La ciencia de los trasplantes ha avanzado mucho en los últimos 70 años, pero no en todos los órganos por igual. El primer gran hito se consiguió en el año 1954, cuando un cirujano estadounidense realizó el primer trasplante renal con éxito. El trasplante se hizo entre gemelos, por lo que no se produjo rechazo del órgano. En España, el primer trasplante con éxito se realizó en 1965 en el Hospital Clinic de Barcelona. La paciente, de 35 años, sobrevivió al trasplante de un riñón de un fallecido en un accidente de tráfico.
El primer trasplante de corazón se realizó en Sudáfrica en 1967. El receptor fue un paciente de 56 años que había sufrido tres infartos. Se combinaron procedimientos novedosos, como la parada cardiaca mediante hipotermia y la circulación extracorpórea. A pesar de los avances, el paciente murió a los 18 días por una neumonía.
A finales de los 70 los esfuerzos se dirigieron a reducir las defensas del paciente sin comprometer su vida. Se empieza a usar la ciclosporina, un fármaco que dificulta la división de los linfocitos (las principales células del sistema inmune). Se reducen las muertes a menos de un 10%.
Los trasplantes de cara y extremidades aún tardarían en llegar; la primera operación parcial de rostro se hizo en 2005 en Francia. Cuatro años después Pedro Cavadas realizaba en el Hospital Vall d’Hebron de Barcelona el primero que incluía además el trasplante de la mandíbula y de la lengua. Este mismo médico realizó un año después el primer trasplante en España de manos y antebrazos. La paciente, que se recuperó con normalidad, había sufrido una amputación 28 años antes.
En 2008 se anunció el primer éxito en ingeniería de tejidos. Investigadores americanos consiguieron descelularizar y recelularizar un corazón de rata por primera vez. Aunque conectado a máquinas, el corazón volvió a latir.
En el Hospital Gregorio Marañón de Madrid salvaron hace unos meses la vida de un paciente con una operación casi pionera. El paciente llegó con una grave lesión en la aorta. Siguiendo el ejemplo de una intervención similar realizada en un hospital de Seattle, el equipo fabricó en menos de 10 horas una prótesis 3D a medida. El paciente recibió el alta pocos días después.
La última publicación sobre supervivencia de órganos es de hace pocos días. Una nueva técnica ha conseguido ampliar el tiempo de vida útil de un hígado de 12 a 27 horas. Hasta ahora se mantenía a entre cuatro y ocho grados centígrados con hielo en una solución con conservante. La nueva técnica utilizar un cóctel de conservantes que se perfunde de forma constante en el órgano a través de una máquina lo que, a pesar de las bajas temperaturas, evita su congelación.
El desarrollo de las quimeras es un mundo aparte que tiene avances constantes. Uno de los equipos punteros es el dirigido por el investigador español Juan Carlos Izpisúa, del Instituto Salk de California. Izpisúa ha creado quimeras de humano y mono en un laboratorio de China con el objetivo de obtener órganos para trasplantes.
En el proceso se suprimen los genes que dan lugar a un determinado órgano en el embrión de un animal y a continuación se le inyectan células madre humanas que rellenan ese hueco, lo que da lugar a un órgano prácticamente humano. Estas quimeras no llegan a nacer, al menos de momento, porque los investigadores interrumpen la gestación a los 14 días, que es la línea roja que la comunidad científica ha establecido en los casos en los que se usan células humanas.
El equipo de Izpizúa ya había logrado con anterioridad quimeras entre ratón y rata a través de la técnica de edición genética CRISPR para inactivar genes implicados en el desarrollo del corazón, los ojos y el páncreas.
El sector necesita empresas
En España no hay empresas especializadas en nuevas tecnologías relacionadas con los trasplantes de órganos; es un nicho vacío. En países como Estados Unidos la industria es la que crea y fabrica y aparatos que contribuyen a la investigación. “Si queremos hacer una innovación, lo tenemos que crear o fabricar nosotros en las universidades o en los hospitales, o encargarlo a otros países, porque no hay empresas especializadas en España. La compañía que entre en este sector será recibida con los brazos abiertos”, destaca el investigador Estanislao Nistal, de la Universidad CEU San Pablo.