Que el crecimiento de las ciudades va a ser exponencial no es ningún secreto. La aglomeración y las megaciudades imperarán en unos años, pero de lo que hemos hablado poco, hasta la fecha, será de su cambio de rol gracias a esa súper concentración de la población. Un hecho que pusieron sobre la mesa muchos de los ponentes que esta semana desfilaron por el escenario del World Built Environment Forum: las ciudades serán los nuevos estados.
«Muchos de los grandes cambios que pasarán están guiados por las ciudades. Cada vez tendrán una representación mayor y serán más importantes que los países», señaló Saeed Al Abbar, presidente Emirates Green Building Council. El motivo: combinan (y, sobre todo, combinarán) juventud, negocios, conectividad, oportunidades de trabajo y las aportaciones más importantes al PIB. Pero para lograrlo «las ciudades requieren fuertes liderazgos y estrategias», señaló Guy Grainger, CEO en EMEA de la consultora JLL, algo que no parece fácil de encontrar.
Y es que indudablemente la tecnología obliga a replantearse la configuración de las ciudades y también de sus espacios. Según Grainger entre el 50 y el 75% de los edificios tienen que adaptarse a la tecnología. «Hace 15 años intentaba convencer a los propietarios de los edificios de que los cableasen para permitir el acceso a internet. Pero ahora con eso no basta. Los inmuebles tienen que ser competitivos para atraer a empresas y residentes», aseguró Jonathan Ballon, vicepresidente y General Manager de internet de las cosas en Intel. Competirán entre sí por grandes compañías y por vecinos. «Las ciudades tendrán el poder, mucho más que los países. Y las capacidades y su insfraestructura las harán más o menos competitivas», sentenció.
Eso sí, como parte de este crecimiento también hay que asumir una cruel realidad: las ciudades más atractivas, también terminan siendo las más caras. Pero también son las más competitivas a nivel empresarial y generación de ingresos. Y si estos efectos se potencian, se intensificará también la división social entre quien está dentro de lo atractivo y quien está fuera. Las desigualdades sociales se acentuarán y no sólo como consecuencia de todos aquellos que podrían perder su empleo por la automatización de procesos.
«El gran reto del futuro más próximo no será entender y aplicar los desarrollos tecnológicos, sino atender las desigualdades crecientes», apuntó Chris Choa, vicepresidente de la firma internacional de arquitectura e ingeniería AECOM.
Pero las grandes ciudades también tendrán que pelear por los afortunados que estén dentro del círculo. «Tenemos que pensar no sólo cómo atraer talento a nuestras ciudades, sino también cómo retenerlo. Tienen que ser buenos lugares en los que queramos vivir», aseguró Zoe Green, gerente de planificación y desarrollo urbano de PwC. Más espacios verdes, más tecnología y mejores infraestructuras serán la clave.