Los canales que la recorren son uno de los mayores atractivos de Venecia. La ciudad, fundada en el siglo V, está construida sobre un archipiélago de 118 pequeñas islas, al norte de mar Adriático, unidas por más de 450 puentes.
Su centro histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1987, es una obra maestra de la arquitectura y hasta los más pequeños de sus monumentos albergan ejemplos de grandes artistas, como Tiziano, Veronés y Tintoretto.
Su particular geografía ha marcado su historia. En el siglo X se convirtió en una gran potencia marítima y hoy en uno de los destinos turísticos más llamativos del mundo. Recibe alrededor de 25 millones de visitantes al año.
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Un turismo masivo que, solo con el negocio de los cruceros, genera más de 400 millones de euros al año, según la Asociación Internacional de Compañías de Cruceros (CLIA, por sus siglas en inglés), pero que también ha provocado que los propios venecianos huyan en busca de un lugar más tranquilo para vivir.
El agua que corre por sus canales, y que ha dictado el destino y el devenir de esta particular ciudad, también sufre las consecuencias. Cuando las lanchas y barcos turísticos dejaron de transitar por ella durante la pandemia, la calidad de estas vías fluviales mejoró y los peces volvieron a bucear por sus aguas.
Limpieza a fondo
Sin embargo, en su fondo marino aún queda mucha basura que retirar antes de que la actividad turística se recupere a niveles anteriores a marzo de 2020, al tiempo que se evita que los desechos generados por la acción del hombre acaben en sus aguas.
Desde hace dos semanas un robot está limpiando los canales de Venecia. El sistema, desarrollado por el centro tecnológico y de investigación española Tecnalia, está formado por una plataforma flotante y un robot submarino, ambos unidos por ocho cables que conectan el sistema móvil con la plataforma.
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Para la recogida de los plásticos y basura marina, el robot integra unos sensores que identifican lo que reposa en el fondo marino. Además, está provisto de un conducto de succión de unos 150 mm de diámetro para recoger los restos de tamaño más pequeño y, también, de una pinza hidráulica para agarrar objetos más grandes de hasta 200 kilos, como neumáticos, cajas, secciones de barcos hundidos o redes de pesca.
“Hemos sumergido por primera vez la plataforma móvil del robot a dos metros de profundidad y hemos probado cómo se mueve en el espacio de trabajo realizando movimientos de traslación y de rotación”, detalla el coordinador de Robótica y automatización de Tecnalia, Damien Salle, a D+I.
Plásticos para reciclar
El diseño de este sistema no es la única actividad en la que este centro tecnológico participa dentro del proyecto Maelstrom. Una iniciativa que coordina el Instituto de Ciencias del Mar del Consejo Nacional de Investigaciones italiano (CNR - ISMAR), junto con la asociación Venice Lagoon Plastic Free.
También están trabajando en el desarrollo de otras dos soluciones. “Una de ellas, también robotizada, para, una vez transportada la basura marina a una planta del puerto, identificar los plásticos y separarlos por tipo de material de carara a facilitar su posterior reciclaje”, detalla Salle.
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“La otra –continúa– es una solución de reciclado del plástico marino. El propósito es aportarle fibras también recicladas y generar así unos composites con mejores prestaciones”. Por último, desde Tecnalia también contribuyen al análisis del ciclo de vida de las tecnologías desarrolladas en el proyecto para evaluar tanto su impacto positivo como negativo.
Una vez realizada la prueba piloto, que finalizará en los próximos días, en septiembre se iniciará una nueva recogida de desechos para dejar completamente limpio el canal y, posteriormente, ampliar a más zonas de Venecia. “Para el futuro, también se establecerá una propuesta para escalar la solución y adaptarla a más sitios del mundo”, adelanta Mariola Rodríguez Mijangos, gestora de proyectos de Tecnalia, a D+I.
El proyecto Maelstrom tiene un presupuesto de 6,8 millones de euros y recibe una subvención de casi seis millones de la Comisión Europea, provenientes del programa de investigación H2020. La subvención que recibe Tecnalia para su acometida y desarrollo es de algo más de 935.000 €.