Cada dos años, el ecosistema innovador del País Vasco, a través de la agencia Innobasque, se analiza a sí mismo, saca pecho de sus logros y también advierte sobre sus debilidades. El 'Informe de percepción de la innovación vasca' es un termómetro fiable en uno de los territorios más punteros de nuestro país en cuanto a I+D+i.
Y decimos que es fiable puesto que este informe se realiza a través de una encuesta a 258 profesionales del Sistema Vasco de Ciencia, Tecnología e Innovación (SVCTI), por lo que los aspectos negativos son un ejercicio honesto de autocrítica.
Los participantes en esta consulta son personas que pertenecen a organizaciones socias de Innobasque y aportan perspectivas empresariales, científicas y tecnológicas, sociales e institucionales, lo que permite, a priori, disponer de una imagen completa de la situación de la innovación vasca.
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Entre las principales conclusiones se puede destacar un aspecto positivo y otro negativo. En cuanto al primero, puede decirse que la I+D y la innovación están jugando un papel más estratégico en las organizaciones vascas desde el inicio de la pandemia, tanto entre las empresas como entre las administraciones públicas.
Se destaca que el 60% opina que la I+D y la innovación son más estratégicas para las empresas que al inicio de la pandemia. Esta opinión está más extendida entre profesionales del ámbito investigador, ya que el porcentaje asciende al 68%.
En segundo lugar, también aproximadamente el 60% del panel considera que la I+D y la innovación son más prioritarias para las Administraciones Públicas vascas que en el año 2020 y sólo el 4% percibe una reducción del nivel de prioridad.
En el lado negativo, por el contrario, llama la atención la evaluación que hace sobre sí mismo el propio ecosistema. Por primera vez, la nota que se pone el sistema vasco de innovación cae con respecto al informe anterior, rompiendo la tendencia alcista que mantenía desde mucho antes de la irrupción de la pandemia.
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Aun así, no es una mala nota el 6,67 con el que se valora el ecosistema a sí mismo (una caída de un 2%) con respecto a la nota de 2020 (un 6,8).
Destaca el hecho de que el colectivo institucional sea el que percibe el estado del SVCTI más positivamente (una nota del 7,2), teniendo en cuenta que en las ediciones anteriores ha sido más conservador en las valoraciones que el conjunto del panel.
El ámbito social y el ámbito institucional, en este sentido, son los únicos cuya valoración crece con respecto a 2020.
Las fortalezas más relevantes señaladas están relacionadas con la presencia de personal investigador capacitado y la existencia de financiación pública para actividades de I+D+i.
Aspectos a mejorar
En cambio, los aspectos de mejora prioritarios identificados por el panel son aquellos relacionados con la financiación privada para actividades de I+D+i y la eficiencia entre los esfuerzos realizados y los resultados
Otra de las palabras que podría definir la sensación general que deja este informe es la 'cautela', algo comprensible si tenemos en cuenta que es la primera edición de este informe que se realiza con el condicionante de la Covid.
Si bien el panel considera que la transición ecológica y energética y la transformación digital deben guiar la política de I+D e innovación, por el momento, el estudio refleja que "su contribución a la innovación empresarial es moderada".
Así, los resultados advierten una previsión de aumento de la inversión en I+D+i en los próximos tres años. Pero de forma contenida. Concretamente, el 40% opina que lo hará entre el 0% y el 3% anual y otro 39% entre el 3% y el 6% anual. Sólo un 2% cree que disminuirá.
Otra muestra de que el ecosistema vasco de innovación prefiere tener los pies en el suelo la encontramos al analizar el impacto que este ecosistema cree que recibirá de los fondos europeos NextGeneration.
De hecho, el 77% opina que tendrán un impacto moderado, limitado o nulo. Sólo un 18% considera que el impacto será significativo.
Esta cautela es compartida por todos los ámbitos profesionales que componen el informe, "incluido el de las empresas, las cuales son las principales beneficiarias de los PERTE vinculados a estos fondos", avisa el documento.
El informe también advierte de que "el momento de la consulta (finales de 2021) ha podido influir en esta percepción, ya que hasta abril no se han abierto las primeras convocatorias de los PERTE".
Transición verde y digital
Otro de los aspectos que se analizan en el informe, precisamente relacionado también con los cambios que ha traído la pandemia, es la transición verde y digital.
El informe considera que los esfuerzos del País Vasco "serán fuente de innovación para las compañías vascas". En concreto, el 35% cree que la aceleración será "significativa" en cuanto a transición digital y un 29% en cuanto a transición verde.
Los expertos consultados consideran que las principales prioridades de la política de ciencia, tecnología e innovación deben ser la transición ecológica y energética (17,7%) y la transformación digital (16,5%).
Este termómetro de la I+D+i vasca concluye que "en cuanto a los aspectos de mejora prioritarios, la necesidad de aumentar la financiación privada para actividades de I+D+i y de mejorar la eficiencia entre los esfuerzos realizados y los resultados conseguidos en la I+D+i vasca continúan presentes desde la primera edición de 2016".
Añade que, "no obstante, la situación percibida ha mejorado, especialmente en el caso de la financiación privada".
Por último, sobre las organizaciones de referencia, el informe destaca a Tecnalia con 97 menciones y UPV/EHU con 55. Ambas lideran el listado de las diez organizaciones más destacadas de la I+D+i según el panel.
Este listado está dominado por agentes de la Red Vasca de Ciencia, Tecnología e Innovación (RVCTI), siendo Iberdrola, Mondragon Corporation y Petronor las únicas compañías incluidas.