“Al olfato nunca se le ha dado la importancia que tienen otros sentidos, como por ejemplo, la vista o el oído. Sin embargo las personas que padecen desordenes en el sentido del olfato sufren graves alteraciones en sus vidas”, afirma Xavier Lao, otorrinolaringólogo y jefe de la nueva Unidad del Olfato del Hospital Universitario Mutua Terrassa (HUMT), que cobró vida hace unos meses con el objetivo de tratar los pacientes que presentan problemáticas olfativas como consecuencia de haber sufrido infección por Covid-19.
“En el 80% de los casos de contagio por coronavirus se han observado alteraciones en el sentido del olfato. De este porcentaje, un 80% consiguen recuperarlo en los dos o tres meses siguientes de haber contraído la enfermedad, pero un 20% no lo recuperan o lo hacen de manera parcial o anómala”, puntualiza Lao.
La nueva Unidad del Olfato, gestionada por los servicios de Otorrinolaringología y de Rehabilitación del centro hospitalario, ha establecido un protocolo que está obteniendo resultados muy alentadores, basado en un entrenamiento con esencias básicas, imágenes y música, que reintroduce en el cerebro los olores que antes se identificaban y que la Covid-19 los eliminó de la memoria.
Una cuestión de calidad de vida
La anosmia, la pérdida total de olfato, afecta a la calidad de vida del paciente mucho más de lo que uno puede pensar. “No percibimos la importancia del sentido del olfato pero solo hay que imaginar situaciones como escapes de gas, incendios, alimentos en mal estado o incluso la higiene personal sin la posibilidad de poder utilizar el olfato como signo de alerta”, explica Lao.
Otro tipo de situaciones más íntimas, como no reconocer el olor corporal de la pareja, ocasiona problemas emocionales de envergadura, imposibles de imaginar antes de padecer anosmia. “Pero no en todos los casos existe una pérdida total del olfato sino que éste puede verse alterado por un funcionamiento anómalo, como por ejemplo lo que llamamos cascomias, referidas a olores desagradables que se sienten frente a según que alimentos, personas o espacios físicos, que antes no se percibían en negativo, o las fantosmias, las alucinaciones olfativas, que nos hace percibir olores donde no los hay”, concreta Lao.
Cómo funciona
La nueva unidad olfativa proporciona a los pacientes un diagnóstico, tratamiento y seguimiento personalizado en la rehabilitación olfatoria.
“Realizamos una olfatometría para determinar el grado de afectación de la anosmia en el paciente y como paso previo a la rehabilitación. Esta prueba se repetirá al acabar el tratamiento, que tiene una duración de cuatro meses, para determinar su nivel de recuperación”, explica Lao.
La rehabilitación consiste en la realización de una serie de ejercicios repetitivos y orientados a reconocer de nuevo los olores. El paciente que ha sufrido la pérdida olfativa entrena su olfato y su memoria olfativa a través de una selección de olores y de la rehabilitación que activará la capacidad cerebral para volverlos a identificar, guardando la información y recordándola cuando proceda.
Los pacientes deben adquirir un kit de cuatro esencias básicas: rosa, eucalipto, limón y clavo. Una vez por semana, la rehabilitación se realiza en la Unidad del Olfato, ubicada en el Servicio de Rehabilitación de Consultas Externas del HUMT, mientras que el resto de días se deberá hacer en casa, hasta un total de ocho semanas, en una primera fase.
El procedimiento es sencillo: se impregnan una tira olfativa con la esencia mientras se observa una imagen en el móvil o la tableta, a la vez que se escucha la canción que la acompaña. El kit posee un QR impreso que dirige al paciente hacia la música y la imagen de cada esencia.
“Es importante realizar el entrenamiento en un espacio muy aireado, dos horas antes o después de haber comido. Se debe oler la primera tira olfativa durante 30 segundos, observando la imagen y escuchando la música, y entre esencia y esencia se debe descansar dos minutos. Así cada día durante dos meses”, explica Bet Permanyer, coordinadora de fisioterapia del Servicio de Rehabilitación del HUMT. Este tratamiento repetitivo está dirigido por Alex Ibars, terapeuta ocupacional, que realiza el seguimiento personalizado de los pacientes de la unidad.
Después de estos primeros dos meses, “en los que hemos observado que todos los pacientes han conseguido recuperar una parte importante del olfato”, apunta Permanyer, se da inicio a la segunda fase del tratamiento, esta vez con esencias de chocolate, café, melocotón y lavanda. “El procedimiento que se sigue es el mismo y el terapeuta ocupacional trabaja la motivación en los pacientes, algunos de ellos realmente desesperados por la falta de olfato”. Actualmente, la unidad trata quince pacientes con afectaciones olfativas.
Al margen de las personas que han padecido Covid-19, la nueva unidad también prestará servicio en un futuro próximo a los pacientes que presenten esta problemática derivada de otras patologías, como infecciones virales del sistema respiratorio superior (constipado común, gripe, rinitis alérgica, pólipos nasales o sinusitis agudas y crónicas), enfermedades neurodegenerativas, traumatismos o tumores cerebrales o del área de otorrinolaringología. “La Unidad del Olfato ha venido para quedarse”, sentencia el doctor Lao.