La impresión 3D ha sido, sin duda, una de las tecnologías más utilizadas en los nuevos proyectos que se han desarrollado durante la pandemia por la Covid-19 y a finales de este verano la alicantina Tecnikoa ha lanzado al mercado un filamento para la fabricación aditiva que tiene propiedades viricidas, es decir, cuenta con una membrana capaz de fijar el coronavirus e inactivarlo gracias a su composición.
Hasta fundar Tecnikoa, estos emprendedores se dedicaban a diseñar y crear productos disruptivos para terceros en sectores tan diversos como el del calzado, el del mueble, el juguetero… Pero en 2018 decidieron dar el salto a la impresión 3D: ya tenían desarrollados y patentados un filamento antibacteriano, uno capaz de repeler insectos y otro que podía desprender aromas.
"Se los ofrecimos a fabricantes de diferentes sectores, pero nos tomaban por locos y no se lo acaban de creer, así que después de hacer pruebas en el laboratorio, apostamos por nuestros productos y nos lanzamos a fabricarlo nosotros mismos", recuerda a INNOVADORES Pedro Alonso, cofundador e ingeniero de Producción de Tecnikoa.
Así, fundaron en febrero de 2019 Tecnikoa para producir a escala industrial estos filamentos y entrar de lleno en la fabricación aditiva. "Ahora, si creamos un producto nuevo y nadie lo quiere comprar, aunque lo consideremos viable, lo podemos fabricar desde Tecnikoa", subraya el CEO y cofundador, Enrique Oñate. En el verano 2019 ya contaban en sus instalaciones con la primera maquinaria para fabricar las tres patentes que tenían y a finales de año empezaron los contactos con el sector de la fabricación aditiva para venderles sus filamentos. En la actualidad, son capaces de producir 400 kilos de filamentos a la semana, es decir hasta unos 2.000 kilos al mes.
Apenas unos meses después de salir al mercado, se declaró la pandemia por la Covid-19. "Todo se paró", recuerda Alonso. Pero estos emprendedores sacaron su lado más altruista y se volcaron en ayudar. "Me llamaron del Hospital La Fe de Valencia para desarrollar diferentes piezas del respirador de turbina, Acute19, y de otros equipos de protección, como las válvulas para mascarillas…"
Al entrar en contacto con los profesionales sanitarios y con los investigadores y científicos que trabajaban en primera línea esos primeros meses de pandemia, Alonso y Oñate decidieron volver al laboratorio para investigar y readaptar su filamento antibacteriano en uno con capacidad viricida. "Se trata de una armadura que fija el coronavirus y, a partir de la formulación, lo inactiva y lo convierte en un residuo", según han podido validar en ensayos en laboratorios privados. Así entre sus futuras aplicaciones, estos filamentos podrían utilizarse para fabricar desde mascarillas hasta calzados e, incluso, productos infantiles, para lo que esta firma alicantina está en busca de inversores para seguir avanzando en su desarrollo.
Y es que, además del coronavirus, este filamento también evita el crecimiento en superficies plásticas de cualquier otro agente patógeno: Escherichiacoli, Legionela sp, Preudomonas, Salmonella, Listeria monocytogenes, Staphycoccus aurens, Aspergillus niger, Trichophyton mentagrophytes, Campylobacter jejuni, Herpes simplex, Norivirus, Rhinovirus o Gripe Aviar. “La acción viricida y antibacteriana ha sido probada de manera científica: evita la poliferación de más del 99,99% de virus, bacterias, hongos y un amplio abanico de microorganismos”, apostillan.
Esta nueva línea de filamentos se une así a las otras gamas que ya están en plena fase de producción, sobre todo, el de repelente de insectos, con el que se fabrican desde piezas de decoración para el hogar hasta pulseras. Ahora, además, están trabajando con una diseñadora para crear una línea de ropa, porque este compuesto se puede utilizar para cualquier otro tipo de fabricación: desde inyección hasta producción textil.
RECTIFICACIÓN
Tecnikoa solicita rectificar la publicación de esta noticia en el suplemento Innovadores publicado en su edición en papel el pasado 13 de septiembre: en las pruebas realizadas en laboratorio de su filamento viricida se emplearon cepas de coronavirus humano y no del SARS-CoV-2 como se publicó en dicho suplemento el 13 de septiembre.