Con poco más de 649.000 habitantes, Navarra es una de las autonomías más industriales de España, y uno de sus sectores más potentes es la agroindustria: con más de 600 empresas, 13.500 empleos directos y 3.000 millones de facturación. Sin embargo, a pesar de su importancia, en 2015 el grado de innovación en este tejido empresarial estaba por debajo de la media, al comparar con sectores con bastante peso en la zona, como la industria mecatrónica (automación y áreas relacionadas con la misma) o la energía renovable, según los datos de los indicadores de innovación de la Sociedad de Desarrollo de Navarra (Sodena).
Con el objetivo de acercar la innovación más disruptiva a las empresas agroalimentarias navarras, una decena de entidades (entre administración, empresas y entidades formativas) deciden crear en 2015 una aceleradora de innovación en Navarra para mejorar esos ratios. Así surge Orizont, con el reto de fomentar y potenciar ideas disruptivas en agroalimentación y de ayudar a las startups a colaborar con empresas del sector, explica a INNOVADORES Vicky Iriarte, directora de inversiones del área de semilla startup en Sodena y responsable de Orizont.
Uno de los desafíos de este hub regional ha sido mejorar la interacción entre las startups y el potente tejido empresarial navarro. Orizont debía convertirse en su nexo de unión: las corporaciones grandes, en realidad, tienen recursos limitados para destinar a áreas de innovación, en las que no tienen experiencia ni recursos suficientes, asegura Iriarte. "Ellas solas tienen más complicado para llevar a cabo este tipo de proyectos, porque o bien no tienen los perfiles indicados o bien no cuenta ni con experiencia ni con las herramientas". De este modo, Orizont se convierte en palanca de nuevas transformaciones.
"Ser pequeños [por el tamaño geográfico] tiene también algunas ventajas, como estar muy próximos al sector, a las empresas que lo conforman", apunta Iriarte. "Escuchamos lo que nos decían: en su día a día, las grandes corporaciones y las pymes consolidadas dominan la innovación básica o incremental y la implementan en sus procesos, pero sus organizaciones no están preparadas para proyectos más disruptivos" y necesitan instrumentos para acercarse a nuevos desarrollos tecnológicos.
Así, en la quinta edición del programa de Orizont, se plantea un enfoque distinto de la mano de siete empresas líderes implantadas en Navarra que han trasladado sus retos en innovación, "aquellos que no son capaces de atacar internamente con sus recursos y capacidades". Así, Grupo IAN, Viscofan, Iberfruta, Grupo AN, General Mills, Grupo Apex y Florette han lanzado 22 retos, agrupados en temáticas: soluciones de packaging más sostenibles; soluciones vegetales y proteína vegetal; maquinaria y cadena auxiliar; vinculación con el consumidor final; soluciones ecológicas y saludables; nuevas tecnologías de tratamientos menos agresivos, y valorización de residuos.
Maite Muruzabal, directora de la Fundación Grupo AN y presidenta del Clúster Agroalimentario de Navarra, destaca la necesidad de impulsar el ecosistema emprendedor del sector en la región, no solo por apoyar a las startups a crecer, sino porque es una forma de innovar que a las empresas tradicionales "nos despista de nuestro día a día".
Por la estructura de las empresas que ya forman parte del tejido empresarial, no podrían afrontar el desarrollo de proyectos tecnológicos disruptivos, explica Muruzabal a INNOVADORES. Sin embargo, al hacerlo "en paralelo acompañando a startups, nos abre la puerta a futuros negocios, pero, sobre todo, nos ayuda a aprender nuevas formas de hacer las cosas, nuevos procesos".
Roselyne Chan, directora de Innovación de Grupo Apex, subraya, en este sentido, que siempre están valorando "nuevas formas de innovar y colaborar con otras empresas de la zona en diferentes consorcios o proyectos". Chan destaca que hay que "crear confianza" para llevar a cabo proyectos de I+D+i con otras empresas y centros de investigación.
Iriarte incide en que las empresas más asentadas en el sector están acostumbradas a trabajar de una forma totalmente diferente a la de una startup: "No es ni mejor ni peor, es diferente", incide Iriarte. Desde Orizont el reto en esta nueva fase es "buscar empresas líderes y con inquietud por acercarse a la innovación más disruptiva y trabajar con un binomio startup-empresa en otro contexto".
Esto implica pequeños pasos para alcanzar el modelo de innovación abierta, porque el tejido tradicional aprende a desarrollar proyectos "más allá de la relación cliente-proveedor al uso". De hecho, para desarrollar estos retos se requiere un contrato mínimo de 25.000 euros, aunque esta cifra se adapta al alcance de cada proyecto.
Esto sin perder la fórmula de aceleración, en la que el apoyo financiero pasa "de los 110.000 euros con unos instrumentos bastante encorsetados, a los 400.000 euros en unos términos más abiertos". Esta financiación está diseñada para startups en fase tempranas que generen valor (empleo, tendencias tractoras...) en Navarra.
Estar cerca de la disrupción
El tejido empresarial quiere estar cerca de las startups innovadoras más disruptivas y esto ha provocado un ‘boom’ de iniciativas empresariales para acercarse a este ecosistema. Las empresas ya consolidadas, aunque innovan de forma básica, explica Vicky Iriarte de Orizont, son "más conscientes de que hay que estar cerca de la disrupción que, por sus capacidades, no son capaces de generar internamente".
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