En la propia denominación del clúster estaba su objetivo: Agrupación Empresarial Innovadora de la Industria Alimentaria para el Valle del Ebro. O lo que es lo mismo, un ecosistema destinado a mirar al futuro en una región dominada por la agricultura y su transformación hacia la alimentación.
Toda la cadena de valor agroalimentaria ha ido erigiendo proyectos innovadores y ambiciosas estrategias, entre las que destaca, por ejemplo, la Ciudad del Envase y el Embalaje, que ha dado pie a un hito para La Rioja, como es la instalación en la localidad de Calahorra de un centro nacional dedicado a la innovación y la tecnología del sector.
Ahora bien, la ambición de una región cuya sociedad y clase empresarial es una de las que más cuida la innovación -según índices como el de Cotec- no conoce límites.
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Tanto es así que este clúster, cuya denominación alternativa aún deja menos lugar a dudas (Food+i), se va a convertir en algo más que en un ecosistema dedicado a la agroalimentación.
Así, se ha fijado ahora como objetivo alternativo echar una mano a las empresas relacionadas con la bioeconomía. En tanto que 'bio', esta rama puede relacionarse de manera eficiente con todo lo que tiene que ver con el 'agro'.
Ese es el nexo, aunque también se combina con una necesidad. "El 90% de las empresas de nueva creación fracasan en sus tres primeros años de vida debido a la falta de financiación y capacidad de gestión de sus fundadores, por lo que es necesario la construcción de una plataforma que dé respuesta a estas necesidades".
Esta frase, pronunciada por el gerente del clúster Food+i, Juan Viejo, se refiere a un problema detectado en La Rioja pero bien podría referirse al resto del país.
El problema es común, pero la región riojana, de la mano del gobierno autonómico y del citado clúster, ha decidido afrontar la situación y crear un proyecto pensado exclusivamente como red de seguridad para esos emprendedores, preferentemente para aquellos que llevan la innovación y la tecnología por bandera.
El proyecto se llama BioeconomyVentures y, lógicamente, el sector biotecnológico será -de hecho, lo está siendo ya- el gran protagonista. Es un paso más: convertir lo que nos da la tierra en algo con valor añadido para otro tipo de industrias. Y todo, por supuesto, gracias a la tecnología y a la innovación.
Su objetivo crear un ecosistema emprendedor, conectado en red, dentro del sector de las empresas de base biológica ofreciendo servicios de apoyo, atracción de inversión y networking de todos los agentes clave.
Así, esta plataforma se establece como el primer punto de encuentro a nivel europeo, para startups y spinoffs del sector de la bioeconomía, inversores y empresas.
Y es que, como ha indicado el gerente del clúster Food+i, a pesar de la importancia del sector de la bioeconomía, "uno de los mayores escollos con los que se encuentran las empresas de nueva creación dentro de esta área de actuación, es la falta de inversión".
Por ello, el proyecto ha desarrollado "un marco de trabajo capaz de promover la interacción y colaboración necesarias entre startups e inversores, proporcionando apoyo 360 grados al ecosistema emergente de la industria de base biológica a través de una plataforma donde se presten todos los servicios que necesita".
Ejemplos de 'startups' miembros del proyecto
Algunas startups ya conocen de primera mano el funcionamiento de este programa, como la startup riojana y socia de Food+i, Spectralgeo, especializada en la monitorización de cultivos con satélites, sensores y drones a través de los que detecta la variabilidad del terreno para ayudar al agricultor a la toma de decisiones.
O como Ingredalia, que se dedica al desarrollo y elaboración de ingredientes funcionales naturales a partir de subproductos vegetales de empresas agroalimentarias; y Bread Free, que mediante un proceso innovador ha conseguido procesar cereales como trigo o centeno para que pueda ser consumido por personas con celiaquía con toda seguridad.
Gracias a este proyecto, el clúster Food+i pretende posicionarse a la cabeza de la innovación en el sector de la bioeconomía para impulsar el tejido empresarial y social riojano, ya que según la Comisión Europea para 2035, la industria basada en la bioeconomía generará unos 400.000 nuevos empleos verdes en Europa, principalmente en las zonas rurales.
Esta estrategia europea, sobra decirlo, está alineada con la hoja de ruta diseñada por el gobierno de La Rioja dentro de la Estrategia de especialización inteligente RIS3 2021-2027 donde se define como un área prioritaria posicionar a La Rioja como una ecorregión sostenible y cohesionada.
Clúster y Ruta de la Innovación
El clúster Food+i, cabe recordar, es una asociación privada sin ánimo de lucro creada en 2009 y con sede en Calahorra que agrupa a los principales agentes del sector alimentario de la región así como a las empresas socias líderes en su categoría de Navarra, País Vasco, Aragón y Cataluña.
En total agrupa 111 entidades, empresas y centros de investigación y administración, de los cuales alrededor del 70 por ciento son de La Rioja, que tienen como objetivo común aumentar la competitividad del sector empresarial alimentario a través de la innovación abierta y colaborativa.
Este clúster y su nuevo proyecto han sido protagonistas de la cuarta etapa de la Ruta de la Innovación, impulsada por el gobierno de La Rioja. Esta iniciativa, celebró tres etapas antes del mes de agosto y ahora en septiembre se retoman estas visitas, encaminadas a intentar acercar a la sociedad los avances que surgen a través de estos proyectos de I+D+i, impulsados y financiados por el ejecutivo regional, que se traducen en innovaciones en el tejido productivo.
La directora general de Reindustrialización, Innovación e Internacionalización del gobierno de La Rioja, Nathalie Beaucourt, ha indicado que una de las prioridades del ejecutivo es "apoyar e invertir en proyectos de I+D+i como elementos fundamentales de nuevos conocimientos para garantizar el desarrollo de La Rioja".
Por ello, ha señalado que, con el objetivo de modernizar el modelo productivo y mejorar su nivel competitivo, el ejecutivo regional destina un presupuesto de 3,5 millones de euros para los años 2021, 2022 y 2023, para financiar los proyectos de investigación industrial y de desarrollo experimental e innovación de los Centros Tecnológicos de La Rioja.