La epilepsia es el trastorno cerebral grave más frecuente. Hasta el 30% de las personas que lo padecen no pueden controlar las crisis con fármacos. Para estos pacientes, la cirugía puede ser una opción viable. La extirpación quirúrgica de la zona del cerebro donde se inician las crisis podría evitar las convulsiones. Sin embargo, el éxito depende de que se identifique de forma precisa la zona a extirpar.
Las señales epilépticas abarcan una amplia gama de frecuencias, mucho más amplia que la banda que monitoriza el electroencefalograma convencional. Los biomarcadores de una zona de inicio de crisis incluyen oscilaciones muy rápidas, así como actividad ultralenta y variaciones del potencial continuo.
Estos últimos, en particular, pueden proporcionar información muy relevante asociada al inicio de las crisis, pero rara vez se utilizan por el bajo rendimiento de los electrodos disponibles. Las tecnologías actuales son limitadas en su capacidad para obtener con precisión, alta fidelidad y resolución espacial las señales cerebrales ultralentas o de baja frecuencia.
La capacidad de grabar y cartografiar todo el rango de señales cerebrales mediante sondas electrofisiológicas puede permitir un gran avance en la comprensión de las enfermedades cerebrales y facilitar el tratamiento clínico de los pacientes con diversos trastornos neurológicos
Ahora, un equipo internacional de investigadores con participación del CSIC ha presentado una sonda neuronal flexible. Fabricada con transistores de efecto de campo basados en grafeno (Field-Effect Transistor o FET, por sus siglas en inglés), es capaz de grabar todo el espectro de señales cerebrales, incluidas las de baja frecuencia.
Esto demuestra la capacidad de estos dispositivos para detectar con alta fidelidad las marcas electrográficas propias del cerebro epiléptico. Los resultados del estudio se han publicado en la revista 'Nature Nanotechnology'.
Guía para el tratamiento de la epilepsia
La aplicación de esta nueva tecnología permitirá a los investigadores entender el papel de las oscilaciones infralentas al sufrir una crisis epiléptica. Así como mejorar la detección de biomarcadores clínicamente relevantes asociados a la enfermedad.
La sonda neuronal de profundidad, desarrollada con grafeno, consiste en una matriz lineal de unos milímetros de longitud hecha de microtransistores integrados en un sustrato polimérico flexible de micrómetros de espesor. Estos dispositivos flexibles se implantaron en modelos animales que presentaban convulsiones y epilepsia.
Los dispositivos implantados proporcionaron durante semanas un registro de las señales cerebrales epilépticas con un gran ancho de banda y una resolución espacial extraordinaria. Además, las pruebas de biocompatibilidad crónica confirmaron que no hubo daños significativos en los tejidos ni inflamación neuronal, lo que se atribuye a la biocompatibilidad de los materiales utilizados, incluido el grafeno, y a la naturaleza flexible del dispositivo.
La futura traslación clínica de esta tecnología ofrece la posibilidad de identificar y delimitar con mayor precisión las zonas del cerebro responsables de la aparición de las crisis antes de la intervención quirúrgica. Esto permitiría realizar resecciones menos extensas y obtener mejores resultados. Por extensión, esta tecnología también puede aplicarse para mejorar la comprensión de otras enfermedades neurológicas asociadas a señales cerebrales lentas de baja frecuencia, como las lesiones cerebrales traumáticas, los accidentes cerebrovasculares y la migraña.
Este trabajo está liderado por el investigador Jose A. Garrido, del Instituto Catalán de Nanociencia y Nanotecnología (ICN2), el investigador Anton Guimerà Brunet, del Instituto de Microelectrónica de Barcelona (IMB-CNM-CSIC), y el investigador Rob Wykes, de la Universidad College London Queen Square Institute of Neurology (Reino Unido) y el Nanomedicine Lab de la University of Manchester (Reino Unido). El primer autor del artículo es el investigador Andrea Bonaccini Calia, hasta hace poco en el grupo del ICN2. Este trabajo se ha realizado en el marco del Proyecto Europeo Graphene Flagship.
“El desarrollo de neurotecnología basada en grafeno ha sido posible gracias a las capacidades de microfabricación de la Sala Blanca de Micro y Nanofabricación del IMB-CNM-CSIC”, explica Guimerà sobre esta Infraestructura Científica y Técnica Singular (ICTS), reconocida por el Ministerio de Ciencia e Innovación.