Innovadores
El supermercado del futuro estará vacío
Evvo Retail, en colaboración con Porcelanosa, propone un nuevo concepto de tienda que sólo tiene productos frescos
5 julio, 2018 12:30Parece contradictorio, pero no lo es. El concepto de supermercado del futuro de Evvo Retail propone un proceso de compra totalmente personalizado, con la tecnología como protagonista, sin lineales ni pasillos, con muy pocos productos a la vista y mucha inteligencia artificial y big data entre bastidores.
Porqué lo que ya nos aburre “es seguir comprando como lo hemos hecho en los últimos 30 años, arrastrando un carro por pasillos llenos de productos que nunca compraremos, llevándolo a la caja para vaciarlo y volver a cargar lo comprado en bolsas o en otro carro, después de haber pagado en caja. Esto ya produce cierto tedio y ha dejado de tener atractivo”, afirma Pep Valls, coordinador estratégico y creativo de Evvo Retail, empresa de Igualada (Barcelona), dedicada desde hace más de dos década a la innovación en el punto de venta, especializada en el sector de la distribución de alimentación.
Evvo Retail ha presentado en Barcelona el proyecto SuperLab, en colaboración con Porcelanosa, que pretende marcar la tendencia de futuro de unos supermercados que pondrán en valor la ética, la sostenibilidad, el aprovechamiento alimentario y el control en la generación de residuos. SuperLab nació hace tres años, a partir de un análisis sobre la crisis del propio sistema de compra actual. El nuevo concepto propone una revisión total de la experiencia de compra, “renovando totalmente el espacio, potenciando la venta asistida e integrando la tecnología para aportar soluciones adaptadas al perfil de cada usuario”, explica Valls.
SuperLab propone atención personalizada, en contraposición al autoservicio actual, y tecnología capaz de recordar las preferencias del cliente y reconocer sus necesidades tan pronto como se introduzca en el sistema. Anticipa, además, las tendencias que preocupan cada vez más al consumidor: sostenibilidad, derroche alimentario, producción ecológica o energías limpias.
El supermercado del futuro tendrá espacios diáfanos, zonas orgánicas, luz indirecta y formas acogedoras, en los que las nuevas tecnologías estarán en equilibrio con el trato humano. Una recepción y un punto de información darán la bienvenida al cliente, que podrá elegir entre hacer la compra por su cuenta o recibir asesoramiento de una persona, que lo guiará según sus hábitos de alimentación, le informará sobre cuestiones dietéticas y nutricionales y sobre la elaboración de menús semanales, listas de la compra o entregas en domicilio. Aquí se ubicará también un espacio para el descanso, desde donde el cliente podrá realizar la compra online y esperar el pedido si desea llevárselo. Este espacio inicial se completará con zonas para cursos, conferencias y talleres, y un bar en el que se podrán consumir productos comprados en el supermercado.
Si el cliente prefiere hacer la compra de manera física, podrá acceder a la zona de exposición del producto. Aquí, la fruta y la verdura tendrán un tratamiento especial, ya que el producto expuesto habrá sido cultivado en el huerto o en el invernadero del propio supermercado, que se podrá ver desde su interior a través de una gran cristalera.
Los productos secos tendrán un espacio mínimo y será una gran pantalla táctil la que mostrará todo el stock del supermercado, las ofertas y las promociones. El cliente podrá seleccionar los que le interesen con un solo clic. Los lineales solamente alojaran los productos bio, ecológicos, de proximidad o gourmet. Tendrán pantallas propias, que informaran sobre sus características nutricionales o de elaboración, mientras que otras darán a conocer una selección de productos preparados para poder cocinar recetas propias de dietas equilibradas y saludables.
Un último espacio lo conformará una cinta transportadora, donde el cliente que haya optado por la compra física podrá dejar su carro con los productos adquiridos, que se prepararan para que pueda llevárselos él mismo o para que le sean entregados en el domicilio, eliminando así las colas en las cajas. El cliente que haya optado por la compra online, que podrá realizarse a través de una aplicación para teléfonos móviles o de las pantallas ubicadas en el supermercado, tendrá también la opción de elegir la modalidad de entrega.
Nuevos materiales en el edificio
La colaboración del grupo Porcelanosa en el proyecto incide directamente en la sostenibilidad de la edificación. La empresa líder nacional e internacional en el sector de pavimentos y revestimientos cerámicos propone materiales ecológicos que permitan un reciclaje sencillo o bien la reutilización de éstos en reformas posteriores. Destaca la utilización del material técnico K-Life, una nueva tecnología que ha evolucionado desde el material Krion Eco-Active Solid Technology, y que lo dota de múltiples nuevas propiedades: purifica el aire, es antibacteriano, elimina productos químicos y es de fácil limpieza.
“En el SuperLab hemos planteado la utilización de materiales muy innovadores, como el pavimento, en el que el 95% de la materia prima puede ser reciclada, o el K-Life, que se fundamenta en el fenómeno natural de la fotocatálisis, y que una de las propiedades que ofrece es que en contacto con la luz del sol desprende una serie de partículas que limpian el aire que le rodea”, explica Alejandro Felis, representante de Porcelanosa en la presentación del supermercado del futuro.
El K-Life, patentado por el grupo hace dos años, “es un material que mantiene todas sus propiedades de por vida, es resistente, moldeable y se construye de una sola pieza”, apunta Felis. El innovador material ya está instalado en diversos hospitales, centros de retail , salas de cine y un buen número de edificaciones de uso residencial del país, y en no pocos centros públicos y privados alrededor del mundo.
SuperLab es sobre todo una ambiciosa propuesta de digitalización de la distribución, un sector que no puede ignorar el incremento de la compra online y un consumidor que cada vez más integra las nuevas tecnologías a su vida cotidiana. El proyecto invita a una reflexión sobre el apremiante cambio que requiere el proceso de una compra necesaria, pero que ya se percibe como excesivamente tediosa.