Cualquier éxito será siempre insuficiente en la mente de una persona disruptiva. Ese podría ser el lema de cualquier científico, de cualquier investigador, de cualquier emprendedor.
Alcanzar un hito está muy bien, pero la clave es mejorarlo. Para poner un ejemplo de lo anterior, viajamos al País Vasco, concretamente, a su ecosistema sanitario. En un año como el anterior, el de la pandemia, ha quedado demostrada la importancia de apoyar los avances en salud.
Tanto es así que el peso del sector en relación al PIB ha alcanzado ya el 2%. Pero el conformismo no es una opción y el reto es llegar al 3% (y por qué no soñar con más) en 2025.
Esas son las previsiones que maneja el Basque Health Cluster, una organización sin ánimo de lucro que hace unos meses cumplió 10 años y cuyo objetivo es coordinar, representar, gestionar, fomentar y defender los intereses comunes de las empresas asociadas, en colaboración con las administraciones públicas y con otras organizaciones del ámbito de las biociencias y la salud.
Otra de sus misiones es la del desarrollo, crecimiento e internacionalización del sector de las biociencias y la salud del País Vasco.
D+I ha querido pulsar la opinión de la directora de este cluster, María Pascual de Zulueta, sobre este ecosistema creciente en la región y su proyección. Y lo primero que demuestra es cautela.
"Tenemos que ser conscientes de que aunque en España tenemos una buena posición (Madrid o Barcelona nos superan por mucho), aún estamos muy por detrás si nos comparamos con regiones como Lombardía, en la que el peso de este sector en el PIB ha llegado incluso al 12%", explica.
Reconoce Pascual de Zulueta que "el País Vasco nunca ha despuntado en el sector pero eso también significa que tenemos mucho margen para crecer".
Este margen de crecimiento se sustenta, además, por dos cuestiones específicas, la político-educativa y la social.
En primer lugar, la directora del cluster alega que "el sistema educativo ha mejorado, en nuestras universidades contamos con grados o ingenierías muy bien armados que sirve para formar grandes talentos".
Eso se complementa a la perfección con el hecho de que el sector de la salud es uno de los tres pilares de la RIS3 (Estrategia de Especialización Inteligente en Investigación e Innovación) en el territorio vasco, junto con la industria 4.0 y las energías renovables.
"Eso nos permite potenciar las relaciones entre empresas, centros tecnológicos, institutos de investigación, universidad...", relata Pascual de Zulueta. Y añade: "Es evidente de la colaboración público-privada es clave".
El segundo aspecto que sustenta las aspiraciones de crecimiento de este sector tiene que ver con la percepción social.
En este sentido, la director del cluster afirma que "hemos detectado, tras el año 2020, que ahora la sociedad tiene una mejor percepción de la investigación, cobra mayor importancia a nivel social".
El crecimiento que está abanderando el Basque Health Cluster está liderado a su vez por proyectos centrados en la medicina regenerativa, las terapias génicas y la e-health.
Necesidad de inversión
"En estos campos se están haciendo cosas muy interesantes, con empresas que están apostando fuerte y que nos pueden situar en un escenario muy competitivo", indica.
Ahora bien, para ello también es necesario "cierto apoyo". Y cuando habla de apoyo, María Pascual de Zulueta se refiere concretamente a dos conceptos: paciencia en lo público e inversión desde lo privado.
Este tipo de proyectos y de investigaciones que se llevan a cabo en el campo de la medicina "requieren de muchos años de desarrollo hasta que se pueden ofrecer resultados". Así, recuerda que en una primera etapa, una pequeña empresa debe invertir prácticamente todo su capital en la evolución de su idea.
"Pero es que cinco años después esta idea aún está en desarrollo y es entonces cuando necesita fondos para proceder a los primeros ensayos porque el coste ya es muy elevado. Entre ese quinto y el décimo año es cuando esa idea se juega su futuro", resalta.
Por suerte, tal y como revela, "este año el dinero de inversores se está interesando por nuestro sector, más que otros años".
Como explica, también es clave que existan estrategias como la RIS3 que marquen agendas para la clase política, ya que "sectores como el de la biosalud no ofrecen resultados en los ciclos de una sola legislatura y no pueden estar ligados a cambios políticos".
Lo cierto, aunque en la mente de cualquier mente disruptora siempre hay aspectos mejorables, es que el sector de la biosalud en Euskadi vive un momento dulce.
Se ha traducido en 2020, el año de la Covid-19 en un significativo incremento del empleo. Durante el último año, las casi 200 empresas con actividad en el sector en la región crearon cerca de 400 nuevos puestos de trabajo.
La cifra supone un aumento del 5% sobre 2019, en línea con la evolución de los últimos años, con incrementos anuales entre el 4% y el 8%.
En total, según datos ofrecidos por el cluster, la fuerza laboral del sector de empresas bio-salud en Euskadi asciende ya a casi 8.100 personas, en su mayor parte con un elevado nivel de especialización y profesionalización (doctorados, master en ciencias de la vida e ingenierías).
"En Euskadi disponemos de grandes profesionales de la ciencia y la ingeniería -señala María Pascual de Zulueta- pero notamos ciertas carencias formativas en aspectos relacionados con la regulatoria, la calidad y el análisis de datos, perfiles que se van a requerir en los próximos años".
También hay margen de mejora en lo referente a la brecha de género. En su opinión, "el sector de la Biosalud en Euskadi es eminentemente femenino, sobre todo en sus áreas de fama, biotech y cuidado de salud, además de en investigación".
María Pascual de Zulueta lamenta, eso sí, que las mujeres "ocupan todavía pocos puestos de responsabilidad en las empresas de Biosalud de Euskadi".
Otra de las claves del sector de Biosalud en el País Vasco en el último año ha sido el mantenimiento de la línea ascendente en ingresos e inversiones en I+D+i.
El músculo del cluster
El Basque Health Cluster estima que las empresas del sector facturaron el pasado año cerca de 1.670 millones de euros -equivalente al 2% de la riqueza generada en Euskadi-, con un aumento anual 5%.
"Durante el último año se ha seguido creciendo, aunque la pandemia ha ralentizado el buen ritmo del sector", explica la directora del Basque Health Cluster.
Del mismo modo, las exportaciones también se han visto afectadas, "pero a finales del año y principios de 2021 se ha vuelto a retomar la actividad hasta representar el 20% de las ventas".
Además de alcanzar ese 3% sobre el PIB, entre los objetivos del Basque Health Cluster, su directora aspira a que se refuerce la internacionalización de las empresas vascas.
"Nuestros productos se miden ya con los desarrollados y producidos en cualquier lugar del mundo y para ser competitivos, además de cumplir con las regulaciones y los sistemas de calidad más exigentes, tienen que demostrar una relación coste/beneficio mejor que los de la competencia", indica la directora del clúster.
A su juicio, el desarrollo de medicamentos y productos sanitarios "son además de bienes de alto valor añadido, productos esenciales, de primera necesidad en una economía del bienestar".
Pascual de Zulueta destaca que crisis como la actual pandemia "traen a un primer plano la necesidad de contar con una producción tipo 'Kilómetro 0', que nos dé autonomía, soberanía, independencia", también en un sector clave como el de la salud.
A su juicio, esta estrategia se debería articular teniendo en cuenta capacidades de regiones adyacentes "y, por supuesto, de la eurorregión, buscando complementariedad".
El trabajo del Basque Health Cluster continúa y cada vez con más músculo. A finales del pasado año sumaba 91 socios (por los 75 en 2019 y 28 en 2016), aunque el número de empresas en el sector en Euskadi ronda las 200.
Las 91 empresas asociadas representan el 80% del sector en cuanto a volumen de negocio. Del total de asociados, 11 son grandes compañías, 55 son firmas en crecimiento y 25 son startups.