Hace tiempo que el aumento de la contaminación en las ciudades empieza a ser un serio problema. Cada vez se aprueba más zonas de bajas emisiones en las urbes de más 50.000 habitantes y tiene sus efectos en los tipos de vehículos que pueden entrar en estas áreas, registro de horarios… ¿Cómo organizar este nuevo tráfico y, al mismo, lograr reducir la congestión y las emisiones de CO2 generadas por el transporte?
La startup española Last Mile apuesta por utilizar un conjunto de tecnologías de inteligencia artificial (IA) para “construir un sistema experto que permitirá a los responsables de tráfico manejarlo y gestionarlo para optimizar el transporte, combinando parámetros como el coste, el tiempo y las emisiones que se producen”, explica a D+I Ángel Batalla, su CEO y cofundador.
Así, esta startup ha creado la Plataforma Digital para la Última Milla, con registro de propiedad intelectual y derechos exclusivos de explotación, que emplea IA y blockchain para ayudar a las “ciudades y empresas a codiseñar, implementar y gestionar el día a día de modelos de distribución urbana”.
Unos modelos en los que se apuesta por “conciliar la eficiencia en el reparto urbano”-también conocido como última milla- y la necesidad de reducir el impacto ambiental de las ciudades. El objetivo es “optimizar la cadena suministro en su conjunto”.
Para ilustrar el reto que tiene por delante, Batalla expone: “Cuando te asomes por la ventana, en lugar de ver cinco furgonetas de reparto en tu calle, podrías ver una sola haciendo el trabajo de las cinco, porque van medio vacías”. Batalla matiza que esto aún tardará en llegar, porque, “aunque hablamos de mejorar el rendimiento, las empresas se ponen nerviosas cuando oyen hablar de estas medidas”.
Pruebas de campo
Por el momento, en las pruebas de campo que han realizado “se han reducido la congestión y las emisiones en más de un 30% y los costes de las actuales flotas en más de un 25%. Además, se ha reducido el número de vehículos necesarios al maximizar su ocupación y optimizar las rutas”.
De este modo, con ayuda de la tecnología, Batalla señala que en estos test se han “reducido los kilómetros recorridos en vacío y mejorado la ratio de entregas al primer intento, gracias al intercambio de información en tiempo real con los clientes”. Además, puntualiza, “se ha mejorado la sensación de seguridad y el apoyo del personal sobre el terreno”.
Uno de los pilares de la transformación del sector logístico pasa por el desarrollo de “gemelos digitales de los modelos de distribución para poder evaluar el impacto ambiental, no solo el económico, que tiene cada uno de ellos”, subraya el CEO de esta startup.
Esta fase de preparar una serie de gemelos digitales forma parte de un proyecto H2020, en el que Last Mile, participa. “Cuando finalice el proyecto habrá una batería de modelos entre los que las ciudades podrán elegir y decidir los que utilizar” para transformar la logística urbana.
“Pensamos en las compañías de reparto porque es lo que vemos a diario, pero representan una fracción mínima de lo que se mueve por carretera. Pero es un mercado de tres trillones de dólares americanos anuales y tiene larga distancia, distribución capilar (suministros a hoteles y restaurantes) y también la última milla”.
De grandes empresas a ciudades y pymes
De hecho, Last Mile ha desarrollado una solución escalable que pueden implementar tanto las grandes corporaciones como una unión de pequeñas y medianas empresas, así como las grandes ciudades que quieran regular el flujo de tráfico en sus ciudades para que puedan acceder en tiempo real a la información y validar que el operador de la red está cumpliendo con los requisitos.
Por ejemplo, están negociando con una ciudad suiza de más de 40.000 habitantes que quiere “explorar la posibilidad de tener un operador que consiga hacer llegar a tu casa los cuatro o cinco paquetes que te tendrían haber enviado diferentes empresas de transportes”.
Para poder tener éxito uno de los puntos clave es que los consumidores sean conscientes de que “el transporte no es gratis”.