Saludables, sostenibles y económicas son las tres principales cualidades de las suelas de zapato creadas a partir de los residuos de café, un material "abundante y barato" con propiedades aromáticas y antibacterianas. Así lo ha explicado a Javier Oñate, el gerente del Centro Tecnológico del Calzado de La Rioja (CTCR), donde se desarrolla desde hace dos años el proyecto Coffee Grounds Shoes (zapatos de posos de café).

Esta iniciativa estudia los beneficios de incorporar este tipo de residuos en el calzado convencional, con el fin de "reducir la cantidad de gránulos que van a los vertederos y aprovechar así las cualidades beneficiosas que presenta este material", según ha destacado Ocaña.

De acuerdo con los datos facilitados por el propio CTCR, cada español adulto bebe una media de dos a tres tazas de café por día, casi 4 kilogramos al año, lo que equivale a 24.140 millones de tazas consumidas y unas 170.000 toneladas anuales. "Esto supone la generación de una cantidad considerable" de restos de café que es recogida en hostelería y alimentación familiar.

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rnEl CTCR ha centrado su actividad en la selección de la tipología del poso más idóneo y hasta el momento ha validado dos de los cinco tipos de café testados. Los primeros ensayos de actividad antibacteriana practicados en laboratorios han permitido confirmar el alto nivel de inhibición de microorganismos.

Teniendo en cuenta el entorno acuoso del calzado debido al vapor de agua que genera el propio pie, la incorporación de restos de café molido a plantillas u otros componentes, confirmaría la extracción de sustancias antimicrobianas.

El actual programa se encuentra ya en su fase final y ahora los científicos del CTCR estudian en qué otros materiales se podría incluir estas partículas del café "para crear unos zapatos cien por cien ecológicos", ha indicado Oñate. Entre esas materias primas, con las que también trabaja el CTCR en este momento, figuran las peladuras de patata, las fibras naturales de piña y de coco o las pieles de champiñón y de setas.

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rnDe esta manera, se continúa una línea de sostenibilidad a partir de lo que Oñate denomina "materiales avanzados", que engloba "tanto elementos tradicionales a los que se les dan otros usos como nuevos polímeros fruto de la investigación".

La marca Natural World, encargada de este proyecto, es una de las entidades que se ha embarcado "recientemente" en la "lucha por contribuir a la protección y conservación del medio ambiente", una tendencia que crece "exponencialmente" en el sector de calzado.

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rnSegún datos del Instituto Tecnológico del Calzado (INESCOP), la fabricación de tan sólo un par de zapatos -lo que incluye su procesamiento desde la obtención de la materia prima hasta su reciclaje- conlleva una media de 10,6 kilogramos de dióxido de carbono emitidos a la atmósfera. De ellos, un 58% corresponde a la fabricación de los componentes, un 16% al envasado, el 11% al montaje y acabado y un 6% a la distribución del producto final.

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rnEste tipo de investigaciones ha motivado a empresas de calzado a investigar la forma de "reducir su huella de carbono e impacto ambiental", ha subrayado a Efe el responsable de producción de Nature World, Jorge Pérez quien ha abogado por una producción "respetuosa con el medio ambiente basada en la economía circular".