La emergencia climática, que no lleva visos de frenarse en los próximos años a tenor de los -escuetos- resultados de la Cumbre de Glasglow recientemente clausurada, obliga a la sociedad actual a refugiarse en la tecnología y la innovación en aras de encontrar soluciones que permitan construir un modelo social y económico más sostenible.

El evento TBB 2021, impulsado por EIT InnoEnergy el pasado 3 y 4 de noviembre en Berlín, se convirtió en un escaparate de primer orden para pulsar el devenir del sector europeo desde la irrupción del covid, con un importante peso de las startups energéticas españolas.

Entre las propuestas de mayor impacto que allí se pudieron ver destaca Bamboo Energy, una spin-off del Instituto de Investigación en Energía de Catalunya (IREC), que entra en escena para tratar de cambiar los roles del siempre -resignado- consumidor eléctrico y cambiar las fichas del tablero actual.

Un proyecto 'nativo digital'

La startup catalana es el claro ejemplo del poder de la transformación digital y de cómo este proceso es ya imparable. Aunque Cristina Corchero, la creadora del software que motiva la puesta en marcha de la empresa, llevaba ya cinco años trabajando en el proyecto, Bamboo Energy vio la luz en julio de 2020, justo en los primeros compases de la pandemia.

De esta forma, el embrión del proyecto se desarrolló de forma online gracias al esfuerzo de sus fundadores y las prestaciones de la tecnología, lo que demuestra las enormes potencialidades de la nueva era que ha llegado para quedarse.

"Los cuatro fundadores del proyecto, tres investigadores y el CEO que proviene del mundo del emprendimiento, nos conocimos online, creamos la startup también online y los primeros clientes llegaron de la misma forma", reconoce Cristina Corchero, creadora del software y cofundadora de Bamboo Energy.

Los cuatro fundadores de Bamboo Energy son Cristina Corchero, Mattia Barbero, Manel Sanmarti y Alex Gomar (CEO). En la actualidad son ocho personas trabajando en la startup y EIT InnoEnergy e IDAE han invertido en su empresa para consolidar el objetivo de dar el salto a Europa en 2022.

Argumentos para lograrlo no le faltan a la startup. Su tecnología, que emana de los algoritmos que desarrolló Cristina Corchero durante cinco años en el seno del IREC, da pie a una propuesta disruptiva que contribuye a rentabilizar nuestra flexibilidad energética como clientes energéticos y a relacionarnos de forma diferente con las grandes compañías del sector.

Alex Gomar, Cristina Corchero y Manel Sanmarti en su expositor en TBB 2021 en Berlín durante el evento de EIT InnoEnergy celebrado este noviembre.

Su plataforma en la nube contribuye a alcanzar la eterna aspiración de crear una energía sostenible basada en la flexibilidad de la demanda. "Lo conseguimos cambiando el comportamiento del usuario, del consumidor final", explica Corchero.

Y pone un ejemplo sobre su aplicación. "En grandes eventos como el reciente TBB de EIT InnoEnergy en Berlín se produce un consumo energético muy alto en climatización e iluminación de todos los espacios. Si se bajara tan sólo un grado de temperatura, el asistente no lo notaría pero el ahorro sería muy notable", alega la investigadora.

'Cobrar' por la flexibilidad energética

La clave está en que "ese ahorro se lo podría ofrece a Red Eléctrica, por ejemplo", matiza Cristina, "y te pagarían por esta oferta", lo que empodera al consumidor y le concede un papel más activo que va más allá de la hasta ahora resignada condición de usuario final del sistema.

Bamboo permite, de esta forma, que los consumidores participen en servicios de red eléctrica gestionando su consumo, cambiándolo según su conveniencia, para ayudar a la red a lograr su estabilidad y, en última instancia, a construir un modelo energético más sostenible.

"Lo importante es que te pagan por ello y, al final, tú reduces tus costes eléctricos porque no sólo es que ahorres sino que recibes un ingreso", explica la fundadora. 

La dificultad del sistema estriba en que no es lo mismo pedir esta flexibilidad energética a una central que a un grupo de consumidores.

"A estos últimos hay que pedírsela de forma autonómica y Bamboo es eso, es la tecnología basada en inteligencia artificial, que gestiona de forma automática que todos estos consumidores ofrezcan su flexibilidad a la red", manifiesta Cristina Corchero.

En la actualidad, Bamboo Energy trabaja con industrias, hospitales y centros comerciales que son en un primer momento los actores que están explorando la posibilidad de ahorro y eficiencia que les brinda la spin-off.

La normativa, un paso por detrás

De nuevo, el proyecto de Bamboo Energy demuestra que los emprendedores van siempre un paso por delante de las normativas y marcos legales lo que, no en pocas ocasiones, obstaculiza que proyectos de impacto y gran valor social vean la luz a tiempo.

"Nosotros hemos comenzado a explorar la flexibilidad energética justo cuando legalmente se puede hacer en España. Antes no se podía. Aquí este mercado se abrió el pasado febrero", afirma la investigadora.

Desde ese momento, Bamboo Energy dispone de seis proyectos piloto centralizados en grandes consumidores con diferentes comercializadoras y agregadoras que están explorando la viabilidad de participar en estos mercados de flexibilidad energética con la idea de convertirse en una actividad comercial a partir de 2022.

Llevar la tecnología a los hogares, el reto

"Esta tecnología tiene que llegar en algún momento a las casas y los consumidores particulares pero aún hay un recorrido. Ahora lo importante es demostrar que funciona y para ello hemos comenzado con esos grandes consumidores", apostilla.

Para llevar a buen puerto el proyecto Bamboo Energy e iniciar la cita expansión internacional a partir del año que viene, la spin-off cuenta con el impulso que supuso la recientemente una inversión de 375.000 euros por parte del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) y EIT InnoEnergy, motor de innovación energética sostenible. 



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