Mucho más que proteger un satélite de un posible ataque externo. Los desafíos a los que se enfrenta GMV para gestionar, desarrollar y garantizar la seguridad del sistema de control en tierra de los satélites de Galileo son múltiples, pero esta empresa española afronta esta gran responsabilidad tras ganar un contrato de la Agencia Espacial Europea (ESA por sus siglas en inglés) a multinacionales del sector de la talla de Airbus o Thales. De hecho, la ciberseguridad ha sido una de las claves para que GMV se haya hecho con este contrato de la ESA.

“Galileo incluye señales reguladas a nivel gubernamental, que estando cifradas precisan de unas claves que tienen que gestionarse y distribuirse entre usuarios de todo el mundo”. Este tipo de señales se están poniendo a punto en la actualidad en los satélites Galileo, por lo que aún no están totalmente operativos. GMV va a tener que afrontar esta acometida e incorporar grandes cambios en el sistema de seguridad para garantizar tanto la encriptación como la gestión de las claves. “Es un elemento que va a requerir un gran esfuerzo, ya que es uno de los desarrollos más novedosos de esta fase”, asegura a INNOVADORES Miguel Ángel Molina, director de Desarrollo de Negocio Aerospace de GMV.

Uno de los puntos fuertes de GMV ha sido su know how y su capacidad para “proteger el sistema”. El desafío no solo es perfeccionar el plan actual contra los ataques externos, analizar y solventar las vulnerabilidades, sino adaptar los nuevos elementos que se vayan incorporando en los sistemas de control de satélites a las nuevas restricciones de ciberseguridad. “Hasta hace 10-15 años estos aspectos no preocupaban en exceso a los operadores de satélites, pero ha habido casos reales de peligro de ciertos ataques que han podido acceder al telecomando de un satélite. Hoy, la seguridad de Galileo está garantizada, pero necesitaremos introducir ciertas capacidades para mejorar el nivel de protección”, puntualiza Molina.

Luchar contra la obsolescencia del sistema va a ser otro de los desafíos para GMV. Aunque pueda parecer algo muy básico, hay que actualizar los elementos que se queden anticuados, lo que supone un proceso complejo porque tiene que ejecutarse primero en plataformas paralelas, para poder estructurar, validar y certificar cada actualización antes de integrarla en los centros operativos, y así poder garantizar el servicio y la seguridad de los mismos.

Integración

La primera fase de este contrato ha sido la transferencia de competencias: configurar equipos de cierta complejidad para soportar el software que controla los satélites. “Hemos integrado estos equipos dentro de una red segura para garantizar que no haya accesos externos que puedan perjudicarla”, señala Molina.

El reto es asegurar la continuidad del servicio de Galileo, poder reaccionar ante cualquier anomalía y solventarla, e integrar los cambios que pida la ESA en el sistema de control. “No estamos vendiendo ni aviones ni helicópteros ni equipos para satélites, sino un sistema con un valor añadido completo para desarrollar software, integrando y validando el sistema control de la constelación Galileo”.

Molina subraya, además, el nivel de responsabilidad que supone este contrato con la ESA/GSA: “Una empresa española ha tomado la responsabilidad completa de un sistema de control de la importancia y relevancia de Galileo”, con un presupuesto de entre 150 y 250 millones, tras competir directamente con multinacionales del sector. “Galileo era una asignatura pendiente que nos faltaba dentro de los grandes sistemas de control de satélites en el mundo, en el que no habíamos entrado todavía de forma importante”.