La investigación genética está en un agujero negro legal. A pesar de los grandes avances que ha sufrido en los últimos años, no existe una normativa global que regule algunos de los aspectos esenciales, como sus consecuencias éticas. La Organización Mundial de la Salud se ha puesto firme. La agencia ha pedido que los científicos registren sus experimentos antes de iniciarlos.
Para intentar regular esta situación la OMS ha creado un nuevo comité asesor sobre el desarrollo de estándares globales para la gobernanza y la supervisión de la edición del genoma humano. El reto de este comité será trabajar hacia un marco de gobernanza internacional “sólido”.
Así, ya ha acordado que se necesita un registro central sobre la investigación de edición del genoma humano para crear una base de datos abierta y transparente de los trabajos en curso. De hecho, se desarrollarán herramientas para garantizar “el máximo beneficio y el mínimo riesgo para la salud humana”, explica Soumya Swamanathan, Chief Scientist de la OMS.
“La edición genética es una increíble promesa para la salud, pero también plantea algunos riesgos, tanto ética como médicamente”, afirma el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS. Este comité, subraya, es “un ejemplo perfecto del liderazgo de la OMS” al reunir a algunos de los principales expertos del mundo para debatir sobre este tema.
Durante los próximos dos años, a través de una serie de reuniones, el comité consultará con las partes interesadas y lanzará recomendaciones para “un marco de gobernanza integral que sea escalable, sostenible y apropiado para su uso a nivel internacional, nacional y local”.
Experimentación genética
Ante la creación de este comité sobrevuela la noticia que asaltó a la comunidad científica hace unos meses, en noviembre de 2018, cuando se ‘enteró’ de que el investigador chino He Jiankui ya estaba realizando ensayos genéticos en fetos de entre 24 semanas y seis meses para ‘crear’ los primeros bebés con edición genética, a partir de la técnica CRISPR. Esto es lo que la OMS quiere regular.