Las heridas crónicas o difíciles de curar, aquellas que no sanan después de seis semanas, suponen una importante carga económica para los sistemas de salud de todo el mundo, con un gasto que ronda los 30.000 millones de dólares anuales. Solo en EEUU, más de 6,5 millones de personas sufren heridas de este tipo y se calcula que, globalmente, conducen a medio millón de amputaciones cada año.
Los costes y la incidencia de las heridas crónicas no dejan de aumentar debido al cada vez mayor número de personas mayores, donde son más frecuentes las úlceras por presión y en las piernas, así como al aumento de personas con diabetes, más propensas a presentar úlceras en los pies. Ante este problema, y considerando que la valoración adecuada de estas heridas no está al alcance de la mayoría de los cuidadores, científicos franceses han desarrollado un nuevo parche de grafeno que permite monitorizarlas a distancia.
“La conductividad del electrodo de grafeno varía según los cambios fisicoquímicos de la herida, así que hemos producido películas de este material sobre un polímero (un plástico) y las hemos integrado en un vendaje, capaz de registrar parámetros biológicos por contacto directo con el lecho de la herida”, explica Vincent Bouchiat de Grapheal, una spin off surgida del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia (CNRS) con sede en el Instituto Neel de Grenoble, donde se ha desarrollado esta tecnología.
Vendaje inteligente
El apósito de grafeno es ultraflexible, se adapta sin problemas a cualquier parte del cuerpo, y lleva integrada una diminuta electrónica inalámbrica (con electrodos ligeros y totalmente flexibles) que transfiere los datos a una aplicación del móvil. Después, mediante un software y tecnologías médicas de telemedicina en la nube, la información puede llegar al hospital para ser monitorizada y evaluada por un especialista.
El personal médico y de enfermería pueden controlar de forma remota cómo se están curando las heridas mediante este sistema, recibiendo alertas sobre cualquier infección que pueda surgir, lo que ayuda a prevenir complicaciones.
“De esta forma se pueden mejorar e individualizar los tratamientos de las heridas crónicas que requieren una atención a largo plazo”, apunta Bouchiat, quien insiste: “En particular, proporciona una detección temprana de infecciones que permiten una solución de hospital en el hogar”.
La incorporación del grafeno a este tipo de parches dérmicos no solo no interfiere en la cicatrización de las heridas, sino que de hecho la favorece, estimulando este proceso de forma activa, según han demostrado los estudios preclínicos que ya se han realizado.
Pruebas y lanzamientos
Las primeras pruebas en humanos están a punto de comenzar. Este producto sanitario ha sido clasificado de clase II-b (como los preservativos o las plumas de insulina, por ejemplo) y requiere la marca de conformidad europea. Su lanzamiento está previsto en 2023.
Los creadores del parche tenían previsto haberlo presentado en febrero, junto a otros proyectos de la gran iniciativa europea Graphene Flaship, en el Mobile World Congress de Barcelona, cancelado para prevenir la expansión del coronavirus.
En este contexto, los investigadores recuerdan que este nuevo dispositivo de grafeno podrá ayudar a monitorizar las heridas crónicas de personas aisladas, como las que ahora se han visto obligadas a hacerlo por esta pandemia.
Fuente: Agencia SINC