Estudiar algo aparentemente tan casual y remoto como la distribución de una especie arbórea dos millones de años atrás puede ofrecernos modelos predictivos sobre el cambio climático. Esa es la conclusión de un estudio publicado en la revista ‘Nature-scientific reports’ y en el que ha participado, entre otras instituciones, el Centro de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de Extremadura (CICYTEX).
El artículo está firmado por un grupo de investigadores portugueses y extremeños, pertenecientes a la Universidad de Oporto, el Museo de Historia Natural de Oporto, CICYTEX, y del Instituto de Biología Integrada de Liverpool en Reino Unido.
Esta investigación se centra, concretamente, en ocho especies de robles del suroeste peninsular que tienen como característica común la marcescencia (mantienen las hojas secas en el árbol durante otoño e invierno, hasta la salida de nuevos brotes en primavera).
Este aspecto sería un indicador de su adaptación a periodos de profundos cambios climáticos durante el Cuaternario Tardío.
El estudio analiza los cambios en la distribución geográfica de estos bosques de robles marcescentes, que revelan una importante transformación en el paisaje en el sur de Europa. Las severas condiciones climáticas durante los periodos fríos desencadenaron migraciones de la flora europea hacia las penínsulas del sur, donde quedaron confinadas.
Para conocer la dinámica del Cuaternario Tardío, en la transición al clima templado-mediterráneo, y los cambios en la distribución y la extensión de estos robles (cuáles fueron las zonas en las que desaparecieron, en las que permanecieron estables o aquellas en las ganaron terreno) se han utilizado modelos predictivos con software de modelización espacio-temporal en la distribución de especie, dependiendo de numerosas variables ambientales, climáticas y geomorfológicas del terreno.
En el artículo se documenta la distribución pasada y actual de ocho especies de robles en la Península Ibérica: Quercus robur; Quercus canariensis; Quercus xcoutinhoi; Quercus xmarianica; Quercus lusitanica; Quercus estremadurensis; Quercus faginea y Quercus broteroi.
La clave
El estudio confirma que las variables relacionadas con el régimen de precipitaciones son las más determinantes para explicar la distribución actual de estas especies. Por tanto, fueron respuesta a cambios climáticos pasados y estas especies pueden facilitar modelos predictivos fiables sobre cambio climático y ayudar en el conocimiento de modelos evolutivos futuros.
Los resultados revelan cambios sustanciales en la distribución en la península Ibérica durante los últimos 20.000 años para todas las especies estudiadas. Los cambios en las precipitaciones y temperaturas fueron los principales impulsores. Probablemente, los cambios futuros tendrán también un fuerte efecto sobre estas especies.
Para documentar la presencia actual de estas especies en el terreno, ha sido necesario un extenso trabajo de campo en el oeste de la península Ibérica desde 2005, la revisión bibliográfica y la información catalogada de 16 herbarios, entre ellos, los de la Universidad de Oporto y el herbario HSS del Centro de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de Extremadura (CICYTEX).
Este último conserva una colección de Quercus, con más de 6.000 registros referentes a 154 taxones diferentes, procedentes de la península Ibérica, resto de Europa, oeste de Asía, Oceanía y América del Norte y Central.
En la realización de este estudio, destaca el trabajo previo realizado por el investigador de la Universidad de Oporto, Carlos Vila-Viçosa, en su tesis doctoral sobre modelos evolutivos en la diversidad de los robles ibéricos.
Además de este, son autores del artículo João Gonçalves, João Honrado, Ângela Lomba, Rubim S. Almeida (todos ellos del Museo de Historia Natural y Universidad de Oporto); Francisco Vázquez de CICYTEX (Centro de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de Extremadura) y Cristina García (Instituto de Biología Integrada de Liverpool).