Hay constancia de que en el Antiguo Egipto ya había tratados donde se mencionaban enfermedades oculares. Y que Hipócrates de Cos, contemporáneo de Sócrates y creador del “juramento hipocrático”, que resume algunos de los principios éticos de la medicina, ya describió algunos problemas de la visión, como las cataratas o los orzuelos.
La preocupación por la salud visual viene de largo. Sobre quién inventó y fabricó las primeras gafas hay varias teorías, pero la más sólida señala al monje franciscano Alejandro della Spina, quien en el siglo XIII diseñó unas lentes de uso personal que ampliaban la vista para corregir la presbicia utilizando cristal de Murano tratado previamente.
Desde entonces, los avances en este campo han sido numerosos. Miopía, astigmatismo o hipermetropía son algunas de las enfermedades oculares que se pueden corregir con gafas. Ahora diagnosticarlas no entraña ninguna complejidad y es cuestión de minutos averiguar cuál es la graduación adecuada para cada persona. Pero hasta hace no mucho, podía llevar días.
Fue en los años 70 cuando un madrileño, con experiencia en el sector óptico, se propuso darle una vuelta a esta industria en España. José María Ferri, una persona curiosa e inquieta por naturaleza –según cuentan los que le conocieron–, había oído hablar de una máquina que utilizan en Alemania para saber la graduación casi al momento: la computadora óptica.
La importó, pero esta innovación trajo otro reto: el diagnóstico se aceleró, pero la fabricación de las lentes seguía siendo lenta; y Ferri se propuso ponerle remedio. En este caso, una tecnología desarrollada en Estados Unidos que tallaba el cristal reduciendo considerablemente los tiempos de disponibilidad de las gafas. De la unión de ambas mejoras, en 1985 nació Visionlab con el lema “Sus gafas en una hora”, repasa para este medio la directora de la firma desde 2022, Anne Delmas.
‘Picking’ por voz
Para cumplir con su promesa, este nuevo modelo de establecimiento óptico integró un pequeño laboratorio para las lentes con las graduaciones más comunes, y que han sido previamente tratadas en el centro de investigación que esta empresa tiene en Madrid y al que ha podido entrar D+I - EL ESPAÑOL.
Unas instalaciones donde también se gestiona la logística con los más de 100 puntos de venta repartidos entre España y Portugal. “Todo el sistema está conectado con las tiendas”, explica a este medio el director técnico de sistemas y datos de Visionlab, Gonzalo Lanchas, que ejerce de guía durante la visita.
El almacén, completamente robotizado, incorpora desde 2008 el “picking por voz, que permite una gestión de casi 80.000 productos con los que trabajamos de una forma más eficiente y reduciendo errores”. Los operarios dan órdenes por voz, tanto para retirar artículos como para añadirlos a un sistema de almacenaje que está organizado por cubículos, y no por estanterías. Lanchas asegura que fueron los primeros en incorporarlo en España hace casi 15 años.
Estos cubículos rotan hasta permitir el acceso al lugar donde se debe colocar o retirar la mercancía. Todas ellas, pequeñas piezas con las que se fabrican las lentes. “El que se mueve es el sistema [las estanterías] y no el operario, tras recibir las peticiones de cada una de nuestras tiendas, reduciendo así los tiempos de formación”. Además de mejorar la trazabilidad y el control de las existencias.
Alta personalización
Junto a la “eficiencia operativa”, el laboratorio de Visionlab ha destacado desde el momento de su nacimiento por la incorporación de tecnologías innovadoras. Ya lo hizo desde los inicios su fundador, José María Ferri (fallecido en 2021), uniendo en un mismo centro el servicio de óptica y el laboratorio de fabricación de lentes, y se ha mantenido hasta hoy.
Para fabricar “sus gafas en una hora” utilizan cuestionarios que les ayudan a definir rasgos individuales, teniendo en cuenta diversas actividades y preferencias de los usuarios, y luego identifican perfiles similares. “Este proceso permite una producción más personalizada y eficiente de gafas, adaptándose a las necesidades específicas de cada cliente”, aporta Lanchas.
En términos de producción, emplean técnicas con las que “esculpen” la lente “en bruto” y la preparan para su posterior graduación; después las pulen para conseguir que el material sea transparente (ya no se usa cristal, cuentan a esta periodista, sino diferentes tipos de plásticos); y, a continuación, graban con láser dos pequeñas marcas “para que cuando las lentes lleguen al establecimiento, sepan qué modelo es y terminen de personalizarlas para el cliente”, describe el director de sistemas.
“Desde este laboratorio, trabajamos en colaboración con las tiendas para asegurar la correcta colocación y ajuste de las lentes. Además, ya estamos explorando nuevas formas de interactuar con los clientes más interactivas mediante el uso de algoritmos de machine learning”, adelanta Lanchas.
Colaborar para innovar
En sus casi cuatro décadas de historia, Visionlab ha destacado por su afán de ir siempre un paso por delante en el sector de la óptica desde que en 1990 lanzó su marca de lentes de fabricación propia. Entre sus hitos, figuran la introducción de “la capa hidrófoba” para reducir la suciedad y facilitar la limpieza de cristales, las lentes que bloquean las ondas electromagnéticas que emiten los aparatos electrónicos o las gafas progresivas tratadas con tecnologías digitales.
Parte de estas innovaciones las han sacado adelante con Indizen Optical Technologies (IOT), spin-off de la Facultad de Óptica y Optometría de la Universidad Complutense de Madrid, y con la que colaboran “muy activamente desde hace 10 años, considerándolos casi como nuestro departamento de I+D”, reconoce Lanchas.
Con esta empresa han desarrollado unas lentes específicas para pilotos de aviones, “que necesitan enfocar a diferentes distancias para manejar todos los paneles de mandos de la cabina y esto se complica con la edad”. Y adelanta que están trabajando en unos cristales de conducción que bloquean las luces LED “para reducir los reflejos”.
“No depender de proveedores externos nos permite seguir innovando”, afirma Anne Delmas, la directora de Visionlab, y que también acompaña a esta periodista durante la visita. Actualmente, y según fuentes de la compañía, esta empresa óptica cuenta con 550 empleados y en el último año ha registrado una facturación de 50 millones de euros.