Cerca de 124 millones de personas en 51 países sufren escasez aguda de alimentos, según cifras de la ONU. La mayor parte de ellos está en países subdesarrollados, pero lo cierto es que esta problemática no hace sino extenderse a todo el globo. ¿Las causas? El aumento imparable de la población y los efectos del cambio climático sobre la superficie explotable para labores agrícolas, entre otras. Un fenómeno con perspectivas muy negativas, salvo que reinventemos la forma de producir alimentos en todos los niveles de la cadena.

Refundar la concepción misma del origen de nuestra comida es precisamente lo que busca la startup mexicana Indoorganic. Y es que, si nuestros antepasados contaban con sus pequeños huertos domésticos de los que obtenían gran parte de su dieta, ¿por qué no llevar ese mismo concepto a nuestra vida moderna? Con la salvedad de que, ahora, esos huertos tienen que tener cabida en pequeños apartamentos en grandes ciudades y no han de requerirnos ser el centro de nuestro día a día.

"Queremos que cada hogar pueda producir sus propios alimentos y que, además, lo vean como un electrodoméstico más", explican Arturo Reyes y Arturo Plasencia, fundadores de esta iniciativa, finalista en los recientes premios Pascual StartUp. "Es una alternativa al huerto urbano, tanto en términos de tiempo como de conocimiento, ya que acercamos esta práctica a gente que no sabe cómo cultivar".

Para ello, Indoorganic propone una suerte de estanterías de diseño, minimalistas y que casi podrían pasar por una suerte de jardín vertical. Pero, en realidad, de lo que hablamos es de un dispositivo altamente sensorizado, capaz de generar un microclima apto para el desarrollo de las hortalizas deseadas. Mediante un sistema de inteligencia artificial, esta clase de soluciones permite personalizar la luz, la radiación PAR, temperatura o la humedad, entre otros parámetros, directamente desde nuestro móvil y por medio de sugerencias a medida y actualizadas apenas cada 10 o 15 minutos.

Todo ello en un diseño modular, capaz de ajustarse a las necesidades de cada familia o consumidor, y dotado de fertirriego, una funcionalidad que se encarga de mantener la humedad y de suministrar alimento a las plantas.

Indoorganic ya está testando su solución en varios países y tiene un roadmap muy claro de la evolución de esta tecnología, en los próximos cursos; una que va más allá del puro dispositivo de autoproducción de hortalizas. "El verdadero negocio a futuro pasa por los suministros, no por la venta de los equipos", adelantan sus creadores. "Y, además, queremos conectar a los usuarios de estos sistemas entre sí para compartir sus alimentos y favorecer así una cultura del autoconsumo colaborativa y en la que se desperdicien menos alimentos".