El 19 de diciembre, Israel comenzó la vacunación contra la Covid-19, una semana antes que en Europa y cinco días después que en Estados Unidos. A día de hoy, la Startup Nation no es líder en la cantidad absoluta de vacunados, con tres millones de ciudadanos que ya han pasado por la aguja. Estados Unidos supera la cifra de cinco millones y Reino Unido se acerca a los cuatro millones, más 450.000 segundas dosis ya aplicadas.
Pero en lo que sí supera y sorprende el Estado judío a todo el mundo es en la intensidad de su campaña. Contando con 9,8 millones de habitantes, entre ciudadanos y residentes, ya supera el 35% de población vacunada, como contábamos esta semana en EL ESPAÑOL. Esa misma estadística atribuye a España al 2,19% de la población, con un millón de vacunados.
El gran éxito de la campaña israelí se basa, según explicó en una presentación a la prensa internacional el doctor Asher Salmon, responsable del área de relaciones internacionales del Ministerio de Sanidad, en dos puntos clave.
El primero, un trabajo coordinado de múltiples áreas del Gobierno, de diferentes ministerios (incluidos Interior y Defensa), y otros servicios y agencias del país, bajo una gestión centralizada y dirigida por el Ministerio de Sanidad.
El segundo, una combinación de planificación muy precisa, con un alto grado de flexibilidad para adaptarse a las circunstancias. El doctor Salmon ofrece un ejemplo: las vacunaciones se hacen mediante cita de las personas que pertenecen a los grupos designados. Difícil allí que los políticos se salten la cola, como por desgracia ha ocurrido en España en al menos 16 ocasiones.
Si al final de la jornada sobran dosis, que indefectiblemente se echarán a perder, se llama con urgencia a miembros de los grupos de primeras asistencias y respuesta inmediata, como conductores de ambulancia, paramédicos, bomberos, policías… Y son vacunados, "aunque sean jóvenes y no pertenezcan a los grupos señalados".
La clave: actuar con prontitud
La detallada presentación del responsable médico sirve para demostrar que el fenómeno de la innovación no consiste únicamente en desarrollar tecnologías, sino también en la manera de gestionar y aplicar los recursos de maneras que no se habían hecho antes.
Empezando por la planificación rigurosa y el control de los medios disponibles. Un planteamiento que empezó a funcionar desde que Israel tuvo su primer paciente, "a finales de febrero de 2020".
Dice Salmon que empezaron a prepararse a mediados de enero, cuando les llegaron "las primeras informaciones desde China, sobre Wuhan".
"En ese momento empezamos a entrenar a nuestros hospitales y a distribuir una directiva de actuación, aunque entonces ninguno sabíamos lo que iba a ocurrir, ni lo que podría pasar. Pero empezamos a prepararnos y fuimos el primer país en cerrar el tráfico aéreo con China y el lejano Oriente, también cerramos rápidamente nuestros cielos a Occidente y a Estados Unidos, aunque desgraciadamente cinco días demasiado tarde", lamenta Salmon.
Alcanzaron el pico de la primera ola a finales de marzo y empezó una fase de encierro nacional, que fue suavizándose a finales de abril. "Y rápidamente volvimos a la vida normal. Demasiado rápido".
Los elevados picos de infecciones en septiembre condujeron al segundo encierro, radical, en la primera semana de octubre. Y ahora están en el tercer encierro nacional, "en medio de una vacunación masiva".
En abril empezó la negociación con farmacéuticas que preparaban vacunas, empezando con AstraZeneca. Su primer acuerdo en firme fue con Moderna. Y con Pfizer, el acuerdo fue a última hora. Pero es la primera que llegó a su centro de distribución.
Estrategia de grupos
Todo el plan de acción se basa en coordinar varias líneas de estrategia, bajo la dirección del Ministerio de Sanidad.
"Para priorizar nuestro plan de vacunación decidimos comenzar con el personal médico, pero al mismo tiempo empezar a vacunar inmediatamente a todos por encima de los 60 años. Muchos países europeos han comenzado con ancianos de 70 o 75 años", detalla Salmon.
"Necesitamos traer un volumen masivo de pacientes a los centros de vacunación para crear un cambio de tendencia", señala. Y para intensificarlo, añadieron personal "del grupo de respuesta inmediata a nuestra primera etapa".
El sistema ejerce un riguroso control sobre las dosis que se utilizan cada día, para evitar el desperdicio, apoyándose en los grupos de auxilio. "Ya hemos vacunado a casi el 90% del personal de las brigadas de primera línea en el país sólo con esta línea de acción".
Otra cuestión es cómo atraer a determinados grupos de población, que podrían ser más reacios a la vacunación. "El trabajo de los medios de comunicación y la información es muy importante. Tenemos que preparar el terreno, convenciendo al público, no sólo de que la vacunación es importante, sino haciéndole ver que tenemos suficientes datos. Que las vacunas son seguras. Transparencia con lo que está sucediendo, para crear confianza".
Las dificultades surgen con algunas comunidades del país, como los ultraortodoxos y la musulmana-árabe. Para gestionarlo, Salmon indica que han diseñado distintas campañas de comunicación, "con distintos lenguajes", para cada uno de esos grupos, para los jóvenes, para los más mayores… incluso para la población árabe beduina, más dispersa y difícil de convencer.
No obstante, Salmon confía en que la israelí será la primera población árabe plenamente vacunada en todo el mundo.
No elude, al respecto, la cuestión espinosa de la población palestina, concretando que cuando habla de población árabe se refiere a la que posee la nacionalidad israelí y reside en su territorio.
"La Autoridad Palestina está negociando sus propias vacunas", afirma. Aunque también asegura que "todos los presos palestinos serán vacunados, inmediatamente, como población de riesgo", y también los serán "los solicitantes de asilo e inmigrantes ilegales".
"Lo diré claramente: tenemos el máximo interés en que los palestinos sean vacunados lo antes posible, porque son nuestros vecinos más cercanos y unos 100.000 atraviesan cada día los puestos de control. Será imposible librarse de la pandemia si no se vacunan. Pero, por ahora estamos ocupándonos de los ciudadanos israelíes. Es lo que hace cada país".
La compleja logística
La otra parte esencial de la estrategia es acomodar la compleja logística para gestionar una vacuna como la de Pfizer, que debe almacenarse a 80 grados bajo cero, lo que cual exige medios tecnológicos muy concretos.
"Es un desafío para los países grandes y para los pequeños, como nosotros", reconoce, humilde, el portavoz del país más emprendedor del mundo. "Teníamos claro que necesitábamos un lugar de almacenamiento adecuado y decidimos tener uno solo, nacional. Está en el sitio logístico de nuestra mayor compañía farmacéutica, Teva, que disponía de espacio suficiente a 80 bajo cero. Está en el mismo centro del país, cerca de las carreteras principales, y podemos repartir y enviar a todo el territorio, a diario".
"Cuando la disponibilidad de un producto requiere congelación profunda, disponemos de un plazo corto para usarlo. Tenemos 120 horas, aunque tratamos de no pasar las 96 horas, y, mientras, se debe mantener de menos 2 a menos 8 grados", añade Salmon.
Además, advierte que hay "información limitada sobre la estabilidad del producto. Las vacunas basadas en liposomas, como las de Pfizer y Moderna, son muy sensibles a la preparación, a las sacudidas y a los movimientos. Y es un gran problema. Hay que ser muy cuidadosos con cada remesa que se envía. No se pueden reenviar de un destino a otro".
Para los traslados utilizan lo que denomina una estrategia de "bandejas de pizza", algo similar a los contenedores de los repartidores a domicilio, que procuran amortiguar las sacudidas.
El centro de mando Covid-19 está instalado cerca del aeropuerto nacional y tiene en cuenta no sólo el movimiento de remesas de vacunas. Debe tratar también "con problemas como las agujas y jeringas. Está claro que es necesario tener un número suficiente para tener éxito en este proyecto".
Resume la logística en tres grandes operaciones para centralizar el control y la planificación: una ubicación central de ultra congelación para todo el país, asegurando una segunda dosis para cada uno de los vacunados. Planificación semanal para hacer envíos a cada uno de los 350 puntos de vacunación tres veces por semana, (todos están a una distancia de unas dos horas). Y puntos de vacunación en grandes lugares comunes, como estadios deportivos y centros comerciales en grandes ciudades.
En las áreas pequeñas y remotas abren sus propios puntos, contando con la colaboración de HMO, la organización semiestatal sin ánimo de lucro que gestiona en la práctica la sanidad de los ciudadanos. Trabaja con voluntariado y personal médico contratado, tiene sus propios hospitales y los israelíes deben asociarse a una de las cuatro áreas HMOs existentes para recibir atención médica.
En el plan de vacunación, esa organización ha jugado un papel clave, porque es la referencia de proximidad sanitaria. Para adiestrar a su personal en la tarea hicieron primero un entrenamiento vía Zoom para los que luego serían instructores, en su mayoría enfermeras y paramédicos. Luego cada HMO entrenó a su propio personal, sobre todo con formación remota.
"Las clínicas y centros comunitarios han vacunado también. Se pidió a todos los hospitales públicos que se hiciera primero con el personal médico", precisa Salmon. "A medida que el tiempo avanza, ponemos más énfasis en la comunidad. Tenemos un proyecto para llegar a las residencias de ancianos. Hay más de 600 residencias y el plan es llegar a todas en un mes".
Un registro 100% digital
Otro punto esencial es el control de lo que se va haciendo y la comunicación. "Necesitamos un sistema de información estable y preciso, electrónico, para hacer seguimiento y para documentar. El registro central nacional obtiene la información sobre cada individuo que fue vacunado y, al mismo tiempo, cada paciente recibe en su tarjeta médica electrónica la anotación de que ya lo está". Todo, dice, "sin usar papel ni lápiz".
Los vacunados reciben luego un mensaje para que acudan a recibir su segunda dosis en 21 días.
También pone énfasis en los call centers, con dos tipos de actuación: ayudar a los profesionales que están vacunando, con atención 24/7. Y atención al público, para consultar cualquier preocupación, o dudas sobre efectos secundarios.
"Eso ahorra muchos problemas, crea confianza y transparencia y evita visitas innecesarias a los centros de emergencia".
Añade que utilizan "una gran cantidad de herramientas tecnológicas para programar citas. Puede hacerse en el centro de llamadas, a través de internet o con la app para el móvil de HMO".
En algunas comunidades, la rama local de la HMO toma la iniciativa de llamar a las personas mayores para instarles a acudir a vacunarse. Las mismas aplicaciones sirven para hacer el seguimiento y enviar mensajes de texto o de voz, para la población de más edad.
El objetivo que se marca Israel es ser capaz de haber vacunado al 70% de la población a finales de marzo o mediados de abril. Ya está a mitad de camino.