El mundo aeroespacial emplea cada vez más compuestos de polímeros reforzados con fibra de carbono para construir las estructuras de satélites, cohetes y aviones a reacción. Pero la vida de esos materiales se ve afectada por el calor que desprenden los motores. Un equipo de investigadores de la Facultad de Ingeniería FAMU-FSU del Instituto de Materiales de Alto Rendimiento de la Universidad Estatal de Florida ha desarrollado un escudo térmico que protege mejor esas máquinas extremadamente rápidas.
Este escudo, cuyo estudio se ha publicado en la revista Carbon, actúa como una especia de revestimiento ultrafino que no solo protege a la aeronave de las altas temperaturas, sino que, además, ayuda a sostener su estructura.
¿Cómo lo consiguen? Empleando nanotubos de carbono: hexágonos unidos de átomos de carbono en forma de cilindro, para construir una especie de escudos térmicos que proteja de las altas temperaturas que se desprende de los motores.
Las láminas de esos nanotubos tienen capacidades increíbles para conducir calor y electricidad. Así, al sumergirlos en una resina hecha de un compuesto llamado fenol, los investigadores crean un material liviano y flexible que, además, es lo suficientemente duradero como para proteger las aeronaves del intenso calor que provocan los motores.
Asimismo, estos nanotubos son menos vulnerables al agrietamiento a altas temperaturas en comparación con los materiales cerámicos. Otra de sus ventajas es que son livianos, lo que ayuda para reducir el peso de las estructuras en los aviones o cohetes.