El cáncer de próstata es la forma más común de cáncer entre los hombres europeos. Su incidencia supera los 100 casos por cada 100.000 individuos y es la segunda causa más común de muerte por cáncer en varones. Para combatirlo se emplea la radioterapia, la quimioterapia, la crioterapia o la terapia hormonal.
Ahora investigadores del Instituto de Tecnología Química (ITQ), centro mixto de la Universitat Politècnica de València (UPV) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han desarrollado y patentado un nuevo tratamiento para destruir de forma selectiva las células tumorales. Basado en el uso de nanopartículas porosas orgánicas COFs ( Covalent Organic Frameworks) la nueva terapia consigue destruir de forma selectiva las células cancerosas en la glándula prostática y los ganglios linfáticos locales, de una manera más eficiente y menos agresiva que la quimioterapia convencional.
El tratamiento consiste en la utilización de una nanopartícula de COF que contiene el “coctail” necesario para atacar el tumor. Por un lado, incluye la molécula de docetaxel (el fármaco más usado para el tratamiento del cáncer de próstata resistente a la hormonoterapia), además de un anticuerpo monoclonal (anti-FOLH1) y un agente de imagen (generalmente un radionúcleo para tomografía de emisión de positrones conocido como PET).
Su forma de administrar es también innovadora: la nanopartícula se introduce en el organismo vía intratumoral. De esta forma se resuelven los problemas de toxicidad generados por la administración intravenosa de este medicamento (su toxicidad obliga a limitar tanto la dosis como la duración de la terapia). Se minimizan los efectos secundarios de la medicación que, además, al actuar de manera selectiva sólo contra las células cancerosas, no afecta al resto del organismo. Además, se puede seleccionar y monitorizar la liberación del medicamento durante horas o días según cada paciente.
El nuevo sistema permite identificar y destruir al mismo tiempo las células que provocan la enfermedad con lo que puede seguirse la evolución del cáncer y la especificidad del tratamiento simultáneamente. Esto es posible gracias al trabajo conjunto de una molécula directora, receptores específicos en las células tumorales y a la técnica de imagen PET, que ayuda a localizar el tejido maligno en la próstata con precisión unicelular, lo que facilita el diagnóstico de la enfermedad en sus primeros estadios.
La nanopartícula es 100% orgánica y completamente biodegradable (a diferencia de otras de naturaleza inorgánica o híbrida), lo que facilita su eliminación completa.