Tocar los arpegios iniciales, frenéticos, del tercer movimiento del Concierto para Piano y Orquesta nº 2 de Sergei Rachmaninnov no sería posible sin un Gran Piano. Los pianistas necesitan estudiar constantemente, pero no siempre se tiene uno de estos instrumentos de madera, como los que fabrica Steinway & Sons, a tu disposición en cualquier momento y en cualquier lugar.
Sin embargo, PocketPiano es la startup catalana que ha encontrado una innovadora solución para crear un piano con el que puedas viajar al ocupar tan solo una mochila.
Su fundador y creador, Josep Bergadà, ha conseguido materializar, tras más de cuatro de desarrollo, este piano de bolsillo con la colaboración del centro tecnológico Eurecat y la empresa Jorquera Pianos.
Un piano profesional de 87 teclas
Se trata de un piano portátil y desmontable, compuesto por 10 módulos que se une mediante imanes. Una vez montado tiene un tamaño de 16,4 centímetros de ancho y 131 centímetros de largo. Todo un piano profesional de 87 teclas y dos pedales.
En concreto, la caja con la que se comercializa tiene unas dimensiones de 20x20x32 centímetros y un peso de 3,9 kg, en la que caben los 10 módulos desmontados y uno de los pedales.
Este joven emprendedor subraya que el mayor fabricante de pianos, la firma Steinway & Sons, les facilitó las medidas oficiales de los instrumentos, por lo que el tamaño de las teclas de este piano de bolsillo es el mismo que las de un piano de madera tradicional, lo que permite tocar y practicar cualquier pieza como con un Grand Piano.
Por el momento, Bergadà apunta a D+I que a lo largo de este proceso de fabricación ya lo han probado desde marinero en un banco hasta un motorista que viaja por todo el mundo. Este es el público objetivo de este particular piano, personas que realizan muchos viajes por trabajo y que pueden guardar este instrumento en una mochila tradicional.
Sensibilidad y recorrido de las teclas
Una de las características de este instrumento es que tiene entre tres y cuatro milímetros menos de recorrido que un piano de madera. “Los teclados que no son de madera, al ser de tecla vacía, si tienen más recorrido es más complicado tocar rápido y expresar”, explica Bergadà.
“Al poder reducir entre tres y cuatro milímetros el recorrido de la tecla se mejora la capacidad de velocidad a la hora de tocar” este piano que no es de madera, asegura Bergadà.
De este modo, compensan el característico “doble rebote” de los pianos de madera para poder tocar rápido con un golpe ligero para bajar unos tres milímetros la tecla de madera, sin bajarla hasta el fondo, para que suene. Es una de las claves que permiten tocar esas piezas rápidas como las sonatas de Ludwig van Beethoven.
Como este piano de bolsillo es electrónico el pianista debe tocar los sensores de las teclas para tratar de emular, con un efecto similar, ese ‘doble rebote’ con la diferencia de recorrido y la apuesta por el desarrollo de la sensibilidad de las teclas en la que han trabajado.
Y es que a la hora de fabricar un piano “cualquier desviación de 0,1 milímetros afecta a la sensibilidad” de las teclas. Para mantener la sensibilidad del piano, PocketPiano ha desarrollado un software de inteligencia artificial para homogeneizar la ingeniera electrónica del instrumento.
El reto era que, aunque fuera un piano desmontable en módulos, tuviera las mismas prestaciones que un piano de madera: “Si no puedes hacer ‘pianísimos’ [tocar muy flojo las teclas] no sería un piano, sino un simple teclado”, destaca Bergadà.
Cómo funciona
Bergadà explica que este instrumento funciona controlado por midi bluetooth para que pueda comunicarse con los dispositivos, pero, en esta primera tirada, recomienda utilizar Apple por la sensibilidad de la conectividad de su sistema bluetooth.
Para montarlo, se usa el módulo controlador con las octavas que se necesiten, que se unen entre ellas mediante imanes. Después, se sincroniza el piano desde el smartphone, tableta u ordenador, mediante una app DAW, como por ejemplo GarageBand.
En principio, se recomienda esta aplicación gratuita, pero serviría cualquier software del mercado que trabaje con midi bluetooth. En un futuro, Bergadà se plantea lanzar su propia app, pero será en fases posteriores del proyecto.
Tras esta conexión, “el piano ya está listo para crear, ensayar e interpretar” y el sonido se emite a través de auriculares o un altavoz, conectados al dispositivo (móvil, tableta u ordenador).
Cuatro años de desarrollo
Aunque sus padres son profesores de música y siempre había estado en contacto con un piano, no fue hasta que tuvo 22 años cuando lo empezó a tocar “de forma obsesiva y apasionada”. Entonces era un joven universitario y el piano del que disponía era el de sus padres que vivían a 40 km de distancia o pedir tocar en el solicitado piano eléctrico de la universidad.
Así surgió la idea para desarrollar este particular piano, que ganó el premio Creatic del Tecnocampus de Mataró y quedó finalista en los UPF Emprèn. Bergadà invirtió el premio de Creatic en un desarrollador para arrancar su proyecto. “Me estafó y perdí el dinero del premio”, lamenta este joven emprendedor, que entonces decidió apostar a lo seguro con el centro tecnológico Eurecat.
Y en 2017 fundó la startup para trabajar junto a Eurecat en el diseño y el desarrollo tecnológico de su idea inicial. Un proceso que ha costado cuatro años, sobre todo, “para ganar la batalla de la sensibilidad” de las teclas tan preciada por los pianistas.