La crisis del coronavirus ha provocado, además de mucho dolor y sobresaltos, una aceleración en la implementación de la telemedicina que Felip Miralles, ingeniero informático, doctor en Inteligencia Artificial y Tecnologías Avanzadas y director de la Unidad de e-Health del centro tecnológico Eurecat, pronostica que será de un lustro. "La tecnología está madura, se ha adentrado en otros sectores pero en el ámbito de la salud existían muchas prevenciones", asegura.
Algunas voces críticas se centran en que en el sector sanitario transitan muchos datos con un grado altísimo de privacidad, pero para Miralles no es razón suficiente para frenar los avances que ya son posibles: "Existen temas éticos y morales. Se tendrán que superar barreras, sobre todo las relacionadas con el hecho de establecer a quién pertenecen esos datos. Es complejo, sin duda, porque sobre todo requerirá un cambio de modelo tanto a nivel administrativo como cultural". Miralles hace referencia a los presupuestos de los centros públicos, "que reciben las partidas en base a su actividad presencial. Si lo presencial pasa a ser virtual, este cómputo también tendrá que variar". Pero además también cambiarán los roles de los profesionales y de los pacientes, las cuestiones formativas y los perfiles. "Se necesitarán médicos tecnólogos y tecnólogos con conocimientos médicos", añade.
La telemedicina era vista hasta ahora como una tecnología de soporte, complementaria al sistema vigente. "Pero todos los inconvenientes se perciben de diferente manera cuando te has enfrentado a una crisis sanitaria como la del Covid-19, sobre todo porque pone en evidencia que, con un sistema de salud digitalizado, mucho más virtual que el actual, esta crisis se hubiera podido encarar de mejor manera", apunta en dirección a temas como la información en tiempo real, seguimiento del paciente desde su hogar, menor colapso de los centros hospitalarios porque únicamente hubieran accedido a ellos los casos graves, gestión más eficiente de las residencias de ancianos que hubieran dispuesto de herramientas de selección, seguimiento y monitorización al minuto, evitando la mayoría de contagios. Y, sobre todo, comunicación permanente.
Corea del Sur utilizó la telemedicina para hacer frente al coronavirus. También Singapur. En ambos países se inició la pandemia. "Esto quiere decir que dispusieron de mucha menos información sobre la enfermedad de la que después pudimos tener en Europa. En cambio, se controló mejor gracias a que se actuó rápida y tecnológicamente. Se hicieron test rápidos y se pusieron en marcha herramientas de telemedicina que permitieron realizar una trazabilidad del contagio y un seguimiento en remoto de la evolución del 90% de los pacientes que pasaron el Covid-19 en sus domicilios", explica el experto.
Las herramientas de telemedicina pueden contribuir a establecer la trazabilidad de contagios, dar recomendaciones de buenas prácticas de prevención y facilitar la recopilación de síntomas. En este sentido, comenta Miralles, "el seguimiento de las constantes de salud del paciente, a partir de diferentes variables fisiológicas como las temperatura o el oxígeno en la sangre, combinadas con videoconferencias y servicios de mensajería haría posible evitar que los casos que no son graves lleguen al hospital". Con el paciente ya diagnosticado, se realizan acciones de monitoreo remoto vía cuestionarios y la toma de variables mediante dispositivos sencillos, así como se implantan herramientas de colaboración y comunicación para la la coordinación entre profesionales de la salud y paciente.
Eurecat ha desarrollado diferentes proyectos pioneros en telemedicina, como Ekenku, un sistema de telemonitorización para el seguimiento de las constantes en casos de enfermos crónicos complejos o de pacientes que requieren atención después de episodios agudos o antes y tras una intervención. Ekenku hace posible tomar parámetros clínicos físicos como la tensión, el peso, las pulsaciones, los niveles de glucosa o la temperatura, responder cuestionarios personalizados y establecer consultas virtuales desde casa mediante dispositivos conectados a internet.
Por otra parte, como miembro de diferentes consorcios, Eurecat ha intervenido en el proyecto Paprika, que mejora los resultados en salud y calidad de vida de pacientes que tienen que someterse a una cirugía. Esta herramienta ofrece un programa de entrenamiento personalizado y adaptado que permite una mejor preparación de la intervención, la reducción de las complicaciones postoperatorias y ayuda a mejorar la recuperación posterior, además de contribuir a reducir el tiempo de hospitalización y los costes asociados a estas intervenciones. También ha participado en el proyecto Live Incite, que ofrece una solución digital que ayuda al paciente a dejar de fumar y a cesar la ingesta de alcohol para afrontar cirugías planificadas de rodilla y cadera y, junto con la Fundación Salud Empordà, el centro tecnológico contribuye al proyecto eVisió, orientado a la atención integrada del paciente oftalmológico a través de herramientas de diagnóstico remoto -aplicación móvil y web-, consiguiendo una mejor coordinación entre la atención primaria y el hospital.
A nivel europeo, Eurecat ha participado en el desarrollo de la solución Connecare, basada en la medicina de las cuatro P (participativa, personalizada, predictiva y preventiva) y orientada a la promoción de la gestión de la salud en el domicilio del paciente. Se trata de una aplicación móvil que incluye un sistema de alertas automático, y conecta enfermos y profesionales de la salud y cuidadores. "Todos estos proyectos ya han pasado las pruebas piloto y los resultados han sido excelentes", concluye Felip Miralles.
Ir más lejos
Al inicio de la pandemia, la consellería de Salud del gobierno catalán puso en marcha la aplicación móvil Covid19CAT, que proponía un sencillo cuestionario a la ciudadanía, con el objetivo de confeccionar un mapa de calor de los contagios y poder actuar desde el domicilio de las personas con síntomas de la enfermedad. "Sumando otras tecnologías, se hubiera podido ir mucho más lejos", asegura Miralles