Fichar en el campo no es tarea fácil. No se pueden poner en plantaciones agrícolas lectores de tarjetas para que los jornaleros la pasen cada vez que empiezan su turno. Partiendo de esta base, un grupo de doctores y licenciados en Matemáticas e Ingeniería de Murcia empezaron a buscar una solución que resolviese esta ecuación y también "la usurpación de identidad" que se produce en algunos campos entre los jornaleros.

La respuesta fue Biometric Vox, un empresa especializada en la autenticación biométrica por voz. El campo es un ambiente demasiado complejo para garantizar la correcta identificación de trabajadores con  otras herramientas de biometría: los cambios climatológicos dificultan la correcta identificación de rostro o iris. Y por eso nació Checkvox, un "motor biométrico con una precisión equivalente o superior a la huella dactilar", explica Carlos Gavilán, responsable de desarrollo de negocio de la empresa. 

El despliegue es mucho más sencillo y menos invasivo que el del resto de biometrías

Este motor funciona como un Software as a Service. Las empresas compran el servicio y ellos lo introducen en uno o varios teléfonos. Tras instalarlo y pregrabar las voces de los empleados, estos sólo tienen que decir ante el dispositivo del capataz su nombre o código de acceso antes de empezar la jornada. El móvil responde confirmando que esa persona es la que dice ser y confirmando si le toca trabajar esa jornada o no. 

La principal ventaja es que no se requiere de una inversión potente en infraestructura, ya que basta con una llamada normal y corriente y un terminal en el que se instale el software. Se pierden 12 segundos en registrar por primera vez los parámetros biométricos de los trabajadores y sólo cinco cada vez que hay que verificarlos. "El despliegue es mucho más sencillo y menos invasivo que el del resto de biometrías", explica. 

Esta tecnología se usa también para el control de presencia y horario en una cadena de concesionarios. "La voz no se te puede olvidar en casa como una tarjeta", dice Gavilán. Y la biometría vocal impide cualquier tipo de fraude. Así, los trabajadores se sientan en su puesto, realizan una llamada y se identifican con su código al empezar y terminar la jornada. En España ya hay jurisprudencia que establece la obligación por parte de las empresas de controlar las horas efectivas de trabajo de sus empleados y esta herramienta pretende facilitar el cumplimiento de este requisito. 

La voz no se te puede olvidar en casa como una tarjeta

El último paso en su crecimiento ha sido aplicar esta tecnología de reconocimiento de voz de alta precisión al campo de la firma digital. Firvox es una plataforma de firma biométrica por voz, auditada y avalada por la Agencia Europea de Confianza Digital (EADTrust, por sus siglas en inglés) , que proporciona una firma electrónica con plena validez jurídica.

Esta firma cumple con todos los requerimientos legislativos españoles y europeos, recalca Gavilán. Así, hasta ahora, cuando, por ejemplo, cambiamos de compañía telefónica y hacemos la gestión por teléfono, se nos realiza una grabación que, en realidad, no tiene validez legal. El contrato no se produce legalmente hasta que devuelves la carta firmada que te llega a casa y esta la deposita ante notario. 

Con Firvox el contrato se firma en el mismo momento de la llamada, ya que en lugar de grabar simplemente la conversación, se registran todos los patrones biométricos. Al terminar la conversación, ambas partes reciben el contrato en PDF,  un fichero de la grabación encriptado con los parámetros vocales únicos del cliente y la misma conversación sin cifrar; esto es, se puede oír perfectamente pero no se pueden extraer los parámetros vocales.

Así, una vez concluida, "también conseguimos la simetría probatoria", aclara Gavilán, porque las grabaciones que nos realizan las compañías nunca las recibimos. De esta forma, en temas sensibles como los bancarios, se puede demostrar siempre si se explicaron bien o no los términos y condiciones de un producto. "Una grabación es más fiable que te digan que el riesgo del producto es de seis sobre 10", sentencia Gavilán.

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