Hay proyectos que saben identificar a la perfección las necesidades concretas de un nicho de mercado llamado a evolucionar de la mano de la tecnología, la innovación y la disrupción.
La llamada economía azul brinda múltiples campos al emprendimiento para construir un modelo económico más sostenible que sitúa al mar y al sistema logístico-portuario en el epicentro de la estrategia.
Desafío Azul irrumpe en este ecosistema como un agente rompedor. O mejor dicho, revolucionario: "Somos exploradores del siglo XXI; navegantes deportivos, por lo que nos une la pasión por el mar, un mar con ciertos problemas a los que había que hacer frente con medidas innovadoras", explica a D+I Juan Poyatos, uno de los fundadores.
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Junto a Jaime Morell, decidieron un buen día que bastaba ya de lamentos y que iban a aportar su granito de arena a la preservación de los mares, al menos en un primer momento, de esa primera lámina de agua que concierne a los puertos.
"La exploración hoy ya no es navegar en los océanos, sino entre las ideas. Buscar soluciones a los problemas del mar es lo que nos motiva, como lo hicieron los antiguos navegantes, que buscaban pasos imposibles por estrechos y mares peligrosos en demanda de mejoras comerciales y avances tecnológicos", insiste Poyatos.
"Hoy esas fronteras, esos mares desconocidos, son misterios como los design thinking, scrum, model canvas, know-how, market fit, scaleups, etc", añade. Toda una manifestación de intenciones la de estos fundadores.
Pero ¿cómo lo están consiguiendo? La idea de Juan Poyatos y Jaime Morell se ha materializado en Desafío en Azul, un proyecto disruptor con varias líneas prioritarias.
La empresa ha hecho una apuesta decidida en el ámbito de la biorremediación, y es que conseguir puertos con aguas más llenas de vida ha sido una de las máximas de la startup.
"Hemos tenido la suerte de contar con el apoyo de Alcudiamar, que comparte nuestro interés por descubrir cómo mejorar la calidad de las aguas portuarias. Ellos, como nosotros, no se conforman con la situación actual, no quieren acostumbrarse a que las aguas estén turbias en los puertos", indican los fundadores.
Además, de la mano de la empresa Transbase Soler y la aceleradora Opentop, Desafío en Azul está poniendo en marcha un revolucionario proyecto que podría cambiar la logística-portuaria a gran escala.
Se trata del contenedor marítimo del futuro. Se trata de un contenedor creado con plásticos reciclados, que reduce en menos de la mitad el peso de los actuales contenedores y que, además, ya ha encontrado un fabricante a tan sólo 12 kilómetros de Valencia, ciudad donde se ubica la aceleradora Opentop, quien está ayudando a la startup en este apasionante reto logístico-.
'Depuración natural' de las aguas portuarias
En la línea de actuación en las aguas portuarias, Desafío en Azul fue requerida por la empresa Astilleros de Mallorca para poner en marcha un proyecto de biorremediación en aguas portuarias por medio de mejillones.
De esta forma, la pasada primavera Astilleros de Mallorca, con la financiación de la Autoridad Portuaria de Baleares y el asesoramiento científico del Centro Oceanográfico de Baleares, instalaron unos mil mejillones en cinco 'jaulas' en el puerto de Palma para hacer pruebas de supervivencia.
El sistema de jaulas oxigenadas para mejillones colocará otros 50.000 mejillones este invierno para mejorar la calidad del agua del puerto de Palma
La subida extraordinaria de las temperaturas del agua en el Mediterráneo este verano causó una gran mortandad de los mejillones en el puerto de Palma, por lo que se optó por repetir la prueba, ya con las aguas menos calientes, en otoño en el puerto de Alcudiamar, al norte de Mallorca.
Se instalaron otros mil mejillones en cinco jaulas en Alcudiamar el pasado 15 de octubre. Un equipo de Desafío en Azul, con un veterinario y un ecólogo al frente de las cuestiones científicas y garantizando el correcto trato animal, revisa semanalmente los mejillones y se toman muestras para su análisis en laboratorio.
El sistema de jaulas oxigenadas para mejillones colocará otros 50.000 mejillones este invierno para mejorar la calidad del agua, en especial su trasparencia, ya que los mejillones se alimentan principalmente de fitoplancton y sustancias orgánicas en suspensión.
Según el CEO Jaime Morell, "los puertos se nos han quedado como un desierto, pero incluso un desierto puede rehabilitarse. En un desierto empezaríamos por sembrar unos cactus para recuperar el sistema. En el caso de los puertos hay que empezar con mejillones, muy resistentes y filtradores naturales".
El contenedor plegable y sostenible
Por otra parte, su última propuesta disruptora les trasladó el pasado septiembre a Valencia y a la convocatoria de incubación de Opentop. Su idea para responder al reto lanzado desde la aceleradora de la Fundación Valenciaport del para crear el contenedor del futuro fue seleccionada entre 15 proyectos internacionales presentados.
"Nuestro ingeniero propuso un contenedor de nueva generación que es un 80% reciclable y un 30% reutilizable, por lo que el objetivo del reto que nos lanzaron se cumple: alcanzar la circularidad y el equilibrio entre economía y sostenibilidad".
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El nuevo contenedor será de plástico reciclado, con soportes y largueros de metal reutilizable. Y no menos importante: podrá regresar vacío a los puertos de origen, normalmente, China, unos dentro de otros, llegando a la proporción de veinte a uno.
"Además, al no ocupar casi especio en los grandes buques contenedores en sus viajes de vacío, reducirá enormemente el coste del comercio mundial", aseveran desde Desafío en Azul.
El nuevo contenedor, que ya ha sido apadrinado por la empresa valenciana Transbase Soler ha sido patentado por el equipo de Desafío en Azul y sus colaboradores, y ya se encuentra en fase de desarrollo del primer prototipo.
"En 2023 esperamos tener los primeros contenedores reutilizables en fase de pruebas y seguir aportando ideas y conceptos nuevos en economía azul", afirman los fundadores.
Ser sostenibles, gracias a la innovación y la disrupción, será rentable. Costará más no serlo. Es nuestro granito de arena
Jaime y Juan no se definen como idealistas, sino como emprendedores convencidos de que la suma de individualidades es clave para llevar a cabo un cambio de modelo en el que la sostenibilidad es rentable: "Quisimos pasar a la acción. Amamos el mar y estamos convencidos de que ser sostenibles, gracias a la innovación y la disrupción, va a ser rentable. Costará más no serlo. Este es nuestro granito de arena", concluyen.