El sector foodtech es una de las áreas del emprendimiento español que mejor está sorteando los desafíos derivados de la coyuntura macroeconómica que durante 2022 ha propiciado el llamado invierno inversor para numerosas empresas emergentes, incapaces de ganarse la confianza de aquellos que debían proporcionarles la financiación necesaria para avanzar en sus planes de crecimiento.
En concreto, las startups de nuestro país que desarrollan estos proyectos de proteínas sostenibles están viviendo un momento dulce a la hora de seducir al capital privado que ahora se vuelve a confirmar en un nuevo estudio.
En esta ocasión, se trata de la organización internacional sin ánimo de lucro The Good Food Institute, que pone negro sobre blanco sobre la capacidad de atraer inversión de estas compañías, tanto en España como en Europa, y en el resto del mundo.
Y la primera lectura es clarificadora: el aumento de la inversión experimentado en pleno año de incertidumbres económicas en las startups de proteínas sostenibles en España fue superior al doble del registrado en el conjunto de Europa.
Es decir, no sólo se recaudó más, sino que se hizo en una proporción mucho mayor que en nuestros países vecinos.
Trasladado a cifras, las empresas españolas de proteína sostenible recaudaron en 2022 un total de 42,91 millones de euros, una cifra considerablemente mayor al 2021, cuando se llegó a los 28 millones de euros.
Cabe aclarar que se entiende por proteínas sostenibles, todos aquellos alimentos innovadores, tanto de origen animal, como vegetal, que garantizan la seguridad alimentaria y la nutrición de la población. Ejemplo de ello son los alimentos plant-based, la carne cultivada o aquellos obtenidos a partir de la fermentación de proteínas.
Con una valoración de 33,3 millones de euros, España destaca especialmente por su inversión en alimentos plant-based, es decir, en productos de origen vegetal y comparado con el año pasado, este sector ha incrementado un 46%.
No obstante, lo que más destaca por su considerable aumento –aunque la financiación total no sea tan considerable como la anterior– es en cuanto a la carne cultivada, que ha pasado de 2,26 millones de euros a 5,58 millones de euros (+147%), y al sector de la fermentación, que ha tenido un aumento de 2.03 millones de euros a 4.06 millones de euros (+99.5%).
A nivel europeo, las empresas recaudaron en 2022 un total de 579 millones de euros, casi un 24% más que en 2021. En este sentido, no todos los países han invertido en las proteínas sostenibles de la misma manera.
En 2022 este sector ha obtenido un aumento del 15% en las operaciones de capital riesgo, lo que ha llevado a un total de 284 millones de euros.
De todos los países europeos, los franceses son los que más han crecido este último año en este sentido. Con una cifra récord de 92 millones de euros, frente a los apenas 2,8 millones de euros de 2021.
Por otra parte, la inversión en empresas de fermentación del continente –que utilizan microbios como la levadura para producir carne, huevos y productos lácteos– se disparó un 37% hasta alcanzar los 175 millones de euros (188 millones de dólares) en 2022.
La inversión se contrae en el mundo
En este sentido, aunque las empresas británicas y alemanas son las que más invierten en este sector, Escandinavia se está convirtiendo en un país óptimo para potenciar la fermentación, según señalan desde The Good Food Institute.
Sin embargo, estos datos en España y Europa contrastan con la caída de la inversión en proteínas sostenibles en todo el mundo. Según la organización que realiza el estudio, se puede observar que ésta ha pasado de la cifra récord de 4.750 millones de euros en 2021 a 2.660 millones de euros en 2022, lo que refleja el marcado descenso de la inversión en capital riesgo en general -un retroceso del 44%-.
Toque de atención a los gobiernos
Al respecto, Carlotte Lucas, directora de Relaciones Corporativas del Good Food Institute Europe, afirma: "Es realmente emocionante poder ver la evolución de las cifras obtenidas en los sectores de proteínas sostenibles tanto en España, como a nivel europeo. Pero no tenemos que perder de vista que ahora mismo, las proteínas sostenibles están donde estaban los paneles solares en los años noventa".
"Todavía tenemos mucho que hacer para acelerar la transición hacia un sistema de producción de proteínas más seguro y equitativo y construir un sistema alimentario más sostenible. Claramente los gobiernos tienen que dar un paso adelante en este sentido".
Queda mucho hasta logra un sistema alimentario más sostenible y claramente los gobiernos tienen que dar un paso adelante
De esta manera, "ahora mismo las proteínas sostenibles existen y están a disposición de los consumidores con conciencia ecológica que estén dispuestos a pagar un sobreprecio. Pero hasta que no se investigue más para hacerlas accesibles, no ofrecerán todo su potencial para alimentar a una población creciente y cumplir los objetivos climáticos".
El reto es mayúsculo y, pese a los buenos datos del ecosistema de proteínas sostenibles en España y en Europa, los próximos años serán claves para decantar la balanza hacia un nuevo modelo de alimentación más sostenible en el mundo que ayude a afrontar los grandes retos de esta sociedad.