El sector de tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) cuenta con casi 100.000 puestos de trabajo sin cubrir, a pesar de que su salario anual es 11.000 euros superior al de la media del país, según datos de la patronal tecnológica DigitalES.
De hecho, la entidad señala que durante los próximos cinco ejercicios estas retribuciones no pararán de crecer debido en parte a la alta oferta de posiciones unida a la escasez de perfiles.
Y es que, si en junio de 2021 España contaba con un déficit de profesionales tecnológicos de entre 70.000 y 75.000, actualmente esta cifra se ha disparado hasta las 100.000 vacantes desocupadas.
Aquí es donde aparece Factoría F5, una red de bootcamps tecnológicos inclusivos, solidarios y gratuitos repartidos por todo el país en los que se busca que las personas que los cursan adquieran algunas de las competencias tecnológicas más buscadas en dicha industria para poder encontrar trabajo de calidad.
Guillaume Thureau, CEO de la compañía, explica a D+I que su objetivo es "romper los códigos de una sociedad que reserva los puestos bien remunerados del sector tecnológico a una élite". "Todo el mundo puede programar y queremos que los profesionales sean tan diversos como en nuestra sociedad", precisa.
Thureau cuenta que la asociación surgió de una alianza estratégica con Simplon.co, un modelo que nació en París hace 8 años con el objetivo de aportar nuevas oportunidades de inserción sociolaboral para personas en situación de vulnerabilidad.
Así, las cuatro personas que fundaron la asociación decidieron apostar por un proyecto similar en España que, actualmente, se materializa en bootcamps presentes en Madrid, Barcelona, Sevilla y Asturias.
Personas diversas para un dinámica "rica"
El directivo precisa que todas las formaciones y talleres que realizan son gratuitos, por lo que la financiación para llevar adelante el proyecto proviene de fundaciones privadas, empresas tecnológicas e instituciones públicas.
Thureau señala que no tienen un perfil de usuario típico porque no existe ningún criterio relacionado con estudios, experiencia o nivel económico por el que se decidan para seleccionar a los candidatos. Según precisa, solo se fijan en que cumplan 4 competencias transversales: motivación por la tecnología, pensamiento lógico, autonomía y capacidad de trabajo en equipo.
"Damos prioridad a las mujeres en situación de precariedad, a las personas jóvenes sin titulación y sin empleo, a las personas refugiadas, a las personas con discapacidad y a las personas desempleadas de todas las edades", puntualiza.
De esta forma, cuenta que en una misma promoción pueden tener mujeres, hombres o personas no binarias que van desde los 18 a los 60 años con diferentes niveles formativos y más de 10 nacionalidades diferentes. "Más diversas las personas de una promoción, más rica la dinámica pedagógica y de aprendizaje colectivo", afirma.
Dos de las personas que han pasado por las formaciones ofrecidas por Factoría F5 han sido Ángel Martínez (37 años), que cursó el bootcamp celebrado en Asturias, y Marianna Desiré Moreno (43 años), que actualmente está realizando un programa en Barcelona.
Ambos explican que decidieron apostar por este curso cuando estaban en paro, en el caso de Martínez tras ser padre y en el de Moreno después de que su trabajadora social le presentase esta oportunidad para mejorar sus competencias.
Los dos coinciden en que siempre han estado interesados por la tecnología, pero nunca han podido dedicarse a ello y vieron este curso como una oportunidad para reciclarse y aprender más sobre dicho sector.
"Me parece increíble las vueltas que nos da la vida y que, ahora, a mis 42 años, pueda estudiar esto", señala la alumna.
Protagonistas de su proceso formativo
Respecto a las materias que se tratan en los bootcamps, Thureau explica que desarrollan competencias en desarrollo web fullstack o en diseño de experiencia de usuario y prototipado, así como metodologías ágiles y de buenas prácticas de desarrollo.
Además, avanza que próximamente ofrecerán formación en inteligencia artificial.
El responsable de Factoría F5 explica que lo definitorio de su pedagogía es que está basada en "aprender haciendo", por lo que desde el primer día los asistentes aprenden a base de proyectos reales desarrollados en equipo.
"No son alumnos, sino 'coders' que son protagonistas de su proceso formativo y tratamos como profesionales del sector tecnológico", apunta.
Tanto Martínez como Moreno destacan que, más allá de las competencias técnicas, el aprendizaje que destacan tiene que ver con las transversales, a las que se suman la aplicación de metodologías actuales que ponen a la persona en el centro y la ayudan a "aprender por uno mismo".
Más de 76% encuentra trabajo en seis meses
Thureau explica que los bootcamps permiten aportar talento digital a las empresas de la industria y cubrir los cientos de miles de puestos de trabajo disponibles por la falta de personas con las competencias adecuadas.
El directivo señala que el sector tiene "mucho potencial de crecimiento" y puede ofrecer "grandes oportunidades laborales" que "las personas que más lo necesitan" pueden aprovechar.
De hecho, según datos de la asociación, más del 76% de las personas formadas consiguen un trabajo en los seis meses siguientes al finalizar el bootcamp.
Ambos alumnos son claros ejemplos de esta afirmación, ya que los dos han conseguido encontrar un empleo antes incluso de finalizar sus estudios "gracias a los conocimientos adquiridos y al esfuerzo".
"No solamente me ha ayudado a conseguir trabajo, sino que también a conseguir un trabajo de calidad", afirma Moreno.
El consejero delegado de Factoría F5 explica que la pandemia ha traído a colación la forma en la que la tecnología puede acercar o apartar a los usuarios.
Por ello, "es más importante que nunca" entender que las personas que desarrollan las herramientas relacionadas deben ser tan diversas como las que las usen para que, realmente, esta industria "esté al servicio de una sociedad más inclusiva".