Un grupo de investigadores de la Universidad de Salamanca (USAL) ha liderado un estudio internacional en el que se describe una nueva propiedad de la luz, hasta ahora totalmente desconocida, de potencial aplicación en algunas especialidades tecnológicas del futuro como es la nanotecnología.
Laura Rego, Carlos Hernández, Luis Plaja y Julio San Román son los miembros del Grupo de Investigación en Aplicaciones del Láser y Fotónica de la Universidad de Salamanca responsables del proyecto internacional que ha identificado esta nueva cualidad de la luz, cuyo contenido y descripción ha publicado la revista Science.
"Estamos muy satisfechos, ha sido una experiencia extraordinaria, similar a cuando en su momento apareció el rayo láser, algo así como cuando un naturalista descubre un ser vivo o avista una especie de ave desconocida", ha explicado este jueves a Efe Julio San Román, uno de los científicos.
En colaboración con la Universidad de Colorado (Estados Unidos) y el Instituto de Ciencias Fotónicas de Castelldefels, el estudio demuestra por primera vez que la luz puede forzar una torsión sobre sí misma sin el concurso de fuerzas externas, una propiedad nunca vista.
Hasta la fecha, desde los años noventa, ha precisado San Román, "habíamos sido capaces de construir haces de luz con propiedades que nos han permitido observar la naturaleza, interaccionar con la materia y abrir puertas al ámbito de la ciencia".
Pero el valor añadido de este hallazgo consiste en haber identificado, demostrado y descrito que los haces de luz poseen, por sí mismos, sin ayuda externa como hasta ahora, la propiedad de acelerar su torsión en el tiempo como un remolino que acelerase su rotación, a gran velocidad.
Los resultados de esta investigación abren nuevas vías para la experimentación básica en torno a las dinámicas entre las interacciones entre la luz y la materia en sus escalas "micro y nanoscópica", un paso fundamental para el desarrollo de la tecnología del futuro.
Entre otras utilidades, el aprovechamiento de esta nueva propiedad de la luz puede servir para comunicar giros en corrientes dentro de materiales conductores, lo que podrían tener algún tipo de aplicación en estructuras materiales nanoscópicas.
San Román, no obstante su satisfacción, se ha mostrado cauto en este punto y expresado su deseo de que estas fuentes de luz, haces lumínicos dotados de un giro acelerado y una longitud de onda muy corta, puedan convertirse en "herramientas potentes dentro de algún campo", especialmente dentro de la nanotecnología por esos rasgos.
El alcance de este descubrimiento "todavía está un poco por descubrir", ha añadido este científico antes de recalcar el potencial de esos haces para inducir giros en la materia y acelerarla, así como de actuar en corrientes y, por tanto, con efectos magnéticos.
En la Universidad de Salamanca se realizaron las simulaciones teóricas, se diseñó la forma de producir, medir y controlar los haces de luz con esa cualidad, mientras que en la de Colorado, el equipo formado por Kevin Dorney, Margaret Murnane y Henry Kapteyn realizó el experimento hasta generarlos por primera vez.