La Rioja y la ciencia del vino: investigación e innovación frente al cambio climático
Demuestran que la variedad Graciano es más resistente que Trempanillo en la región y que el calentamiento global permite dos cosechas al año.
22 agosto, 2021 03:16Noticias relacionadas
En La Rioja tienen un tesoro que suele servirse en copa. Y es mundialmente reconocido. Por eso todos los esfuerzos son pocos en la región para preservar su fama garantizando, a su vez, la calidad.
Sin embargo, el vino cuenta con ciertos enemigos y, uno de ellos, el cambio climático, se muestra amenazante.
Ahí es donde entra la labor del ecosistema investigador e innovador riojano, empeñado en combatir al calentamiento global a base de disrupción. Ahí es donde entra, entre otros agentes, el Instituto de Ciencias de la Vid y del Vino (ICVV), de la Universidad de La Rioja.
La llamada ciencia del vino ha dado muestras este verano de que está más viva que nunca, al menos en lo que se refiere a la mencionada lucha contra el cambio climático. Dos investigaciones han arrojado un poco de luz a cómo puede ser el futuro del sector en un mundo con más grados centígrados a sus espaldas.
La primera de ellas la firman los profesores Fernando Martínez de Toda (ICVV) y María Concepción Ramos (Universidad de Lleida). Ambos han publicado un artículo en 'OENO One' en el que se compara el comportamiento de las variedades Graciano y Tempranillo, en la Denominación de Origen Calificada riojana (DOCa Rioja), frente al calentamiento climático.
Más Graciano, menos Tempranillo
Esta investigación, explican desde la universidad, fue planificada con el objetivo de analizar la potencialidad de una variedad minoritaria, que es autóctona en la región, y que ofrece características adicionales a las de la variedad Tempranillo.
Las características de Graciano con respecto a la de Tempranillo en cuanto a azúcares, acidez, antocianos y retraso en la fenología -impacto de los efectos climáticos en el ciclo vital de cualquier ser vivo- podrían hacer de esta variedad una candidata óptima para la zona ante el incremento de la temperatura.
Para desarrollar este objetivo se realizó un análisis comparativo del efecto del calentamiento global sobre la fenología y la composición de la uva para Graciano y Tempranillo en tres zonas ubicadas a diferente altitud dentro de la Rioja DOCa y durante el período 2008-2020.
Los resultados obtenidos confirmaron el retraso fenológico de la variedad Graciano entre mayores y menores altitudes, así como las diferencias en su repuesta en años con condiciones climáticas extremas que se han registrado en la última década.
La composición de la uva, en azúcares, acidez y antocianos, que ofrece Graciano frente a Tempranillo y el menor desacoplamiento entre antocianos y azúcares que sufre con el aumento de la temperatura en todas las zonas analizadas, muestran la potencialidad de la variedad Graciano como variedad autóctona que puede aportar beneficios significativos en escenarios más cálidos.
Se sugiere en el estudio, pues, que, bajo la perspectiva del cambio climático, podría ser interesante aumentar la superficie plantada con esta variedad para el futuro vitivinícola de la DOCa Rioja.
Dos cosechas al año
La segunda investigación también la firma, en este caso en solitario, el propio Fernando Martínez de Toda (ICVV) y ha sido publicada en 'Vitis Journal of Grapevine Research'.
En ella, demuestra que el cambio climático permite producir dos cosechas al año, con 40-50 días de diferencia en las fechas de maduración y vendimia y que la composición de la uva de la segunda cosecha es totalmente distinta y claramente superior a la de la primera cosecha.
Mediante una adecuada ejecución de la técnica de forzado de yemas en las variedades Garnacha, Tempranillo y Maturana Tinta, es posible obtener una segunda cosecha de los brotes forzados, que se suma a la primera cosecha de los pámpanos -brote verde de la vid- principales.
La segunda cosecha representa alrededor del 30% de la cosecha primaria, lo que supone alrededor de 1 kg/cepa. En relación con el control no forzado, la cosecha primaria madura unos 13 días más tarde y la cosecha secundaria unos 40-50 días más tarde.
La segunda cosecha produce racimos y bayas más pequeños con pH más bajo, mayor acidez, ácidos málico y tartárico más altos y antocianos mucho más altos en comparación con la cosecha primaria.
Esta es la primera contribución a la literatura que estudia, en condiciones de campo y para tres variedades de vid, la distinta composición de la uva entre la cosecha primaria y la cosecha secundaria.
También, curiosamente, pone sobre la mesa una paradoja. Por un lado, en la primera investigación el profesor Martínez de Toda aconseja apostar por la variedad Graciano como más resistente al cambio climático.
Pero, al mismo tiempo, no menciona esta variedad como una de las que posibilitaría esa segunda cosecha anual.
La labor del ICVV
El sello del ICVV está presente en ambas investigaciones. Precisamente hace escasas fechas, este instituto presentó sus resultados correspondientes al complicado año 2020.
Según explican, al cierre del pasado ejercicio, el ICVV contaba con 100 personas en su plantilla, de las que 48 eran doctores. El Instituto incluye, además, cinco unidades asociadas, grupos de investigación de otros centros y universidades que trabajan coordinadamente con los investigadores propios en distintas áreas del conocimiento.
Durante el año 2020 esta institución científica captó un total de 2,5 millones de euros, que corresponden a 28 nuevos proyectos y 30 contratos con empresas mientras que los proyectos en marcha a lo largo del año llegaron a 78.
Este ha sido el tercer año consecutivo en el que la captación de recursos para investigación se ha situado en los 2,5 millones de euros. Estos fondos proceden en un 42% de Agencias Nacionales; 21% de Programas de la Unión Europea; 18% de contratos; 18% de fondos autonómicos y 1% de otras fuentes, como programas de cooperación.
La producción científica se materializó en 80 publicaciones en revistas científicas indexadas y más de 30 publicaciones técnicas y de divulgación y capítulos de libros. Asimismo, se defendieron 6 tesis doctorales desarrolladas en grupos de investigación del Instituto.
Cabe destacar que, además, se ha licenciado una cepa de levadura y está en proceso de patente una nueva levadura por parte de los grupos de microbiología enológica.