La agricultura del siglo XXI se está construyendo de la mano de la tecnología y empresas españolas están contribuyendo desde la primera línea a la reformulación de una nueva industria agroalimentaria más respetuosa con el medio ambiente y con la innovación y disrupción como común denominador.
Entre los nombres propios de este contexto destaca la scaleup española Ficosterra, seleccionada por Naciones Unidas para sentar las bases de este nuevo tiempo en el sector agroalimentario mundial. Las consecuencias de la emergencia climática son evidentes y urgen pisar el acelerador para mitigar sus efectos cuanto antes.
Los primeros resultados obtenidos por la empresa de biotecnología marina son esperanzadores y confirman que el sector agrotech español está llamado a situarse en la vanguardia mundial en los próximos años.
Ficosterra ha cumplido la primera fase del proyecto Nutrialgae, promovido por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, a través de la iniciativa Ocean Innovation Challenge (OIC) para el progreso de la economía azul y el Objetivo de Desarrollo Sostenible 14.
Los ensayos internacionales avanzan a buen ritmo, especialmente en México donde ya se han logrado cultivos con hasta un 20% más de productividad empleando un 30% menos de fertilización química.
La clave ha sido complementar el programa de fertilización convencional con bioestimulantes elaborados a base de algas marinas, que evitan la contaminación de los acuíferos, provocada por los residuos de fósforo, nitrógeno y potasio no asimilados por los cultivos.
La FAO señala que la erosión del suelo de las tierras de cultivo arrastra anualmente entre 25.000 y 40.000 millones de toneladas de la capa superior, reduciendo significativamente el rendimiento de los cultivos y la capacidad del suelo para regular el agua, el carbono y los nutrientes.
Además, transporta entre 23 y 42 millones de toneladas de nitrógeno y entre 15 y 26 millones de toneladas de fósforo, lo que afecta negativamente a la calidad del agua.
El Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada, Baja California (CICESE) y GN Productores Agrícolas han sido las entidades que han colaborado con Ficosterra en las pruebas de laboratorio y campo realizadas en México.
Bioestimulantes aplicados al brócoli
Para ello han aplicando los bioestimulantes ficosagro ® y cystium-k ® -de origen 100% natural y certificadas para la agricultura orgánica- al brócoli tanto en invernadero como al aire libre durante la última temporada agrícola 2021–2022.
"Los primeros datos que están arrojando los ensayos están superando nuestras expectativas iniciales y dan argumentos para que podamos ver en hechos que una agricultura sostenible y más productiva es posible", afirma con satisfacción Luis Lombana, CEO de Ficosterra.
"Hemos visto que las zonas tratadas con bioestimulantes y un 70% de fertilizantes convencionales (T3) son las que más se han desarrollado frente al resto, pero aún hay que esperar a ver la evolución de los ensayos en esta nueva campaña", puntualiza.
Entre los beneficios registrados en el testeo con bioestimulantes hechos con principios activos del mar, el equipo de México ha comprobado que los suelos ganan en porosidad y capacidad para absorber nutrientes a la vez que disminuye la salinidad, y se estimula la actividad microbiana del suelo.
Estos parámetros promueven el crecimiento de la planta utilizando menos agua en el cultivo. El resultado es especialmente llamativo al haberse realizado las pruebas en zonas desérticas de Mexicali.
"El coronavirus ha afectado el desarrollo de los ensayos internacionales, comenzando algo más tarde de la planificación que habíamos hecho antes del shock de la pandemia. Esto se ha notado, sobre todo, en los ensayos de Marruecos", ha añadido el empresario.
"Por todo, quiero agradecer al equipo de trabajo multidisciplinar e internacional que se está implicando 100% en su compromiso con este reto, el Ocean Innovation Challenge", ha expresado Lombana.
En la segunda experiencia a nivel internacional de Ficosterra, la de Marruecos, los mayores incrementos, de un 20%, se han detectado hasta el momento en la zona calificada como T1 (tratada con bioestimulantes, reduciendo el 10% de fertilización convencional).
Tanto en México como en Marruecos se ha visto que el desarrollo de estos ensayos ofrece nuevas oportunidades para los agricultores, el ámbito académico y los investigadores locales en la aplicación de herramientas sostenibles que están conformando la agricultura del siglo XXI.
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