Cada año generamos 58 millones de toneladas de plásticos, pero solo se recicla el 30% de ellas. Y el principal problema es que este tipo de residuos tarda casi cinco siglos en descomponerse. ¿Cómo frenar esta tragedia medioambiental? La UE ha puesto una fecha límite para obligar al sector a trabajar en alternativas: en 2030 todos los envases de plástico deben ser reutilizables, reciclables o compostables, una deadline que se anticipa a 2021 para los plásticos de un solo uso.
Con estas fechas en el punto de mira, son muchos los investigadores que están creando nuevos materiales capaces de sustituir al plástico tradicional en sus propiedades, pero que sean biodegradables. La startup española ADBioplastics ya está desarrollando uno de ellos, PLA Premium, enfocado al sector de alimentación en una primera fase, y al cosmético y farmacéutico en una posterior.
Esta spin off del centro tecnológico Itene es la encargada de desarrollar y llevar a escala industrial una de las patentes internaciones de este instituto. Se trata de un material aditivo para fortalecer el polímero PLA con el fin de que puedan sustituirse los envases que actualmente encontramos en los lineales de nuestros supermercados: desde bandejas para guardar carne, verdura o fruta hasta las tradicionales botellas de bebidas.
“Nuestro biopolímero está hecho a raíz de caña de azúcar, maíz o remolacha, por lo que es biodegrable y compostable”, explica a INNOVADORES, José Manuel Suárez, CEO en ADBioplastics. Es cierto, reconoce, que fabricar envases con este material es más caro, pero el consumidor final podría percibirlo solo con uno o dos céntimos en el precio, por ejemplo, de un yogur.
Así, los envases que se fabrican con PLA Premium en un máximo de seis meses se convierten en CO2, abono y agua tras su paso por una planta de compostaje. “Son ‘bio al cuadrado’, es decir que son ‘bio’ de origen al ser un producto de origen vegetal, pero también son biodegradables”, señala el CEO de esta startup, que insiste en que, además, no pierde propiedades respecto a su competidor contaminante.
Por ejemplo, respecto a polímeros procedentes del polietileno (PET), los envases que se realizan con este nuevo material son más transparentes, más rígidos, más resistentes al impacto y, además, también actúan como barrera para la humedad y el oxígeno.
Son productos cien por cien vegetales, pero en ningún caso, matiza Suaréz, se quita parte de tierra destinada al cultivo para generar un nuevo tipo de plástico, aunque este sea biodegradable. “Las previsiones son que se destine un 0,02% de la tierra arable para generar este nuevo material”, incide Suárez.
“El centro de España es un ejemplo de tierra arable que hoy no tiene ningún cultivo económicamente viable, por lo que esta nueva actividad podría llevar una prosperidad a parte del campo que hoy está en fase de despoblación, gracias a futuras plantas de bioplásticos”.
En busca de financiación
En estos momentos están inmersos en una ronda de financiación, con el objetivo de buscar inversores para poder abrir su propia fábrica, con la que poder abastecer no solo al sector de la alimentación, sino también al cosmético y farmacéutico. En un principio, Suárez estima que necesitarían en torno al millón de euros para poder abrir esta planta industrial.
Entre sus previsiones de crecimiento a medio plazo destaca la de fabricar 40.000 toneladas al año de este material para poder suministrarlo a la industria del packaging y así poder factura en torno a los nueve millones de euros en tres años.
Por el momento, esta spin off de Itene ya está distribuyendo muestras entre potenciales clientes para que puedan probar en sus máquinas industriales actuales cómo se comporta el material para hacer sus envases. “Muchos probaron en el pasado el PLA simple, sin nuestro material aditivo, y no les funcionó porque o bien se quebraba o bien no tenía las propiedades de conservación que necesitaban”.
Una de las ventajas es que este biopolímero puede adaptarse en el laboratorio de ADBioplastics a las necesidades específicas según su aplicación industrial y producto final que va a contener. Así, ya cuenta con pedidos en firme de dos clientes.
Instrumento Pyme
Esta startup valenciana ha conseguido ya la confianza de la Unión Europea, que ha financiado su proyecto con más de 1,2 millones de euros para que puedan pasar a la fase de escala industrial y comercialización de este nuevo material. Asimismo, recientemente, ha sido elegida por la escuela de negocios ESIC como la mejor startup por su proyección.