Madrid

Si hay un sector que se ha visto dramáticamente afectado por la covid-19, ese ha sido el del turismo. Las restricciones a la movilidad han sido un arma invisible contra la línea de flotación de esta milmillonaria industria, que representaba alrededor del 10,4% del PIB mundial en 2019. Y, a pesar de la progresiva vuelta a la normalidad durante el pasado curso, las llegadas de turistas internacionales fueron entre un 70% y 75% inferiores a las previas a la pandemia según la Organización Mundial del Turismo.

Un escenario que nadie en el sector desearía ni en sus peores pesadillas, pero que abre al mismo tiempo una particular oportunidad: la de reinventar el modelo turístico en base a la digitalización y la sostenibilidad.

Ambos eran retos pendientes de la industria desde hace varios años, pero ha sido el parón impuesto por las circunstancias el que ha dado el oxígeno necesario para analizar y reorientar muchas de las inversiones necesarias sin que el día a día penalicen un cambio trascendental de enorme calado.

La covid-19 ha puesto sobre la mesa las nuevas demandas de los consumidores hacia destinos que, más allá de su atractivo intrínseco, puedan ofrecer experiencias seguras y responsables no sólo con su entorno natural, sino también con las ciudades y sociedades a las que afecta. Y, al mismo tiempo, ha promovido el acelerón final de una necesidad de experiencias cada vez más personalizadas, con información en tiempo real de los destinos y nuevas formas de acercarse a los viajes (sin contacto, 100% online...) que obligan a la inexorable transformación digital del sector.

Así ha quedado patente durante Fitur 2022, la feria por excelencia del sector en nuestro país y que ha vuelto al formato presencial con una enorme afluencia de asistentes (alrededor de 7.000 personas, algo de lo que pueden dar buena fé los profesionales que tuvieron que hacer colas de hasta dos horas para acceder al recinto en la primera jornada debido a los cuellos de botella en los accesos de IFEMA). Un evento que, más allá de devolver las conexiones cara a cara entre los distintos agentes de la cadena de valor, ha repetido cual mantra los conceptos de digitalización y sostenibilidad en prácticamente todas sus esquinas.

En este caso, hubo algunos grandes despliegues visuales ni fuegos de artificio. También algún robot paseando por los rincones de Fiturtech Y (algo que pese a estar pasado de moda sigue muy presente en estos saraos) y los avatares digitales. Esta propuesta, que sí que fue bastante exitosa en el no tan lucido Mobile World Congress 2021, se replicó con relativo atino en Fitur, en el espacio de experiencias HELIXA, estrenado este curso. ¡Dichoso metaverso!

Ambos detalles, junto a la proliferación de gafas de realidad virtual en muchos stands, no dejan de ser algo anecdótico, la gracia del día, que no debe alejarnos de las verdaderas innovaciones del sector.

La propia ministra del ramo, Reyes Maroto, dejaba clara cuál es la prioridad para esta industria: "El éxito de nuestro modelo turístico debe basarse en la calidad y no en la cantidad, un modelo basado en el desarrollo de nuevos productos y servicios, aplicando la innovación y la digitalización como motores de la transformación, implementando un nuevo modelo sostenible en lo económico, social y medioambiental, que ofrezca a nuestros visitantes nuevas y mejores experiencias antes, durante y después de su visita".

El papel de lo público en estas lides ha marcado gran parte de la agenda de Fitur 2022. Empezando por los continuos debates sobre las ayudas al sector y la llegada de fondos europeos hasta culminar en cosas más concretas como los bonos del 'kit digital' para las pymes turísticas (que componen la mayor parte del tejido productivo en España) o el inminente lanzamiento del espacio de datos de Gaia-X que facilitará el intercambio de información entre los distintos agentes, nacionales e internacionales.

La presencia de las grandes tecnológicas en Fitur es la otra gran prueba de que se avecina un proceso de modernización tecnológica de dimensiones épicas. Igual que de startups y aceleradoras de toda índole: la industria tecnológica y la turística parecían fusionarse de una manera inusitada durante esta feria. 

Buen ejemplo de ello es el anuncio del 'hub' de innovación turística a cargo de Mastercard, que abrirá sus puertas en Madrid antes del verano. Y no hablamos solo de herramientas de gestión, aplicaciones de inteligencia artificial o de interfaces para esas anheladas experiencias digitales: el reto está orquestar una verdadera propuesta que tenga lo digital en el epicentro de su actuación, con el consiguiente -y quizás más importante si cabe- cambio cultural.

Noticias relacionadas