Estos días alrededor de 30 estudiantes de la Universidad de Burgos se prestan voluntarios para probar un simulador de conducción instalado en la Escuela Politécnica. Durante una hora cogen los mandos de un volante para recorrer las carreteras y caminos que se muestran en una pantalla de la forma más realista posible.
Aunque a priori pueda parecerlo, no se trata de un videojuego, si no de pruebas para conocer la actividad cerebral cuando una persona se encuentra frente a diferentes escenarios mientras conduce.
“A los voluntarios se les coloca una diadema con sensores que captan la actividad del cerebro. Estos proporcionan un encefalograma con distintos marcadores que permiten medir la carga de trabajo, fatiga, estado emocional, cansancio o estrés asociado a determinadas situaciones”, explica Marteyn van Gastaren, responsable del proyecto en Instituto Tecnológico de Castilla y León (ITCL), en conversación con D+I.
“Hasta ahora, siempre se han tenido datos del comportamiento del coche y de las condiciones del entorno por el que se desplaza para, por ejemplo, establecer una normativa en riesgos laborales en el sector de los conductores profesionales. Pero no se cuenta con información sobre qué hace reaccionar a una persona de una forma u otra al volante”, añade.
Esta será precisamente una de las aplicaciones de este proyecto piloto en el que, junto a ITCL, también participan IBM, la Universidad de Roma La Sapienza y Brain Sing, spinoff de esta institución educativa.
“En función de los resultados obtenidos en los factores que influyen en la fatiga de camioneros o transportistas, se podrán elaborar una serie de recomendaciones para reducir los riesgos en la conducción”, detalla Van Gastaren.
Entre los proyectos que tienen sobre la mesa también está el uso de este simulador en autoescuelas. “De ahí que uno de los requisitos de los conductores voluntarios que están probando el piloto del simulador no tengan carné de conducir”, adelanta el investigador de ITCL.
Proyecto europeo
El proyecto que está sacando adelante ITCL forma parte de uno mayor, Mindtooth, comandado por la italiana Brain Signs, y financiado por la Unión Europea a través del programa Fast Track to Innovation (FTI).
Los miembros del consorcio buscan medir el estado psicofisiológico de los usuarios al volante de un coche (aquí es donde participa el centro tecnológico español), de pilotos de aviones y trabajadores de fábricas.
Una vez cuenten con todos los datos necesarios, el objetivo es desarrollar un sistema que proporcione indicadores en tiempo real de los estados cognitivos o emocionales de las personas mediante el procesamiento de señales cerebrales.
Para sacar adelante este proyecto europeo, la spinoff de la Universidad de La Sapienza ha diseñado y desarrollado la diadema inalámbrica con los sensores. Cuando el sistema esté validado, ITCL lo integrará en sus simuladores de coches que integran entornos con una gran variedad de contextos (urbano, campo, carretera) y la posibilidad de interactuar con otros actores urbanos (peatones, motos y bicicletas) simulados virtualmente con inteligencia artificial.