La pionera de la biotecnología molecular Margarita Salas, heredera y continuadora de la mejor ciencia española, (la ciencia acreditada por el premio Nobel de Severo Ochoa en 1959 de quien fue discípula y colaboradora), ha establecido hoy en el Stadthalle de Viena una extraordinaria marca de éxito, al conseguir de una sola vez dos galardones que la acreditan doblemente como la mejor inventora del año, otorgados por la Oficina Europea de Patentes (EPO).

El primero de los premios lo obtiene como vencedora en la categoría que reconoce los logros de toda una vida, fallado por un jurado internacional independiente de 12 personalidades expertas en el mundo de la innovación, por su vinculación a entidades de investigación, divulgación y la propia EPO, o ganadores de ediciones anteriores de los premios. Este jurado valoró su hallazgo e invención de la tecnología para duplicar material genético, a partir de mínimas muestras de ADN, mediante ADN polimerasa generada por el virus bacteriano Phi29 al infectar a la bacteria Bacillus Subtilis.

Esta técnica permite amplificar millones de veces un pequeño resto de ADN. Lo cual abrió las puertas a la secuenciación genética de todo tipo de muestras halladas en yacimientos arqueológicos y a la nueva investigación criminalística científica, que convierte en sólidas pistas policiales mínimas trazas de restos biológicos. La innovación de Salas puede multiplicar esas trazas millones de veces, sin alteración alguna, para someterlas a pruebas y análisis. Las realidades subyacentes en las populares series televisivas del tipo ‘CSI’, y sus imitadoras, no tendrían la menor base sin el trabajo patentado por Margarita Salas en 1989 en Estados Unidos.

Doctorada en bioquímica en 1963 por la Universidad Complutense de Madrid, Salas trabajó con el Nobel de bioquímica Severo Ochoa en la Universidad de Nueva York durante tres años. Luego regresó a España y fundó el primer grupo de investigación en genética molecular del país en 1967, en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Allí descubrió lo que podía conseguir con el virus phi29 y estableció el procedimiento cuya propiedad intelectual registró.

Una patente que según explicaba Salas a INNOVADORES hace unas semanas, cuando fue anunciada su candidatura a los premios EPO, rindió al CSIC las regalías suficientes, más de seis millones de dólares a lo largo de los años, para financiar la continuación de las investigaciones de su grupo de trabajo en el laboratorio de Madrid. Los derechos de la patente fueron adquiridos para su explotación por la empresa estadounidense Amersham Biosciencies, posteriormente absorbida por General Electric Healthcare. Esta compañía desarrolló kits sencillos para aplicar la técnica prácticamente hasta que la patente expiró en 2009.

En una espectacular ceremonia al estilo de los Oscar y con 600 invitados, Salas, que a sus 80 años sigue investigando activamente en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, no terminó hoy de experimentar emociones con la recogida del premio que reconoce su irrepetible trayectoria, imponiéndose al austriaco Maximilian Haider, creador de un eficaz microscopio electrónico, y a la polaca Marta Karczewicz, inventora de la compresión AVC para emitir vídeo en streaming.

Alegría doble porque esta era la segunda vez que subía al escenario tras recoger en primer lugar el premio otorgado por votación popular, al cual concurren de manera simultanea los 15 candidatos de las cinco categorías convocadas por EPO.

Nunca antes, desde que la Oficina Europea de Patentes instituyó ese galardón por votación popular en 2013 (ganado entonces, por cierto, por el español José Luis López), se había dado el caso de que el ganador elegido por sufragio a través de internet hubiera conseguido también el premio por decisión del jurado en la categoría en que concurría.

El nuevo presidente de EPO, António Campinos (lleva un año en el cargo, pero esta ha sido su primera gala), valoró que “Margarita Salas es una pionera en el campo de la genética molecular y un referente para todas las mujeres en la ciencia”.

El pasado mes de mayo Salas reconocía en su conversación con INNOVADORES la importancia de “la ejemplaridad de los maestros”, que en su caso fue Severo Ochoa, y ella misma lo es desde hace cinco décadas para sus estudiantes y colaboradores. Su imagen recibe hoy este doble espaldarazo internacional, que refuerza todavía más sus palabras de hace un mes, dedicadas a la presencia de la mujer en los laboratorios y en las aulas científicas: “En el caso mío [como maestra], que yo haya podido salir adelante creo que es un buen ejemplo para muchas mujeres que van a decir ‘si Margarita ha podido, yo también’”.

 

Los otros triunfadores de la Gala EPO