Investigación
Desarrollan una mascarilla transparente, resistente y con la porosidad adecuada para frenar los virus
Investigadores suizos del EPFL y el EMPA trabajan desde hace dos años en estas mascarillas, que podrán producir a escala industrial en 2021. Además, son igual de resistentes que las quirúrgicas tradicionales y son sostenibles al estar fabricadas a partir de biomasa
11 junio, 2020 09:29La obligatoriedad de usar mascarilla para frenar la propagación de la Covid-19 ha provocado que la mitad de nuestra cara parmanezca oculta mientras hablamos con alguien como medida de seguridad sanitaria, pero para los niños, ancianos y personas con discapacidades auditivas puede resultar un obstáculo para comunicarse. ¿Cómo solucionarlo sin dejar de estar seguros frente al coronavirus? Con una mascarilla de un tejido transparente.
Y una máscarilla quirúrgica totalmente transparente, resistente, sostenible y con un nivel adecuado de porosidad es lo que ha desarrollado el Centro EssentialTech de la Escuela Politécnica Federal de Lausanne (EPFL) en Suiza, en colaboración con Empa (centro federal suizo para las ciencias materiales). De hecho, el equipo de investigadores ha creado una nueva empresa llamada HMCARE para comercializar estas mascarillas y ya ha captado un millón de francos suizos (unos 930.000 euros) para desarrollar su proceso de fabricación a escala industrial.
Este desarrollo no es fruto de unos meses, sino que los investigadores llevan trabajando en él durante los dos últimos años para conseguir crear un material basado en biomasa para fabricar estas mascarillas que está previsto lanzarlas al mercado a principios de 2021 a través de esta spin off. Llamadas HelloMasks, estas mascarillas transparentes están diseñadas principalmente para proteger a cuidadores y pacientes de forma "menos impersonal".
El brote de ébola en 2015, la inspiración
La idea surgió cuando Klaus Schönenberger, el jefe del Centro de Tecnología Esencial de la EPFL -cuya misión es ayudar a transferir tecnología moderna a los países en desarrollo- estaba trabajando en África occidental durante el brote del Ébola de 2015. "Fue conmovedor ver que las enfermeras, cubiertas de la cabeza a los pies con equipo protector, ponían fotos de sí mismas en su torso para que los pacientes pudieran ver sus rostros", dice.
Al año siguiente, Thierry Pelet, actual director general de la empresa, y Sacha Sidjanski, director de proyectos de la Escuela de Ciencias de la Vida de la EPFL, se pusieron en contacto con Schönenberger con un diseño inicial de una mascarilla transparente. Recordando su experiencia en África, Schönenberger no dudó ni un segundo. Pelet y Sidjanski se inspiraron en Diane Baatard, una antigua narradora de cuentos de los Hospitales Universitarios de Ginebra, a quien le parecía lamentable que los niños gravemente enfermos a los que atendía no pudieran ver sus expresiones faciales mientras hablaba.
"Buscando online se pueden encontrar prototipos que son parcialmente transparentes, pero son sólo mascarillas normales con parte del tejido reemplazado por plástico transparente", dice Pelet. Sin embargo, como ese plástico no es poroso, dificulta la respiración del usuario y se empaña fácilmente.
Los investigadores de la EPFL y Empa pasaron dos años encontrando la combinación correcta de transparencia, resistencia y porosidad. Finalmente encontraron una membrana hecha de un polímero desarrollado específicamente para esta aplicación. Las fibras del polímero están a sólo 100 nanómetros de distancia, que es el mismo espacio utilizado en las mascarillas convencionales: lo suficientemente pequeño para filtrar a los virus y las bacterias, pero lo suficientemente grande para dejar pasar el aire.
Producción del material
Como estas nuevas mascarillas serán desechables, al igual que las quirúrgicas tradicionales, los investigadores se centraron desde el principio en encontrar un material que fuera reciclable o biodegradable. "Nuestro material está hecho en un 99% de un derivado de la biomasa, y seguiremos trabajando en ellas hasta que sean completamente ecológicas", puntualiza Pelet.
El material se fabrica utilizando un método llamado electrospinning, en el que se utiliza una fuerza eléctrica para extraer fibras de polímero. Sin embargo, los investigadores adaptaron ligeramente el método para la producción a gran escala. "El material se generará en carretes, de los cuales se pueden cortar y ensamblar mascarillas individuales".
Además, el aumento de la demanda por la pandemia de la Covid-19 ha facilitado la recaudación de fondos para la puesta en marcha del proceso productivo. "Podríamos haber recaudado más de un millón de francos suizos, pero no necesitamos ese dinero extra ahora, así que lo hemos rechazamos", apostilla Pelet.
La investigación sobre HelloMasks fue financiada inicialmente por cerca de una docena de organizaciones sin fines de lucro y más tarde por una subvención de Innosuisse. Aunque las mascarillas se venderán primero a la comunidad médica -los dentistas también han expresado su interés- es posible que con el tiempo se comercialicen al público en general. El lanzamiento del producto podría tener lugar a principios de 2021.