Uno de los efectos inmediatos ante la propagación del coronavirus en nuestro país fue el cierre de los centros educativos. En escuelas, universidades e instituciones formativas dejaron de impartirse clases presenciales. De manera paulatina, y en la mayoría de los casos atropellada, trasladaron su actividad al entorno online. Esta interrupción sin precedentes pilló desprevenida a la práctica totalidad de la comunidad educativa.
Aunque en los últimos años se estaba produciendo una aproximación a otras metodologías de enseñanza-aprendizaje diferentes a la tradicional, todavía quedaba un largo camino para cambiar el actual modelo educativo. No imaginaban que en los próximos meses tendrían que reinventar su manera de acercarse al alumnado.
“La covid-19 ha sido el detonante de la digitalización para quienes hasta este año nunca se habían planteado las ventajas y beneficios de la formación presencial remota u online”, asegura Ana Delgado, directora académica de The Valley, a D+I.
Pero el impacto de la pandemia va mucho más allá. “Las metodologías se han adaptado a los nuevos hábitos y demandas que ha generado la covid-19, ofreciendo flexibilidad y conveniencia. Su impacto –añade Delgado– también se nota en una oferta de formación más dirigida a las necesidades del mercado laboral, y en la reinvención y transformación de los espacios que deben adaptarse para cumplir con las medidas de distanciamiento aún vigentes”.
Unas apreciaciones que comparte Carlos Martínez, presidente de IMF Institución Académica, quien sostiene que “con la pandemia se ha producido un cambio sustancial en la manera de enseñar y de aprender. Un cambio, por otra parte, que era muy necesario y que se debería haber hecho hace tiempo”.
La tecnología como facilitadora
Las escuelas de negocio, por su propia naturaleza, han procurado ir siempre en consonancia con aquello que ocurría en la realidad de las empresas. La incorporación de especializaciones con una importante carga tecnológica ya figuraba en sus programas, así como la de titulaciones que cubrieran la creciente demanda de trabajadores con conocimientos digitales.
“Los perfiles profesionales deben estar preparados para saber manejar las tecnologías disruptivas y las oportunidades laborales aparejadas a ellas. Las escuelas de negocio que entiendan las nuevas necesidades, y logren adaptarse en tiempo récord, serán las que tengan más éxito”, afirma Delgado. En The Valley ya han abierto una brecha al respecto con su sistema The Valley Flow, un modelo en el que el propio estudiante diseña su itinerario educativo. “Selecciona las temáticas que le parecen más relevantes para su futuro sin tener que adaptarse a planes ya estructurados”, describe la directora académica.
Las escuelas de negocio que entiendan las nuevas necesidades, y logren adaptarse en tiempo récord, serán las que tengan más éxito
Este año han rediseñado su oferta con tres tipos de programas que varían en la profundidad de la temática, duración y precios. “En todos ellos nos apoyamos en la tecnología como facilitadora para brindar experiencias telemáticas, similares a las presenciales o incluso enriquecidas”, explica la directora educativa. Dentro de su proyecto Reinvent que incluye el traslado a una nueva sede, han diseñado aulas, espacios de trabajo y salas de networking preparadas para desarrollar este nuevo modelo de educación.
El paso de la enseñanza presencial a la modalidad online implica una transformación de espacios y metodologías. “Se trata de un formato diferente en el que el docente debe buscar la interacción con el alumnado, tiene que haber puntos de anclaje, no vale con mandar webinars”, explica Nacho de Pinedo, fundador y CEO de ISDI, en conversación telefónica con D+I. “Es importante dinamizar el aprendizaje a través de herramientas colaborativas, como Slack, y actividades interactivas para que el alumnado aplique lo que ha aprendido”.
En esta institución educativa, su director asegura que empezaron a prepararse en febrero ante un posible cierre de sus centros. En previsión de lo que pudiera ocurrir con un virus entonces desconocido, que ya había llegado al norte de Italia desde China y que parecía propagarse rápidamente, diseñaron un plan para que sus alrededor de 800 alumnos distribuidos entre Europa y América continuaran con su formación. “Disponer de conectividad y asistencia tecnológica es otro factor esencial. Durante la pandemia los servidores de las plataformas de e-learning se han saturado. Cuando esto ocurría migrábamos a los de otro continente para mantener la actividad”, afirma De Pinedo.
La formación 'online' es formato diferente en el que el docente debe buscar la interacción con el alumnado, tiene que haber puntos de anclaje, no vale con mandar 'webinars'
De nuevo es la tecnología la que ofrece el soporte necesario, pero no es lo único. Como se adelantaba más arriba, los docentes son una pieza clave en la formación online. “No sirve solo trasladar una materia, es básico dirigir el aprendizaje desde la distancia, generando interés, creando debates y abriendo oportunidades de investigación o estudio de casos, porque la aplicación práctica de los conocimientos teóricos es fundamental para generar ese aprendizaje”, apunta el presidente de IMF a D+I.
En esta escuela de negocio se pueden conectar hasta 40 alumnos de manera simultánea a través de un video wall de 18 pantallas, “algo impensable hace 10 años”, dice Martínez. Los profesores colaboran con los estudiantes de un modo muy parecido al de una clase tradicional. Estos, a su vez, pueden levantar la mano, ver una pizarra, acceder a salas de grupos reducidos, realizar chats entre participantes o compartir documentos y contenido multimedia en tiempo real.
Para las evaluaciones han implantado un sistema de reconocimiento biométrico que identifica a los usuarios. De esta forma, pueden detectar posibles suplantaciones, desvíos constantes de la mirada, presencia de segundas personas, uso de dispositivos adicionales o la generación automática de alertas de revisión, entre otras posibilidades.
Ser capaces de ofrecer un entorno educativo adecuado a la actual situación es una de las prioridades de las escuelas de negocio desde el comienzo de la pandemia. Y lo seguirá siendo en 2021. Una transformación que va más allá de la formación y que implica un cambio de metodologías que se adapten, también, a las nuevas necesidades de un mercado laboral en continua evolución.