvánica y permitirá a la empresa fabricar un nuevo alternador híbrido de impulso y recuperación. También colabora con Ferroluz en un proyecto innovador basado en nanotecnología para desarrollar pinturas con diferentes funcionalidades hidrofóbicas y anticorrosivas.
A la cabeza de las iniciativas europeas se encuentra MooringSense, el proyecto más importante de cuantos ha liderado el CTC hasta la fecha, con 4,2 millones de euros de inversión, que pretende diseñar un sistema innovador para la gestión de la integridad estructural de los sistemas de fondeo de los aerogenadores marinos flotantes.
Otro de los trabajos importantes de ámbito continental es el GreenPatrol, que lleva aparejada una inversión de 2,4 millones de euros para desarrollar una solución robótica que optimice el control integrado de plagas en invernaderos de forma autónoma.