Cuando las ‘famosas’ mascarillas quirúrgicas chinas no podían llegar a España en las primeras semanas del estado de alarma, el ecosistema innovador español salió ‘al rescate’ del país. El instituto tecnológico Aitex se convirtió en una pieza esencial del nuevo sistema en la lucha contra la Covid-19; los laboratorios de Itene se volcaron con otro sector estratégico en esos momentos: el logístico, con todos los transportistas que daban servicio al consumo del país; y en Ainia, sus investigadores han desarrollado métodos para la desinfección de industrias tan clave como la alimentaria. Son solo tres ejemplos de cómo los centros de la Red de Institutos Tecnológicos de la Comunitat Valenciana (REDIT) han sido una piedra angular en los últimos cinco meses.
"En Aitex no solo hemos sido esenciales, sino que hemos sido todo lo que había para lo bueno y para lo malo en la homologación y fabricación de mascarillas y batas quirúrgicas. Sentíamos como toda la electricidad del sistema (administraciones autonómicas, administración española y todas las empresas del sector) pasaba a través nuestro", recuerda Vicente Blanes, director general de este centro. Quizá este es el ejemplo más contundente del rol que tienen los institutos tecnológicos en el desarrollo del tejido empresarial, que en la mayor parte de los casos han trabado de forma permanente 24x7 durante estos meses de pandemia para dar un servicio esencial.
El trabajo en sus laboratorios ha permitido, por ejemplo, en el caso de Aitex, "poner en el mercado tejidos fabricados en España para la confección de mascarillas quirúrgicas e higiénicas cuando, en pleno estallido de la pandemia en España, no había ninguna otra alternativa que no fueran los tejidos homologados por Aitex". Lo mismo sucedió en textiles para batas quirúrgicas y sanitarias, recuerda.
Y a esto hay que sumar un proyecto de Ainia para lograr una descontaminación térmica de mascarillas filtrantes, con el fin de poder reutilizarlas en situaciones de emergencia. Estos sistemas se instalarán en los hospitales (por el momento se ha probado en el departamento de salud de Ontinyent) para usarlo en las mascarillas FFP2 y así, en lugar de desecharlas, si se tuvieran que reutilizar como ha pasado en los últimos meses en momentos de mayor demanda, se puede obtener un "plus de garantía para destruir el coronavirus si estuviera contaminada y que, además, siga filtrando", explica su jefe de Innovación, Andrés Pascual.
Otro sector estratégico sobre el que se ha actuado con premura ha sido el de la alimentación. Así, los laboratorios de Ainia han desarrollado métodos de detección por PCR-RT de coronavirus en superficies, agua y aguas residuales para "reforzar las condiciones higiénicas de la industria alimentaria, protegiendo a los empleados y garantizando el producto", destaca Pascual.
El siguiente eslabón de esta cadena es el embalaje del producto y su transporte, clave con el aumento de las compras online. Un fenómeno que ha generado que se perciba el uso de tecnología blockchain "como algo ventajoso" por la transparencia de la información y el hecho de ofrecerla en tiempo real, subraya Javier Zabaleta, director general de Itene, quien, además, inciden en que con este tipo de tecnología el ‘rastreo’ en caso de incidencias permite depurar mejor las responsabilidades a lo largo de la cadena de suministro.
Así, Zabaleta también destaca el desarrollo de envases, tanto poliméricos como celulósicos, con superficies antivíricas, "capaces de reducir el tiempo de permanencia del patógeno" en las mismas. A esto hay que añadir, el proyecto de Itene con la startup ControlNano para crear un dispositivo de detección de la presencia en tiempo real de la Covid-19, tanto en el aire como en fluidos biológicos. Este dispositivo, apunta, "será portable, de bajo coste y ofrecerá resultados al instante, lo que permitiría contar con un diagnóstico inmediato y acelerar la toma de decisiones para frenar su expansión".
Y tras la producción y el transporte, otro paso que se ha reforzado ha sido la descontaminación de espacios a partir de nuevos métodos contra el coronavirus. Así, en Ainia se han actualizado los sistemas de higienización para adaptarlos a los protocolos de la lucha contra el Sars-CoV-2.
En definitiva, las empresas han acudido a los institutos buscando nuevas soluciones, no solo para sobrevivir, sino para seguir siendo competitivos. Y los centros tecnológicos están dando el ‘do’ de pecho.
Tecnología ‘latente’ contra los rebrotes 'smartphone'
Y la actividad de los centros tecnológicos no se ha limitado a una lucha contra el primer brote de la Covid-19, sino que también se ha estado trabajando en el desarrollo de un sistema que permanecerá «latente» para poder actuar en caso de una nueva emergencia, en caso de un nuevo brote. Con esta filosofía, por ejemplo, se ha iniciado el proyecto Latent, con el que se está creando una plataforma única que engloba a todas las empresas textiles con capacidades, productos, activos y servicios que puedan contribuir a crear capacidad de producción de EPIs en Europa. El reto será iniciar a producir estos materiales en menos de 48 horas si así fuera necesario, explica Vicente Blanes, director general de Aitex.
rnEsta plataforma gestionará la interacción entre las diferentes empresas que componen la cadena de suministro, con el objetivo de asegurar que no se rompe la cadena durante los picos de demanda. Así, la eficiencia de Latent se demostrará en tres pilotos diferentes, donde se implementarán todas las tecnologías en entornos reales por las empresas. Cada piloto está compuesto inicialmente por las empresas manufactureras (10 empresas en cinco países) y proveedores de tecnología (10 proveedores en siete países diferentes).
rnDe este modo, se necesitaría adaptar las líneas de producción de las empresas para ser capaces de iniciar una fabricación de estos EPIs textiles (mascarillas y batas higiénicas) cuando fuera necesario. Y esto se logrará actuando a tres niveles: en la fábrica, mediante la implementación de un conjunto de tecnologías habilitadoras en las líneas de producción que permitirán prepararlas para su adaptación en caso de nuevo rebrote; en la cadena de suministro, generando y gestionando las llamadas «cadenas de suministro latentes»; y a nivel de formación: con acciones de capacitación para reducir el tiempo de respuesta y adaptación de los trabajadores al nuevo entorno de trabajo.