La primera revolución industrial fue un hito y un punto de no retorno. La cuarta, la que vivimos en la actualidad, tiene muchas más aristas, es mucho más compleja, pero ya hay suficientes indicios como para asumir que también va a marcar un antes y un después. La quinta, que ya se intuye, ni aparece todavía en el horizonte de muchas empresas, preocupadas aún de dar pasos firmes sobre el peldaño anterior.
¿Demasiados cambios? ¿Demasiado rápido? ¿Demasiada tecnología disponible? ¿Demasiados retos? ¿Demasiado nuevos? Y, derivado de todas las preguntas anterior: ¿demasiado miedo?
Esa batería de preguntas no está elegida al azar. Es el resumen del sentir de varios expertos en esta industria 4.0, todavía en desarrollo, y que ya hay quiere evolucionar hasta el 5.0. Es cierto que el sector está más digitalizado que nunca, que progresa adecuadamente en este ámbito, pero no lo es menos que no siempre todo es lo que parece.
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"Seamos sinceros, la industria actual dispone de una cantidad de datos que no representa ni el 5% de toda la cantidad de datos que podría tener", resalta David Lozano, IoT Manager Southern Europe & Middle East de Vodafone.
Como experto en la aplicación de internet de las cosas en la industria de cualquier tamaño, habla con conocimiento de causa y explica que "hay empresas que tienen recursos, pero a las que es difícil traccionar a través de la tecnología y otras que tienen mucho interés en evolucionar pero no tienen recursos".
Los expertos consultados coinciden en que, aunque todas son importantes, las compañías medianas y pequeñas representan la mayor parte del tejido empresarial español y por tanto esa barrera que es "la falta de recursos" es un peligro real.
Precisamente Vodafone, en su estudio anual sobre digitalización, revela que en torno al 70% de pymes consideran muy o bastante importante su transformación digital. Es un porcentaje alto que contrasta con la sensación general de que aún queda mucho por hacer y de que una cosa es ser consciente de la importancia de la tecnología aplicada a la industria y otra hacer como si no hubiera dificultades.
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Desde la consultora Deloitte lo tienen claro. Germán Martín, director de Tecnología, Estrategia y Consultoría de Transformación en la compañía, remarca que "la pyme industrial está acostumbrada a gestionar riesgos físicos pero no digitales".
Eso, en sí, ya es un freno para la evolución hacia el 4.0. Pero hay más. "Todas las industrias tienden a querer subirse a la ola de todas las tecnologías emergentes y pocas se hacen la pregunta sobre si esta u otra tecnología es útil para sus procesos", resume.
En relación con esto último, el responsable de Vodafone se permite añadir: "Lo conveniente para cualquier industria, sobre todo pyme, sería elegir el proceso que quiero transformar tecnológicamente y no elegir la tecnología que quiero aplicar sin saber a qué proceso puede beneficiar".
En este contexto, tanto Martín como Lozano hablan de la necesidad de un "cambio de mentalidad" o "un cambio de cultura".
"El mundo va tan rápido en este sector que no hay que adaptarse sino avanzarse"
"Necesitamos que la pyme pierda el miedo y todos tenemos que hacer autocrítica. Nos esforzamos en glosar todo tipo de tecnologías novedosas pero no reparamos en que a lo mejor lo que necesitan las empresas y sus líderes es conocer casos de uso, donde la tecnología sea el medio y no el fin", reflexiona Juan Miguel Poyatos, director académico del máster en Industria 4.0 que imparte la Escuela de Organización Industrial (EOI).
La Escuela de Organización Industrial - EOI es una fundación pública adscrita al Ministerio de Industria, Comercio y Turismo. A lo largo de sus 60 años de historia, ha intentado poner su granito de arena en la modernización de la economía e industria española a través de la formación de directivos.
Quizá esta escuela de negocios esté viviendo el momento clave. A la ya mencionada barrera cultural de la empresa española se une también la falta de "líderes del cambio" y, en general, a la falta de talento tecnológico especializado que quiera embarcarse en un sector "que, no nos engañemos, para muchos es sinónimo de pasado".
El propio Poyatos, al menos, reconoce que "las dinámicas están cambiando", aunque "España aún necesita un esfuerzo adicional para alinear el peso de su industria con los objetivos europeos".
"El cliente final ha cambiado"
En su opinión, el contexto que rodea a ese deseado proceso de transformación digital de las empesas se rodea de cuatro vectores clave.
Por un lado, "el cliente final ha cambiado por lo que los modelos de negocio cambian también muy rápido"; en segundo lugar, "se han abaratado las tecnologías, por lo que hay nuevas reglas sobre cómo ganar dinero"; evidentemente, otro vector a tener en cuenta es que "la digitalización trae nuevos competidores"; por último, la "sostenibilidad" es casi una obligación ya para cualquier compañía.
En este sentido, EOI "pretende preparar a esos líderes del cambio, que son los que tienen que anticiparse al nuevo entorno". Añade una frase lapidaria: "El mundo va tan rápido en este sector que no hay que adaptarse sino avanzarse".
Poyatos se suma a la opinión de los directivos de Deloitte y Vodafone -quienes, por cierto, también son profesores en este máster. "El reto, realmente, no es tecnológico sino que consiste en eliminar las barreras que se crean las propias empresas y, para ello, es necesario un cambio cultural", refrenda.
Los alumnos del máster de EOI suelen ser directivos de empresas "que saben a lo que vienen" y por tanto, además de aprender todo tipo de aplicaciones tecnológicas para su industria, "aprenden estrategia", revela Martín. "Aprenden mentalidad", remacha Lozano.
En resumen, el hecho de que haya estudios oficiales relacionados con la industria 4.0 como los de EOI no hace sino demostrar que este sector necesita líderes para ese cambio y que, a la vez, sepan reconducir la cultura de sus empresas hacia un uso eficaz y eficiente de la digitalización.
Sólo así el sector estará preparado para el siguiente paso, el de la industria 5.0, más centrada en los estándares sociales y de sostenibilidad y en la que el factor humano, tiene que estar más presente que nunca.