Madera y fuego: larga historia de malentendidos

Madera y fuego: larga historia de malentendidos

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Madera y fuego: larga historia de malentendidos

En estructuras sometidas al fuego, la capacidad de este material de mantener gran parte de su resistencia mecánica resulta muy superior

5 mayo, 2019 07:00

El reciente incendio de Notre Dame vuelve a plantear la idoneidad de la madera como material arquitectónico. Es bien sabido que París embruja a muchos de quienes la visitan (no a todos: París elige con celo a quién hechizar) y en algunos casos, como el mío, el embrujo se acrecienta con cada nueva visita, con cada nuevo paseo por esas calles y bulevares que son Historia solidificada y bruñida. Parte del hechizo se debe a la catedral de Notre Dame y a sus siempre vigilantes gárgolas.

Con el incendio resurge la cuestión de la madera como material adecuado para la arquitectura y la ingeniería, pues la cubierta y el pináculo tenían estructuras de madera antigua. 

Desde hace ya mucho, sobre la madera pesan dos estigmas en España que explican su escaso uso en la construcción: que sufre degradación por hongos y por insectos como las termitas y la carcoma, y que tiene poca resistencia al fuego.

En realidad, ambos estigmas hace tiempo que carecen de razón (técnica) de ser. Desde hace muchas décadas existen tratamientos fiables para proteger la madera de la biodegradación.

Asimismo, pueden emplearse especies de madera con elevada durabilidad natural. Hay materiales derivados de la madera, como la madera acetilada o furfurilada, que combinan una gran resistencia a la biodegradación con una notable reducción de la hinchazón o contracción frente a cambios de humedad, incluso en entornos agresivos como piscinas o saunas.

"La madera es combustible, pero se necesitan 400ºC para que empiece a arder"

En cuanto al comportamiento frente al fuego, al contrario de lo que suele pensarse, la madera es uno de los mejores materiales. En estructuras sometidas al fuego, la capacidad de la madera de mantener gran parte de su resistencia mecánica resulta muy superior a la de otros materiales que se derriten o pierden su capacidad estructural mucho más rápidamente.

En la memoria de todos perdura el rápido derrumbamiento de las Torres Gemelas. En el caso de una estructura de madera y otra de otro material, la primera aguantará mucho más tiempo el fuego sin derrumbarse, por lo que se cuenta con más tiempo para evacuar a las personas.

El buen comportamiento de la madera frente al fuego se debe a su forma de arder. La carbonización de la madera ralentiza la transmisión de calor hacia el interior del elemento, y por tanto tiene un efecto de retardo. Por su origen biológico, la madera es combustible, pero se necesitan unos 400ºC para que empiece a arder.

Por ello, muy raramente los incendios se inician en la madera; según las aseguradoras, suelen originarse en la tapicería. A medida que se va quemando la madera, pierde sección, y por tanto resistencia mecánica, pero de una forma muy lenta, incluso con más lentitud si la madera tiene alta densidad y carece de grietas. La resistencia al fuego también puede incrementarse mediante tratamientos ignífugos.

El Código Técnico de la Edificación (CTE), vigente desde 2006, que normaliza la clasificación de la madera, especifica cómo realizar sus cálculos estructurales e impone exigencias de resistencia frente al fuego atendiendo al uso del edificio. Es decir, coloca a la madera en igualdad de condiciones para la construcción que el hormigón armado o el acero

Entonces, ¿por qué persiste en España el estigma de que la madera tiene poca resistencia al fuego? La principal causa es la falta de formación específica en madera estructural. En comparación con materiales como el hormigón armado o el acero, a este material se le dedica muy poco tiempo en los planes universitarios españoles de arquitectura e ingeniería. Justo lo contrario de lo que ocurre en Alemania, Austria y los países nórdicos.

"A este material se le dedica muy poco tiempo en los planes universitarios españoles"

En el escaso uso de la madera para construcción en España también influye, aparte de la falta de conocimiento del material, la percepción de que es un material “atrasado”. Percepción equivocada, porque existen productos de madera técnica avanzados y de producción completamente industrial, como la madera contralaminada o los tableros mixtos.

A menudo, el profesional no utiliza la madera para edificios por desconocimiento de los numerosos productos de madera técnica, que permiten ejecutar desde estructuras sencillas a otras con formas complejas. 

Con las directrices y normativas de la Unión Europea primando el uso de materiales renovables en construcción y la reutilización de materiales, es previsible que aumente el uso de madera para edificios, tanto en envolventes como en estructuras. Actualmente empiezan a proliferar los rascacielos de madera, en los que se usa madera contralaminada; el más alto de ellos por ahora es el Mjøstårnet, en Noruega, que tiene 85 metros de alto y 18 pisos.

En línea con Europa, España debe recorrer todavía un largo camino en el uso de la madera como el material sostenible más destacado, y eliminar el estereotipo que lo encasilla como débil o frágil para un uso estructural y con escasa resistencia al fuego. Nada más lejos de la realidad.

Miguel Ángel Abián Pérez es especialista en Tecnología de la Madera del Instituto Tecnológico AIDIMME