Lideran la revolución digital y acumulan más información de la que jamás habría soñado el mejor servicio de espionaje del mundo. Son los gigantes tecnológicos, las big tech, bajo la lupa de los gobiernos y pendientes de una regulación que debe garantizar la protección de los ciudadanos.
Vistas en sus inicios como protagonistas de una trama de ciencia ficción que colocaba el futuro al alcance de la mano, los últimos escándalos sobre el manejo de datos y su influencia en los procesos electorales amenazan con convertirlas en el "villano" de la película.
Es urgente marcar las reglas del juego para limitar la actuación de estos gigantes porque, como advierten las voces críticas que se alzan esta semana en la Web Summit de Lisboa, "los datos no son inofensivos".
"Vivimos en la era de la ansiedad", sostuvo hoy Brad Smith, presidente de Microsoft. Una era con "oportunidades y desafíos" en la que "la tecnología es un activo esencial para el mundo, pero también se puede convertir en un arma". "Y cuanto más poderosa es la herramienta, más eficaz". Smith es una de las "estrellas" de la Web Summit, la cita tecnológica más importante de Europa, que reúne en la capital lusa a más de 70.000 personas.
"Tenemos que poner barreras para protegernos contra los abusos y evitar consecuencias indeseables", advertía en su intervención de hoy. "Hay que trabajar con los gobiernos y presionarlos para que se muevan más rápidamente". decía. "Cuando las personas quieren comunicarse con sus amigos ya no envían papeles secretos. Eso muestra lo importante que es proteger la privacidad. Un derecho fundamental en una época en la que todo es digital".
También el exprimer ministro británico Tony Blair apuesta por la regulación para limitar "el poder" de estas corporaciones. "Los gobiernos tienen que ser activos. Es necesario este compromiso entre el mundo tecnológico y el mundo de la política, esto es central" porque "estas compañías están cambiando el mundo". Ahora, lamentó en su intervención, "el problema es que tenemos una revolución en el mundo real en una sala y los políticos están en otra sala".
La apuesta de Blair pasa por reforzar una "posición europea" y estrechar vínculos con Estados Unidos frente al poder tecnológico de China, para que "las próximas innovaciones se hagan por personas que están de acuerdo con la regulación y con los conceptos y valores en los que creemos".
Acostumbrada a moverse entre los bastidores del "juego de espías" que practican las big tech, Brittany Kaiser, exdirectora de desarrollo de Cambridge Analytica y testigo clave de uno de los mayores escándalos sobre el manejo de datos, exige leyes para proteger a los ciudadanos de la manipulación: "La mayor amenaza para nuestra democracia no es externa, es interna. Estamos tan desprotegidos en 2020 como estábamos en 2016".
"Los datos son el nuevo petróleo, somos productores pero no tenemos acceso a un mercado de millones de dólares". El problema es especialmente preocupante en periodos electorales, como el que se avecina en Reino Unido o en Estados Unidos, y "no podemos esperar a las elecciones", insistió. "Si la campaña de Donald Trump (presidente estadounidense) nos deja en casa, ganará en 2020".
Kaiser habla con conocimiento de causa. En 2016 trabajó activamente en las campañas electorales estadounidenses y presenció estrategias creadas para apartar a minorías y mujeres de las urnas. Para luchar contra esta manipulación, "falta alfabetización digital" y, sobre todo, "falta una legislación, una regulación para protegernos".
Contundente también fue la denuncia del exanalista de la CIA Edward Snowden, ahora exiliado en Rusia. "Los datos no son inofensivos, no son abstractos cuando tienen que ver con la gente. Y casi todos los datos que se registran son de personas. No se están explotando datos, se explota a las personas. No se manipulan los datos, se manipula a las personas", afirmó en un mensaje divulgado en la apertura de la Web Summit. Todos, según Snowden, somos susceptibles de ser vigilados "porque esa información en el futuro podría ser útil".