El ex presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero dio muestras durante el inicio de su mandato de su voluntad de intentar descentralizar determinadas políticas. Un ejemplo: su deseo de que su ciudad natal, León, se convirtiera en referencia contra la ciberseguridad, como así ha acabado siendo.
Otro de sus sueños no ha tenido una progresión tan notable: convertir a Soria -otra de las provincias de su región- en referencia en la innovación de la industria alimentaria.
En cualquier caso, este y otros proyectos evidenciaron que aquel gobierno socialista tenía muy claro que la provincia soriana necesitaba una reactivación. Zapatero presentó el PAES (Plan de Actuación Específico para Soria) en 2005 como un documento de referencia con nuevos proyectos, sobre todo en infraestructuras, que iban a conectar la provincia de una manera global. Es en ese documento donde estaba contemplado el Centro para la Calidad de los Alimentos (CCA).
"El objetivo era contar con una plantilla de 30 investigadores de forma continua para que este centro fuera una referencia nacional", recuerda David Hernández, investigador y colaborador de la plataforma Soria ¡Ya Fuentes de la Subdelegación de Gobierno aclaran: "Se habló de 30 como se podría haber hablado de 40 o de 50... Lo que está claro es que las perspectivas eran muy ilusionantes".
Año 2008. Llega la inauguración del centro. La plantilla de investigadores estaba formada por cinco miembros. Y ahí va un spoiler: es la cifra máxima de investigadores que ha tenido este servicio. Ahí va otro: actualmente no tiene ninguno, si bien ya se ha adjudicado una plaza definitiva -a falta de que tome posesión-.
Proyectos interesantes
Haciendo balance, precisamente el hecho de que el centro haya tenido, al menos, un mínimo de investigadores ha posibilitado que se desarrollen proyectos interesantes durante esta última década.
En este sentido, a través de diversos proyectos, el Centro para la Calidad de los Alimentos ha dirigido sus líneas de investigación hacia la caracterización nutricional y funcional de distintos alimentos, fundamentalmente leguminosas y hongos, y la evaluación de los efectos biológicos producidos por estos compuestos en distintos modelos celulares.
Ha desarrollado diferentes líneas relacionadas con las propiedades organolépticas, nutricionales y funcionales de alimentos. A partir de finales del 2013, y fruto de un convenio de colaboración entre el INIA -organismo estatal del que forma parte- y las interprofesionales españolas de la cadena de producción porcina (INTERPORC y ASICI), se inició una nueva línea de investigación sobre la caracterización de la contaminación de Listeria monocytogenes a lo largo de la cadena de producción en la industria cárnica.
Además de todos estos logros, el CCA ha pretendido realizar una labor de apoyo a las industrias del sector agroalimentario locales, tratando de ofrecer soluciones a problemas tecnológicos que garanticen la calidad y seguridad alimentaria, y servicios para el análisis de alimentos, la evaluación de sus propiedades, y asesoramiento y colaboración en el desarrollo de nuevos productos, mediante convenios o contratos con empresas.
Otra cosa es que lo haya acabado de conseguir. Explica la razón el colaborador de la plataforma Soria ¡Ya!: "La mayor estabilidad se ha dado con las últimas cuatro investigadoras adscritas al centro pero éstas tenían contratos por obra y servicio respecto a dos proyectos concretos, lo cual les impedía tener estudiantes a su cargo o trabajar en otros proyectos de investigación con empresas, etc.".
Mucho potencial y ¿pocos recursos?
Dicho con otras palabras. El CCA tenía mucho potencial -incluso con algunos éxitos puntuales- pero carecía de recursos como para crecer al nivel soñado en 2005.
¿Dónde estaba el problema? Desde la plataforma insisten en que ha faltado apoyo por parte de los diferentes gobiernos centrales para incrementar estos recursos. Y desde la actual Subdelegación responden que "no es tan fácil".
Fuentes de la subdelegación soriana ofrecen un dato demoledor. "Se jubiló el director del centro y hemos convocado el concurso para remplazarlo cinco veces. La plaza ha quedado desierta las cinco veces". Es el argumento que les sirve para destacar que "no se nos puede acusar de que no estamos haciendo esfuerzos".
Es la pescadilla que se muerde la cola y que habita en la España vaciada. Unos dicen: "Aquí no quiere venir nadie". Otros argumentan: "Aquí se vive muy bien, mejor calidad de vida, más tranquilidad para investigar... pero ¿quién va a querer venir si no creamos el clima socioeconómico necesario?". Es imposible encontrar una respuesta a ninguna de las dos preguntas.
"Si hubiera una mayor actividad investigadora se estaría abriendo la posibilidad de que jóvenes que acaban el instituto y se marchan a estudiar a Madrid o a Barcelona, pudieran contemplar la posibilidad de volver para realizar parte de su labor investigadora, con lo que evidentemente se fijaría población", remacha Hernández.
En definitiva, ante una situación que "es la que es" solo queda apelar al optimismo. Ambas partes lo hacen aunque sea con una intensidad diferente.
Para el Gobierno y para Soria ¡Ya! es una gran noticia que por fin se haya adjudicado una plaza fija a una investigadora. Eso sí, hay matices. La plataforma explica que "al menos esta nueva plaza fija permitirá traer un equipo, con estudiantes, más investigadores, etc. y crear varios proyectos a la vez".
El ejemplo del CEDER
Y además, podrá colaborar con empresas, aquella aspiración inicial no siempre cumplida. "Tenemos constancia de que en los últimos tiempos ha habido interés tanto por parte de empresas de Soria como por parte de empresas de fuera que no se ha podido materializar porque las investigadoras estaban adscritas a dos proyectos concretos", indica la plataforma.
El optimismo de la Subdelegación de Gobierno se fundamenta en lo sucedido con el Centro de Energías Renovables (CEDER) soriano. "Hace 15 años la situación era similar a la que nos encontramos ahora en el CCA y ahora cuenta con 60 trabajadores y es un referente", indican.
Para que el Centro para la Calidad de los Alimentos siga ese camino, no obstante, debe ir paso a paso.
En primer lugar, hay que alejar los fantasmas de un cierre definitivo, algo que planeó en el ambiente a mediados de diciembre cuando acabó el contrato de las cuatro investigadoras. "¿Cómo vamos a cerrar el centro si hemos adjudicado una plaza fija?", recuerdan desde el Gobierno central.
Pero tal vez la clave de su posible despegue esté en un movimiento estratégico a nivel estatal. Cabe recordar que tanto el Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA) -del que depende el CCA-, como el Instituto Español de Oceanografía (IEO) y el Instituto Geológico y Minero de España (IGME) pasarán a ser Centros Nacionales bajo el paraguas de la Agencia Estatal Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
"Eso esperemos que mejore las capacidades de contratación y agilización de procesos", indican desde la Subdelegación y, utilizando otras palabras, desde la plataforma.
A lo anterior habría que sumar, según sugiere la plataforma, una estrategia propia basada en "centrar el tiro" con respecto a lo que queremos que sea el CCA "para contar con un valor añadido que haga que el talento nos elija sobre otros centros similares".